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#PecesSueltos presenta: Arthur Brown

- Por: helagone

A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick

Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.

The Crazy World of Arthur Brown

Por Albert Weber
@AlberthusWeber
 
Arthur Wilton Brown fue un extravagante artista inglés que experimentó profundamente con los límites del teatro y la puesta en escena dentro del escenario de rock. Sus presentaciones a finales de los años sesenta fueron tan originales y excéntricas que representan un parteaguas en lo que a rock y teatro se refiere, y marcaron un precedente invaluable, tal vez el primero, para posteriores fenómenos culturales de gran impacto, como Alice Cooper, KISS, King Diamond y prácticamente toda forma posterior de maquillaje en blanco y negro asemejando el estado de la muerte, principalmente el corpsepaint popularizado décadas después por las primeras oleadas de Black Metal, tanto en Sudamérica como Escandinavia.
Es principalmente reconocido por haber sido el fundador, frontman y principal representante de su proyecto The Crazy World of Arthur Brown, fundado en 1967. Su carrera desde un inicio tuvo un fuerte despegue gracias al sencillo “Fire”, el cual fue un hitazo del momento y llegó al puesto número 1 en el Reino Unido y Estados Unidos. Durante sus presentaciones, The Crazy World of Arthur Brown llevó a cabo una puesta en escena nunca antes vista en la historia del Rock ‘n’ Roll. Cargados de una psicodelia sonora propia de la época, la banda toca totalmente disfrazada, resaltando el papel de Brown que en medio de todos tiene un sombrero ardiente (el cual a lo largo de los años ocasionó más de un accidente en vivo). El performance de Brown está pletórico de energía, de manera locuaz, y es considerado tan transgresor para su época, que sería una imprecisión no considerarlo el antecedente más directo del Heavy Metal y su posterior cultura teatral, además de la utilización de voces agudas y disonantes. Su icónica frase, “I am the god of Hellfire”, será inmortalizada en esta legendaria presentación en el popularísimo programa Top of the pops:

La intención original de Brown era hacer un álbum conceptual donde este sencillo sería el tema central de la magna obra, que se llamaría “Tales From the Neurotic Nights of Hieronymous Anonymous”. Sin embargo, Kit Lambert, el productor de The Who, y quien posteriormente representaría a The Crazy World, convenció a Brown de utilizar un formato más amigable en el álbum para solventar las ventas necesarias. La obra, tal como la quería Arthur, nunca se llevó a cabo, aunque sí pudo acomodar varias canciones en lo que se conoce ahora como “la suite del fuego”. Se siguió utilizando el mismo concepto, llevándolo a otros niveles artísticos gracias a los mejores medios de producción audiovisual, obtenidos por el éxito del sencillo, el cual siendo tan solo un 7” de tres canciones llegó al rango de disco de oro.
https://www.youtube.com/watch?v=_ei1NoHPKU0
Algo que hay que entender del impacto de Arthur Brown es que todos tocaron con él. Ronnie Wood siempre reclamó haber grabado el bajo del sencillo antes de tocar con los Stones, a pesar de que los créditos del disco dicen lo contrario. Pete Townshend lo co-produjo junto con Kit Lambert, y llegó a hacer colaboraciones de tracks hablados. Carl Palmer sustituyó al baterista original, Drachen Theaker, un par de años antes de formar Emerson, Lake & Palmer, y su tecladista Vincent Crane abandonó el proyecto para formar el progresivísimo Atomic Rooster. En la década posterior Alice Cooper lo invitaría a compartir escenario, a manera de tributo a un ídolo que representa una de sus mayores influencias. Hawkwind, The Who, Hendrix, y hasta el mismísimo maestro Zappa, todos colaboraron en algún momento con el extravagante Brown, quien gozó de la más alta reputación durante los primeros años de los setenta, antes de la explosión del art-rock en Gran Bretaña y las avanzadas puestas en escena de Peter Gabriel o David Bowie.
No es casualidad que gran parte de sus colaboradores llevaron a cabo posteriormente proyectos de gran envergadura, algunos de ellos considerados como de los más importantes de la historia de la música popular en el siglo XX. Pero Arthur Brown nunca murió, desapareció por varios años para hacer distintos oficios de su agrado, alejado de la industria musical, (como dedicarse a la pintura y carpintería por años en Austin, Texas, junto con Jimmy Carl Black, el baterista original de los Mothers of Invention). Pero posteriormente decidió recrear un nuevo personaje, apto para las absurdas incoherencias del siglo XXI. Su nuevo concepto abandona el discurso contracultural de la magia y el ocultismo para insertarse en los nuevos miedos de la distopía y el terror tecnológico, ahora caracterizados por un tinte tribal, casi arquetípico.

En esta época de pérdidas, en este reciente crepúsculo de los ídolos, el verdadero Götterdämerung, donde lentamente desaparecen tantos de nuestros íconos musicales y dejan atrás un legado de éxito, excesos y más que nada una caricatura revisitada mil veces del artista de rock, debemos considerarnos con suerte de que todavía tenemos a Arthur Brown, un auténtico surrealista, un escultor primigenio de la cultura psicodélica. No esperemos a perder a este genio artístico para valorar su legado.