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Dale mis saludos a Jim McCartney. A 74 años del nacimiento de "Paul"

- Por: helagone

Por Christopher Nilton Arredondo
@niltopher
Give My Regards to Broad Street es una película cómica con elementos de musical, dirigida por Peter Webb, escrita, protagonizada y musicalizada por el actor James Jim McCartney. Se estrenó en 1984 y cuenta las peripecias por las que pasa un músico de rock para recuperar las cintas perdidas de su más reciente LP.
Para entender de dónde salió una película tan mal recibida y vilipendiada por la crítica hay que establecer como antecedentes un par de elementos. El primero es el fenómeno del estrellato: su protagonista, James McCartney, es un popular actor, director, guionista, productor y músico cinematográfico de origen británico que alcanzó el estrellato en medio de las innovaciones artísticas de los años 60. Su participación en las cintas del director Richard Lester, A Hard Day’s Night (1964) y Help! (1965), le dieron un lugar irrefutable en el imaginario colectivo como el chico bien portado y galán sofisticado de las agrupaciones de rock de aquellos años. En estas cintas, Jim se convirtió en la imagen de rebeldía y buena vibra de la juventud sesentera. La cinta Give My Regards… debe leerse como el caso típico de un texto fílmico hecho a la medida de su protagonista.
El otro elemento a revisar es la inclinación genérica. La crítica considera Give My Regards… una comedia, término que describe la intención de hacer reír al espectador y que está emparentado con uno de los principales géneros del teatro clásico. Se nos anticipan situaciones de risa y un final feliz, requisitos mínimos para hacernos sentir que el boleto valió su precio.
Pero Give My Regards… no sólo basa su éxito en la comedia, sino también en la música. La cinta de Jim McCartney comparte características con otro conjunto de largometrajes musicales al que pertenecen las mencionadas cintas de Dick Lester, en las que se presentan, más que personajes, músicos de moda que interpretan una visión idealizada de sus vidas. Give My Regards… debe clasificarse como «comedia musical tras bambalinas» o algo así de ridículo.
En la cinta, McCartney interpreta a Paul, un músico de rock que ve en peligro su carrera cuando uno de sus ayudantes, Harry Torrington, desaparece con las cintas finales de su último disco. De no encontrarlas a la media noche de ese día, por relaciones contractuales, el negocio musical de Paul pasará a manos de un misterioso hombre de negocios llamado Rath. En medio de una apretada agenda de trabajo, Jim se entrevista con otros personajes para rastrear a Harry, al mismo tiempo que intenta quitarse la presión de la Mesa directiva, de los inspectores que investigan la desaparición de Harry y la que el mismo Rath genera con su sola presencia.
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La cinta, desde un punto de vista funcionalista, tiene dos lecturas: una de carácter individualista, en la que el Sujeto de la acción dramática (Paul) tiene como Objeto de deseo las cintas perdidas y está motivado por el temor a perder su fortuna. En la segunda lectura, Paul tiene como Objeto no las cintas, sino el amigo desaparecido; motivado por valores como la amistad y la lealtad, la acción ya no sería individual, sino colectiva.
Por su esquema doble, Jim ofrece un texto que puede satisfacer tanto a quienes buscan una comedia genérica irreflexiva como a los consumidores de experiencias humanas complejas. A la vez, esta comedia cuenta con módulos en su narración capaces de engendrar una considerable cantidad de enredos divertidos y entrelazamientos genéricos: un texto humorístico, musical y con intrigas detectivescas.
La caracterización de los personajes tampoco está a la deriva: el villano es visualmente convincente desde su primera escena; los aliados de Paul, Steve Stanley (Bryan Brown) y Alan (Philip Jackson) forman una pareja cómica clásica, etcétera. Mención aparte merece la caracterización del personaje motor: durante gran parte de la película no sabemos nada de Harry Torrington (Ian Hastings) que venga de él mismo. En su lugar sólo tenemos lo que los demás dicen de él. Sabemos que tiene antecedentes penales y suponemos, por un recuerdo de Paul, que él y Harry son amigos desde tiempos anteriores al arresto y al éxito profesional del músico. En ese recuerdo, Harry se nos presenta como un sujeto desafortunado y torpe más que como una mente criminal sin escrúpulos, a pesar de verlo en papel de desalmado en las muchas fantasías producidas por la sobreexcitada imaginación de Paul. Por esa construcción a base de contrastes, Harry es uno de los personajes de la cinta con un mayor potencial cómico.
Estructuralmente el guion de Jim parece perfecto; en las manos correctas, la película conmovería y haría reír sin tregua al espectador. Entonces, ¿por qué la crítica es tan severa con ella? Porque ni las manos de Peter Webb ni las del mismo Jim son las manos correctas. Hay una inmovilidad general en todos los personajes. Por ejemplo, el “malvado” Rath jamás se esfuerza en encontrar a Harry y asegurarse de que no aparezca para la media noche, como sí lo haría un villano en pleno ejercicio de su rol. En cambio, Paul hace todo sin que se le despeine una ceja: mientras que Dick Lester exponía a su héroe cómico, Ringo, al maltrato policíaco en A Hard Day’s Night y a la histeria de un culto religioso en Help!, creando situaciones vergonzosas para carcajearnos, Webb le ahorra a Jim el ridículo y a nosotros la risa.

Por otro lado, si no podemos reírnos de Jim, tampoco podemos contagiarnos de su angustia: su indolencia con la que dibuja una caricatura de Rath al principio de la cinta se mantiene a lo largo de ésta. Apenas si se perturba en el solo de guitarra de la canción No Values, cuando sus fantasías de una posible traición de Harry lo empujan a interrumpir un ensayo de su banda. Casi al final, la cinta nos saca una carcajada cuando Paul se imagina como artista callejero pidiendo limosa, pero no es suficiente. Además, McCartney nos vende una estampa del artista soñador, visión anticuada del fenómeno del estrellato, que incluso en su pieza musical Eleanor’s dream tiene rasgos clasistas.
Curiosamente, los únicos momentos en los que Jim demuestra sentimientos «genuinos» es durante sus interpretaciones musicales. Contrario a la versión tradicional del musical, las canciones de Give My Regards… no contribuyen a la narración realmente, sino que cada una tiene un sentido independiente, ajeno al devenir de los personajes. Esta característica por sí sola no representa un defecto (invoco nuevamente las cintas de Dick Lester en las que ocurre lo mismo con las canciones); sin embargo, aquí no existe un equilibrio entre música y narración: mientras que la intriga aspira a ser muy densa para conceder una parte a la plataforma musical, las canciones son autosuficientes y convierten al guion en un subterfugio. El conflicto pudo ser menos elaborado y las canciones serían igual de agradables para quienes gustan del rock-pop.
Por otro lado, quienes recomiendan saltarse la película e ir directamente a la banda sonora, hacen una lectura del filme sólo como narración cómica, ya que si lo hacemos como musical, asumimos que la secuencia de imágenes no es más importante que la música y, por ello, la pieza será tan buena como sus canciones (y, respetando gustos, estaríamos canónicamente ante un filme de rock-pop excelente).

Por eso creí necesario rescatar Give My Regards to Broad Street del olvido: una cinta con tantos elementos de calidad que al conjuntarse ofrecen un producto mediocre, nos recuerda que el cine, como actividad en la que interviene el talento de muchos profesionales distintos entre sí, no puede tomarse únicamente como narración (ni sólo como imagen, actuación, producción, etc.) La cinta de Jim dirigida por Webb sigue siendo valiosa por su montaje musical, por varias de sus secuencias de comicidad cruda y por esa idealización de la vida de una estrella detrás de los escenarios. Sus deficiencias nos deja lecciones básicas sobre la comprensión del cine en general, como si las cintas malas tuvieran más qué decirle a la crítica que las buenas.
Filmografía básica de James Paul Jim McCarteny (18 de junio 1942)
A Hard Day’s Night: filme cómico de 1964, dirigido por Richard Lester. Jim hace el papel de Paul.
Help!: filme cómico de 1965, dirigido por Richard Lester. Jim vuelve a encarnar a Paul.
Magical Mystery Tour: filme experimental de 1967, dirigido, producido, escrito y musicalizado por Jim y en el que interpreta varios papeles.
Let It Be: filme documental de 1970, dirigido por Michael Lindsay-Hogg. Jim obtuvo el Premio Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas a Mejor Banda Sonora por esta cinta.
Give My Regards To Broad Street: filme de 1984 dirigido por Peter Webb. Jim escribe y musicaliza la cinta, además retoma luego de casi 20 años su papel de Paul.