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#Ayotzinapa1año. Marchamos ¿y después qué? A un año de Ayotzinapa, empieza la cuenta regresiva…

- Por: helagone

Por Mariana Favela
@favulas
A unos días de la campaña global en solidaridad con Ayotzinapa el gobierno federal refuerza una estrategia mediática que insiste en reducir la desaparición forzada de los estudiantes a un problema de narcotráfico. No aprenden. Simulan detenciones, que como las familias señalaron, pudieron hacerse hace meses pues desde entonces la PGR tenía información precisa sobre el paradero de los chivos expiatorios que ahora quieren presentar como responsables. Quieren administrar el dolor, el coraje.
Hoy aparece Miranda de Wallace en rueda de prensa para defender una posición atroz: que no se trata de desaparición forzada sino de secuestro. Wallace, por supuesto, evita usar una expresión que pone la llaga sobre la responsabilidad del Estado y prefiere el eufemismo de los ‘derechos humanos‘. Argumenta que existen conflictos de interés y que se ha politizado el caso. Que el grupo de expertas y expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no debería intervenir porque México cuenta con las instituciones necesarias para resolver estos problemas. Ella y sus declaraciones a modo son prueba de lo contrario. La miseria del poder de arriba no tiene límites.
En paralelo, Peña acepta reunirse con las familias pero al mismo tiempo ordena un fuerte operativo militar que les acorrala en Tixtla e impide que se trasladen a la Ciudad de México donde se tienen preparadas diferentes actividades.
¿Cuál es la estrategia del gobierno a pocos días de cumplirse un año del ataque paramilitar contra los normalistas? ¿Qué opciones les quedan ahora que la verdad histórica se desmoronó?
ayotzinapa epn
Se esperan movilizaciones multitudinarias. La agenda anunciada ya deja ver una jornada de protesta de alcance internacional. Sin el menor ánimo de conmemorar un aniversario, con la herida abierta y el coraje a flor de piel, la gente se prepara para salir a las calles. La campaña oficial es reflejo de una autoridad desgastada, sin credibilidad. Patadas de ahogados. Quemaron todas sus cartas. Todas menos una: la represión.
¿Qué vamos a hacer entonces? Quedarnos en casa no es una opción. Tampoco es una alternativa resignarnos a documentar las agresiones y liberar detenidos cuando Mancera en connivencia con el gobierno federal ordene un operativo represivo. Algo tenemos que aprender. Preparémonos para documentar, sí, pero también presionemos para que la represión no sea una posibilidad ese día. Que lo sepan Mancera y el gobierno del Distrito Federal, no estamos dispuestas a marchar rodeadas de militares y de cuerpos policiacos.
Pero hay un problema más hondo, una pregunta que me persigue, ¿y después qué? ¿Vamos a marchar para volver a casa y seguir nuestras vidas como si nada? ¿De qué sirven esas marchas? ¿Hacia dónde, con quienes y por qué marchamos? Las movilizaciones son importantes para vernos, reunirnos y re-conocernos. Es importante abrazar a las familias y en ese gesto de humanidad, sentirnos abrazadas nosotras mismas pero también es urgente dibujar pistas para trascender esa indignación, para hacerla efectiva.
Deberíamos empezar a deliberar las posiciones que nos llevan a reunirnos y a convocarnos el 26. No podemos esperar a estar en las calles, tenemos que empezar ya. Llevemos el juicio un paso más allá. Fue el Estado, lo sabemos, no está en duda. ¿Ahora qué? ¿Vamos a salir año con año a repetirlo o vamos a buscar el modo de presionar para que los responsables rindan cuentas?
¿Pero por dónde empezamos? Por reconocer nuestra fuerza. Por no comprar el discurso oficial de que no somos nada, de que somos cenizas. El riesgo de la represión con la que hoy amenazan es una respuesta frente al poder que tenemos. Lo saben ellos, que no nos pase por alto.
Ayotzinapa es la fosa que hundió a este gobierno, que cimbró al poder, pero también es el reto más fuerte a la creatividad política de los últimos años. Es un parteaguas para la sociedad. El límite de lo permisible. Nos obliga a pasar de la denuncia y la manifestación a una organización efectiva. Ni centralizada ni jerárquica, efectiva.
Que se abran los cuarteles. Que se lleve a juicio a los responsables. Que los medios sepan que las coberturas tendenciosas tendrán costo político. Que empiece el debate público.
ayotzinapa marcha