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8 puntos sobre el extraño caso de la transparencia presupuestaria mexicana, un análisis de FUNDAR

- Por: helagone

A inicios de esta semana, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, presentó al Congreso el presupuesto de egresos 2016. Como se había anunciado desde hace meses, se prometía que el presupuesto sería austero, acorde a los tiempos difíciles de la economía global. Más adelante, esos recortes empezaron a tomar forma, y esa forma era de la siempre: educación, cultura y salud. Para el ciudadano de a pie no hay noticias en todo lo anterior. Los presupuestos parecen ser entes ajenos a la población, la idea de que el dinero público es el dinero de todos parece más una de esas leyendas de que las abuelitas o los tíos juran haber vivido, pero que todo el mundo asume que sólo sucedieron en su cabeza.
El hecho de que los presupuestos estén llenos de tecnicismos, y que se muevan cantidades exorbitantes que sólo unos pocos pueden concebir, no abona en nada a una ciudadanía informada. En teoría en un presupuesto eficaz, cualquier persona podría rastrear su dinero  desde que sale de su bolsillo hasta que se gasta y se reporta ese gasto. Esa teoría es bastante lejana en nuestro país. O no.
El martes pasado, el Centro de Investigaciones FUNDAR presentó el Índice de Presupuesto Abierto. Esto es una calificación internacional resultado de la Encuesta de Presupuesto Abierto, respondida por organizaciones civiles e instituciones públicas. Se trata de una encuesta basada en ocho documentos, en que se evalúa qué tanta información disponible y comprensible hay sobre los presupuestos. Evalúa del 0 al 100 tres aspectos: transparencia, participación ciudadana y  vigilancia.
Suena muy complicado, pero no lo es tanto, para poner un poco en claro cómo le fue a México en esta encuesta y el por qué nuestros presupuestos no están tan bien evaluados.
1. Primero lo primero, las calificaciones para México en este 2015 fueron estas: Transparencia: 66, Participación ciudadana: 45, Vigilancia: Congreso: 44, Auditoria Superior de la Federación: 92. De entrada suena como que no nos fue tan mal, pero…
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2. … el asunto es lo que hay detrás de esa calificación. En Transparencia, si bien sólo hace falta uno de los ocho documentos solicitados, hay una falla importante al hacer que la información disponible sea detallada y comprensible para la sociedad. Es decir, no se trata sólo de que nos digan cuánto se gastó, sino en qué y por qué.
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3. En el rubro de Participación Ciudadana andamos de capa caída. Aun cuando la calificación de México es más alta que el promedio global (25), en realidad no hay ningún tipo de facilidad para que la sociedad civil tenga una injerencia real en la elaboración de presupuestos. Los encargados de decidir en qué se gasta el dinero público no están obligados a tomar en cuenta la opinión de expertos independientes, ni a recibir y evaluar propuestas ciudadanas.
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4. Si pasamos a la Vigilancia, la calificación de 44 es aún más engañosa. Lo que nos dice la Encuesta de la labor del Congreso es bastante desolador: tanto en la planeación como en la ejecución de los presupuestos la vigilancia del Congreso es nula. Es decir, nuestros representantes no están muy al tanto de en qué decide gastarse, ni si se cambian los rubros, ni si se sobregira o les sobra lana. Un ejemplo de ello es el gasto en publicidad oficial del que ya les hemos contado.
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5. Y bueno, vamos a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), nuestra esperanza, la institución que sacó un 92 en el examen. Y lo hizo por su buena chamba encontrando fallas y emitiendo recomendaciones. Para muestra un botón ¿recuerdan ese reporte de los 900 millones condonados a Sabritas?
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6. Peeero el asunto es que nadie sabe qué pasa con las recomendaciones que emite la ASF. Nadie vigila que las cosas se corrijan después de que se encontró una falla, ni se sanciona a quien incumple la ley. O sea que puras buenas intenciones de los señores auditores, así como las de don Virgilio Andrande (aká Frodo).
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7. De la Encuesta de Presupuesto Abierto surgen 9 recomendaciones. Toda ellas orientadas a dar mayor detalle y claridad sobre los objetivos del gasto, de la deuda pública, explicar en qué se gasta, por qué, si el dinero público es aprovechado de la mejor manera, es decir, todo eso que quisiéramos todos cuando vemos cosas como éstas
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8. Para acabar de entristecernos un poco, la Encuesta revela que los países con mayor calificación tienen también una menor percepción de corrupción. Lo que significa que en nuestro México, donde el 88% de la población no mete las manos al fuego ni por sí mismo, es complicado (que no imposible) realizar lo necesario para cambiar la situación.
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Pueden conocer el resultado completo de la encuesta, la metodología y las recomendaciones aquí. También consulten el canal de FUNDAR para tener más información sobre la sanidad presupuestal.