Por Christopher Nilton Arredondo
@niltopher
Como niño de los 90, me es fácil establecer una distinción cuasidogmática entre el rock y la música electrónica bailable. En los lejanos 90 existía una opinión (tan difundida que permeó hasta los lejanos 2000) que menospreciaba al “punchis punchis”, otro nombre que le han colgado al género, aunque sea de modo despectivo, por sus fórmulas iterativas, su parcialidad al ritmo frente a la melodía y la apariencia de poco esfuerzo y originalidad en contraste con el rock-pop tradicional, ejecutado por guitarras, bajo y batería, en un ambiente más artesanal, digamos.
Por eso de pronto es sorprendente que aparezca en la escena emergente de música rock-pop mexicana el nombre de Los Macuanos, una agrupación de Tijuana de algo que en apariencia no es rock, sino música electrónica; y no cualquier música electrónica, sino esta vertiente “tribal” o “trival” de la década corriente, esa que mezcla los beats escasamente complejos del electro-dance con los intervalos de tercera menor de las cumbias o las instrumentaciones de acordeón y banda de metales de la música norteña.
El DJ Marco Polo Gutiérrez (a. k. a. Siete Catorce) en el Especial Musical de Central Once dedicado a los Macuanos, clasifica a los de Tijuana como “Tribal técnicamente… pero (con) concepto. No es como el tribal que está bien tonto… sí está bien pensado”. Sabrá Dios si Siete Catorce se refería en específico a exitosos tribaleros como 3Ball MTY al hablar del tribal bien tonto, pero entendemos que, en la denuncia hecha en las piezas “Sangre/Bandera/Cruz”, “El Desastre” o “Soldado sin cara”, los Macuanos se distancian un poco de la frivolidad con la que fácilmente asociamos a los géneros bailables.
Incluso, la música de los Macuanos surge en medio de exigencias concretas; Reuben Torres, integrante de la banda, habla de un enfado con la ausencia de una escena musical de Tijuana: “la música electrónica… chafa, importada y bandas de rock muy forever, haciendo lo mismo por cinco años”. No olvidemos que el escenario de violencia en Tijuana, desatado por la guerra de FeCal contra el narco por el año 2008, propició la ausencia, y por lo mismo la necesidad, de espacios para el baile y la convivencia.
Los Macuanos se proponen dar a Tijuana una música electrónica que no les suene a importación y que presente cierta novedad al escucha, una novedad que tal vez ya no pueda hallarse en el rock-pop tradicional. Pero, ¿qué hay del centro del país? Cuando Boiler Room, famosa plataforma internacional de música pop, principalmente música electrónica, invitó a los Macuanos el año pasado a una de sus conocidas sesiones, el evento fue visto por muchos con algo de ironía, independientemente del éxito del trío durante esa sesión: los chavos fresas de las capitales urbanas, que a finales de la década pasada ninguneaban las primeras mezclas tribal-guaracheras, hoy bailan (sin necesidad de las botas de puntas largas) mientras discuten sobre el paralelismo entre los Macuanos y Kraftwerk.
Quien pensara eso con su respectiva dosis de suspicacia tiene algo de razón: el tribal guarachero está ganando terreno porque su diseño como producto de consumo es estructuralmente equilibrado: evoca la música popular bailable latinoamericana a la vez que la música pop bailable asociada al estilo de vida de las ciudades anglosajonas; tiene una función específica: el baile y la convivencia, a la vez que resuelve el tema del estatus social al combinar las tendencias bailables más populares del país.
Pero también, en el caso específico de los Macuanos, responde a una necesidad de denuncia social. Su apariencia escueta, que puede sugerir flojera o falta de talento, se corresponde con el miedo y las limitaciones de una juventud atrapada en sus casas, que son trincheras en la guerra contra la delincuencia.
Y aunque el LP, El Origen, mantiene en su mayor porcentaje una sonoridad festiva, los Macuanos, junto con otras manifestaciones similares, son la novedad en el panorama de la música pop reciente. Lo son por todo lo dicho anteriormente (denuncia social y estructuras de acuerdo a su funcionalidad), lo son porque generan polémica, porque son cosa nueva o cosa vieja que quiere pasar por nueva, y desata enojos o defensas, algo que el rock-pop tradicional difícilmente puede hacer hoy por sí mismo.
Los Macuanos, como ejemplo de música bailable que quiere imponerse como tendencia principal, son quizá el fenómeno más interesante de música en México que veremos en los próximos años.