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Rarezas Maravillosas de Otro Mundo: El Soundpainting

- Por: helagone

Dentro de nuestra colección de Rarezas Maravillosas de Otro Mundo, les presentamos el Soundpainting, lenguaje corporal y musical que tiene como eje la improvisación. Les introduce a este universo José Carlos Ibáñez Olvera, uno de los principales impulsores del Soundpainting en México, y que dentro de sus ocupaciones está también montar la carpa del Freakshow los lunes a las 20 hrs. en esta su estación pirata por excelencia. Disfrute.

Soundpainting: un lenguaje donde no existe el error

José Carlos Ibáñez Olvera

tomado de www.notaalpie.org

Soundpainting, creado en los años 80 por el músico neoyorkino Walter Thompson, es un lenguaje de signos multidisciplinario para componer en tiempo real performances pluridisciplinares.

Dirigido a músicos, bailarines, actores, poetas y artistas visuales, este lenguaje nace de la idea de dirigir y darle forma a la improvisación a la vez que se ejecuta. El director del conjunto (soundpainter) se convierte en compositor. Su herramienta de creación son los gestos que al dibujarlos en el espacio se convierten en sonidos, la materia prima de la creación.

Dice Walter Thompson: “Hola, bienvenidos. En el soundpainting no existe el error, no hay fallos, no hay juicios de valor estético. Lo único que podría llamarse error es que al imaginar que se equivocan dejen de hacer lo que están haciendo.”

La historia de cómo me topé con este lenguaje es un tanto curiosa. Hace un par de años vivía en la ciudad de Barcelona, tenía un tiempo que no me sentía bien. En el tema musical siempre he sido del tipo de persona activa a la que les gusta tocar instrumentos, jugar e improvisar. Eso estaba en “contra” de lo aprendido en la escuela donde te dicen que el compositor es un ser aparte del músico ‒tema sobre el cual no me interesa discutir por el momento‒, así que me encontraba en una ciudad nueva, sin conocer a casi nadie, sin contactos ni relación con el medio musical. Asistí a algunas clases en el conservatorio municipal de Catalunya en donde ayudé por algunas semanas al director de la orquesta juvenil pero por más que intentaba, el mundo académico me daba una patada en el culo.

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