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#24A: ¿Qué nos dejó la marea violeta?

- Por: helagone

Por Berenice Rodríguez
@berenice_rj
Fotos de @droncita, @_danielapatricia, @queso.de.queso, @MorasFurthur, y Guerrilla Comunicacional México
Quería abstenerme a hacer comentarios sobre lo sucedido el domingo-lunes, pero a veces se vuelve necesario sacar lo que uno lleva adentro. Al principio, cuando salió la convocatoria para salir a marchar, era una gran idea. Parecía una gran idea. Salir a levantar la voz. Tomar las calles. Volver a convertir las avenidas en ríos de indignación. Reclamar las calles nuestras bajo una premisa fundamental: Alto a las violencias machistas. La convocatoria nunca estuvo firmada por algún colectivo y/o particular, lo que fue positivo y negativo a su vez. Me explico. Si bien el no convocar a nombre de un grupo o colectivo dio la impresión de que podría ser una movilización general, abierta e impactante, fue esa misma ambigüedad la que contribuyó también a que se dieran ciertas confusiones en torno a la movilización. Como la cuestión de sí podían o no participar hombres. Y así fue que días previos, desde el miércoles-jueves, comencé a ver varios mensajes de mujeres y hombres comentando al respecto. Muchas mujeres decían que no podían asistir hombres, otras no decían o decían que sí. Se habló y escribió de todo: hombres, machos, de-construcción de masculinidades, de igualdad, de que no era justo, de protagonismos, etcétera. El punto aquí, para mí, era sobre ¿quién podía reivindicarse el derecho a tomar semejante decisión? Si obvia pero no explícitamente, la movilización era convocada por y para mujeres, hubo muchos huecos que no se resolvieron. Y si la idea de la convocatoria era: movilización nacional en contra de las violencias machistas, entonces, al menos como yo lo entendí, como principio no se había planteado la exclusión de hombres en la movilización. Si me hubiesen dicho que era una movilización de mujeres sólo para mujeres, en contra de las violencias machistas, sería entonces diferente. Me pregunto, ¿qué se está entendiendo por machista? ¿Acaso no existen las mujeres machistas? ¿Acabando a los hombres se acaba el machismo? Pensar un feminismo que se plantea que la solución a la violencia de género es acabar con los hombres, me parece algo ingenuo. Yo prefiero partir de la idea general de que no hay UN sólo feminismo sino multiplicidades.
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En torno a las “agresiones” contra hombres asistentes a la movilización tengo también una opinión. Si bien era un espacio creado por mujeres, nunca se dijo que sería sólo para mujeres. Pero no por eso dejaríamos a los hombres protagonizar. Porque en las luchas feministas, claro que las mujeres van primero. Hubo varios “reporteros” que sí transgredieron los límites que las compas marcaban. No tomaron en serio sus palabras y decisiones al no respetar sus acciones, al no darles espacio, o grabar y tomar fotos cuando ellas claramente les decían que no. Es válido decir “es un espacio público”, pero estábamos hablando de que no es no, entonces creo que, al menos por respeto o mero sentido común, había que mantener cierta distancia en momentos específicos. Muchas de las que reaccionaron de manera más tajante y agresiva, eran algunas de las que, por ejemplo, llevaban el torso desnudo, y muchos reporteros tomaban fotos directamente a sus cuerpos; si bien las compas descubrieron sus cuerpos para ser expuestos, tampoco el cubrimiento mediático debía enfocarse sólo a eso. O en casos más sencillos, las compas en topless iban en sus contingentes separatistas, y los medios se acercaban mucho a ellas. Me tocó ver en varias ocasiones, como contingentes, en especial una de las batukadas feministas, sacaban a a hombres de la movilización. Algunas sólo les gritaban “Hombres no”. Otras, les decían, “Compa, no puedes estar aquí”. Sólo les pedían que respetaran los contingentes o que se limitaran a subirse a la banqueta. Cosa que creo muy válida. Uno sabe bien, creo, y más si se dedica a este medio, que hay ciertas personas y posturas con las que uno debe mantenerse al margen. Conclusión: siento que varios hombres la cagaron y exageraron, pero también la respuesta de las compas no fue la más acertada en algunos casos.
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¿Cuál es ese OTRO mundo que queremos construir?
En cuanto a las pintas, tengo dos cuestiones aún atoradas en la cabeza. Una maraña de sentires e ideas. Reivindico las pintas. Siempre se me han hecho fundamentales en el ejercicio de la protesta y la movilización. Estuve al pendiente de varias pintas, vi a unas compas rayar, y luego a una policía mujer de tránsito comenzar a caminar hacia ellas. Me le atravesé, haciendo como que se me caía el sombrero para que ellas pudieran seguir caminando y perderse entre la multitud. Eso me sucedió dos veces. Claro que tenemos derecho a rayar nuestras calles. Claro que tenemos derecho a escribir nuestra historia. Claro que podemos y no vamos a dejar de hacerlo, ni vamos a pedir permiso.
Pero un punto importante: las pintas en el antimonumento a los 43. Es triste leer a un chingo de compas tachando de “mierdas”, de pendejas y de hipócritas a otras compas que no están de acuerdo en eso. Si bien la lucha feminista trasciende no sólo vertical sino horizontalmente la vida, no creo en la idea de pisotear otras luchas. La lucha por los 43, lejos del carácter autobiográfico de los 43, es una exigencia y lucha por respeto a la vida toda. Es un símbolo de las luchas que reivindicamos, es un símbolo de lo más elemental que es el derecho a la vida, a existir, al dejar de sobrevivir y comenzar a vivir. Y muchas veces se dijo: no son 43, son 43 más 30 mil desaparecidos y víctimas más. Tenemos presente que la violencia no nos toca a todos por igual. Hay condiciones socio-económicas y de género de por medio. Pero tampoco me vengan a decir aquellas compas que reivindican la idea de #YoNoSoyAyotzinpa, que TODAS las personas que apoyan y apoyaron el movimiento de Ayotzinapa, ignoran la violencia de género. Porque entonces están siendo sectarias. Casi tan sectarias como decir que su feminismo es el correcto, que su lucha política es la más válida, la más importante. Y no creo que sea así.
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El antimonumento, como su nombre lo indica, representa algo más que sólo la lucha de los 43. Para mí no es solamente “Un pedazo de fierro puede repintarse y seguir siendo el mismo”. Creo firmemente que es mucho más que eso. Si bien, las luchas frente al Estado no han sido tan radicales como nos gustaría o pensamos algunxs que deberían de ser, creo que el antimonumento es una batalla ganada. Entonces, si pensamos el contexto en el que se da, podemos ver claramente cómo el antimonumento puede ser una expresión de la disputa del espacio, la disputa del poder, es la disputa de la memoria y de la historia. Nuestro derecho a hacer nuestras historias. Es una lucha y conquista de nosotrxs ante un pinche Estado de mierda. Es la construcción y materialización de nuestro contra poder. Se rayó el antimonumento pero al pasar al lado del plantón por Ayotzi en PGR se contó en hasta 43. Algunos dirán que es “una contradicción”. Yo digo que no lo fue. No fue contradicción. Fue expresión de la multiplicidad de posturas. que convergieron en ese espacio. Fue demostración de lo tan abierta y heterogénea que fue la convocatoria. El único consenso era contra las violencias machistas. El eje feminista. No había otro eje explícito, por eso no es contradicción. Creo que estamos gastando energías de más en cosas que no son la prioridad cuando tenemos en realidad un enemigo común. Creo que no fue el momento ni el espacio para las reivindicaciones políticas personales de unas cuantas compas, ya que la movilización tenía otro objetivo. Considerando el esfuerzo que se realizó un día antes para restaurar el antimonumento, resultó una gran pedrada las pintas que se le hicieron. Y más si pensamos que hoy, justo hoy, 26 de abril del 2016 se cumple un año del antimonumento, y más allá de la estructura de fierro, hoy, se cumple 1 año y medio de la desaparición de los 43 normalistas.
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¿Acaso, tenemos derecho a valorar unas vidas sobre otras cuando ambas partes nos sabemos víctimas? ¿Acaso unos muertos valen más que otros? Las vidas no se comparan. No se trata de ver quién tiene o siente más dolor en el proceso. Se trata de cobijarnos y tratar de acompañarnos en estas luchas. Como ya lo he dicho antes, la lucha por un nuevo mundo no es sólo romántica sino también es toda una mierda que implica toda nuestra vida. Creo, e insisto, que el símbolo de los 43 va más allá del carácter autobiográfico. El 43 es un símbolo, un símbolo nuestro. En vez dividir, tratemos de sumar. Sí, las muertas de Juárez y las asesinadas a diario no han tenido el mismo repunte que los 43, no se puede negar, pero eso no es culpa de los familiares de los 43 y ni de los 43. En todo caso, de debe de cuestionar a otros actores colectivos. Sí ellos se hicieron famosos, y su protagonismo invisibiliza las otras luchas, por ejemplo las de las mujeres violentadas y asesinadas a diario. Sí, al igual que Yakiri, por ejemplo, a la cual apoyo completamente su acción de autodefensa, pero después se vio envuelta en todo un proceso de candidaturas políticas, adquiriendo protagonismo, por no decir oportunismo. Y ahí, no vi la misma crítica. Sí, lo único que trataron de hacer con las pintas en el antimonumento, fue ocupar los pocos espacios disponibles para la expresión del dolor, el hartazgo y la indignación social. Estoy de acuerdo, pero siempre y cuando haya consenso. Era algo tan básico como que el monumento es pro Ayotzinapa y trataron de ocuparlo desde una postura anti-Ayotzinapa, postura que es super válida pero al no ser la postura general de la movilización de ese día ni el objetivo, la acción política sobre ese memorial quedó fuera de lugar. No me imagino, y ni sé si me gustaría ver, a las compas que reivindican su contrapostura a Ayotzinapa viendo firmemente a los ojos a las madres de los 43, que llevan su dolor, angustia y rabia, al igual que los otros muchos familiares de otras mujeres y hombres desaparecidos, diciéndoles con voz fría directamente a las caras: Yo no soy Ayotzinapa.
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He leído comentarios sobre la marcha del domingo, que lejos de centrarse en la gran movilización, de dedican a desvirtuar una u otra cuestión particular de esto, sin una argumentación rígida al respecto. Por ejemplo: http://www.radiozapote.org/24a-y-el-antimonumento/ o en el otro extremo del pinche machismo egocéntrico http://themexicantimes.mx/la-vez-que-fui-agredido-por-feministas-extremistas/
¿Cómo tratar de sumar dividiendo?
El domingo no escribí nada ni publique fotos de la movilización. Estuve todo el tiempo al pendiente pero sin escribir. ¿Porqué? Porque efectivamente fue un día que revolucionó nuestras vidas. Era tanto lo que sentía al estar ahí que no podía digerirlo. Incluso me sentí rara. Tenía algo en el vientre y en la garganta que no me podía explicar. Tenía ganas de llorar, reír y gritar. Llegando a LA victoria alada, por no decir EL Ángel, tuve un golpe de realidad muy cabrón. Y fue que precisamente, estaba con la idea de que ese día marcaría nuestras vidas, ¿pero de qué forma? Suelo ser muy pesimista, u optimista con criterio, como lo quieran ver. Por eso ayer amanecí devastada. En medio de la enfermedad que me tiene tumbada en la cama desde el domingo en la noche, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza una idea: ¿qué seguiría? Si bien, la marcha ya es en sí misma un logro, una batalla, no lo es todo. Sí nos marcaría, pero ¿cómo lo haría? Me daba gusto pensar en la fuerza y todo lo que fuimos capaces de demostrar ayer pero ¿qué hacer para trascender y que no termine ahí? Esa es la pregunta que queda abierta. Y nos toca a cada una de las que estuvimos presentes buscar nuestros modos y ritmos.
Una crítica mucho más personal: los omvres con sus masculinidades de-construidas que ayer fueron a marchar con faldas. Se me hace más radical que los vatos sigan usando jeans por gusto, a que usen faldas porque son bien “políticamente sensibles”. No, gracias, yo prefiero y siento más de compas a quienes no deben demostrar su postura, simplemente la llevan a cabo: es tan radical la posición que no refuerza los estereotipos de género, y entonces, uso jeans porque creo y llevo a cabo la idea de que todo es igual porque lo resignifico en sí mismo y no reforzando estereotipos. Ahora, creo más radical un omvre que dice que usa falda porque es cómoda a uno que dice que lo hace porque está deconstruyéndose. Efectivamente, hubo omvres que trataron de sutilmente protagonizar ayer, pero también hubo muchos que en realidad iban a apoyar. Y no apoyar como de “pobrecitas“, sino convencidos del empoderamiento de ellas y con la convicción de que es una necesidad erradicar el machismo. Porque sí, en las luchas feministas las mujeres van primero, las mujeres deciden, las mujeres dirigen. Ellos deben sólo seguir y apoyar.
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Las revoluciones que llevamos a cabo nos cambian a nosotrxs mismxs, cambian las raíces de nuestro entorno y acabarán cambiando el mundo. No podemos sumar dividiendo. No podemos luchar verticalmente sin plantear al mismo tiempo una lucha horizontal. No podemos pisotear otras luchas por nuestras luchas. Se trata de tejer. Vencer el miedo con solidaridad. No reproducir lo que se repudia. Quedan muchas preguntas más que certezas respecto a lo vivido desde el domingo y lo que ha desencadenado ésta gran llamarada violeta que no tiene fin.
Como nota muy personal a todo esto..
El sábado, hasta tenía un poco de miedo de lo que se pudiese desencadenar el domingo. Las mujeres que se han subido a un vagón de mujeres en el metro o un camión exclusivo de mujeres no me dejarán mentir.. ¿Qué sé siente cuando se ingresa a uno de estos micro espacios de sólo mujeres? Al menos yo, si bien no me siento acosada como en un espacio mixto, se siente otro tipo de tensión. Hay miradas de odio, resentimientos, envidias y mil cosas más. Hay (micro) machismos aún entre mujeres en espacios sólo de mujeres. Entonces, creer que machismo es algo exclusivo de los hombres es cegarse un poco, por no decir un chingo. Ya me desvié de mi punto. La cuestión era que tenía miedo de todo lo que se pudiese producir ese día. Un miedo a tanta fuerza, a tanta capacidad, a tanta energía, rabia, amor y rebeldía. ¿Topan que cuando dos o más mujeres conviven juntas mucho tiempo, sus ciclos menstruales tienden a sincronizarse? Imaginen ahora, miles de mujeres juntas, miles de cuerpos en sincronía, empoderados aunque fuese por un sólo día, en las calles, sin miedo. Lo vivido ayer no sólo es una experiencia política súper fuerte, sino a nivel personal fue toda una revuelta sensorial.
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En fin. Sigo con mil ideas y sentires en la garganta. Este tema ha resultado ser toda una polémica, que como siempre, termina dividiendo y restando capacidad a lo que se pudiese gestar. Que la primavera violeta no acabe. Que las revoluciones de nuestros corazones no se apaguen. Es necesario a veces pensar también con la cabeza fría aunque tengamos el corazón ardiendo. Es necesario salir a veces de los ángulos desde los que observamos la vida, para poder entender un poco a los otros. Éstas son sólo unas cuantas líneas desesperadas que tratan de dar forma al debate que se está dando hoy en las calles, y sobre todo, al interior de mí..