La pregunta no sobra ¿existe el stand-up mexicano? El stand-up es un género muy específico que parece estar buscándose un lugar en nuestro país, aunque los principios están un poco desdibujados. Como grandes seguidores del género, decidimos seguir la temporada completa del Stan Up Mostaza de Comedy Central para ver la oferta, reírnos un rato y, quizá, empezar a repensar el humor en México.
Por Óscar Muciño
@opmucino
El pasado viernes 17 de junio tuvo lugar una de la presentaciones que conforman la temporada de Stand-Up Comedy que se llevarán a cabo durante los viernes de los meses de junio, julio y agosto, en el foro conocido como La Bóveda del Hotel Four Points en la colonia Roma de la Ciudad de México. Y tuvimos la oportunidad de asistir
A un show de comedia debe irse con disposición de reír. Se decide entrar al juego. Uno de las pactos necesario para la transferencia humorística ocurre por la disposición de ánimo del espectador, quien sabe que acudirá a un lugar en donde lo que ocurra tendrá un matiz de “no seriedad” o por lo menos que puede ser tomado a broma.
Entre los distintos géneros de los actos que puede haber en un show de comedia hallamos la sesión de chistes, los sketches y el stand up. Éste último es un género que a mi parecer está cercano al ensayo. No es casual que, previo a la presentación de un show, el comediante haya pasado por un largo proceso de escritura de la rutina, texto que se va creando siempre para ser representado frente a público, como un antiguo orador que va a ofrecer verdades en el ágora.
Hay equivalencias entre los conferencistas de coloquios universitarios, ente los poetas que leen sus poemas en voz alta y el cómico. Públicos dispuestos a escuchar un discurso, en este caso del que se sabe no es “serio”, del que se puede reír, se crea un espacio de compartir, de formar un segmento de realidad apartado.
En el monologo cómico, término que podría servir para esquivar el anglicismo, se expone o presenta una idea, esta idea no se comprueba con un riguroso método científico, sino que se cometa y se le compara con anécdotas, ejemplos y citas. Además en el ensayo, al igual que en el monologo, hallamos a un sujeto enunciador que habla desde su subjetividad. Aunque esta subjetividad en muchas ocasiones está tamizada con un personaje que el comediante se crea para la ocasión. Así, podríamos entender al stand up como una disección del cotidiano vital, que lo exagera en su absurdo o en su elemento risible. Esto me recuerdo aquel pasaje del corpus hipocrático de la teoría humoral que habla de Demócrito, sabio de ciudadano de Abdera que ríe de los desatinos de sus conciudadanos, quienes lo creen enfermo o loco, pero que en realidad está más cuerdo que ellos pues ha aprendido a reír del accionar humano.
Ya instalado en mi lugar pensaba que si el foro debe ser estar acondicionado para la transmisión de un discurso, no era la mejor elección musical Alejandro Sanz con el dueto Jesse & Joy, o el reggaetón estilo Ritmo son Latino. Esto es anecdótico, pero por pura sintomática me hubiera gustado escuchar música más rock durante la espera. El stand up me parece más cercano a Frank Zappa que a Belinda, sólo por poner un ejemplo con respecto a la ambientación musical.
El show abrió con Sharon Sánchez, quien en su acto representó a una chica de escuela de monjas, ahora entrando en una edad en la que la soltería comienza a pesarle. Siente que la moral que recibió en su educación católica pone vallas a su calentura y a sus “malos deseos”, como podrían vallas las viejitas a una peregrinación del Papa. Estas barreras han impedido que agarre a un galán de dinero que termine con su situación de soltería. Porque ellos que quieren meter mano, y ella con su moral no se deja. Por eso ha decidido convertirse en una SDGP: Señora Gran Puta, para qué ser una Gaviota o una Anahí cuando puedo ser una Kate Middleton, se cuestiona Sharon. A quien también le gustaría que existiera un Instituto sobre la putería, para tomar un curso ahí. El punto fuerte o clímax de su rutina es la descripción de los distintos módulos de estudio que tendría una carrera en putería.
Sharon sólo fue un pequeño tentempié para dar paso al show principal, compuesto por los comediantes Mónica Escobedo, René Franco y Alex Salazar “El Chaparro”.
Mónica Escobedo es la primera en salir al escenario con una rutina sobre la huevonada, la soledad de la mujer entrada en años, el acoso en el transporte público y su clásico gag sobre el “novio chaca”.
Siguió Rene Franco quien apareció acompañado por la canción Puto de Molotov, sus primero momentos de la rutina los dedica a hacernos saber que él sabe que nosotros pensamos que es puto, para seguir con varios comentarios sobre el término, una palabra que puede ser sustantivo o adjetivo. Sigue ahora con las diferencias entre homosexual y puto. Habla también de una diferencia entre la mente de hombres y mujeres. Y finalmente, Alex Salazar quien habla de la edad, el sexo, llegar borracho a casa, y que resuelve, al más puro estilo Polo Polo, la incursión de una azafata del público que quiere intervenir de más durante su show.
Los tres hacen bromas con el público, detalles de la audiencia se van incorporando en su discurso. Y en los tres comediantes también hay una tendencia a hacer patente las diferencias entre mujeres y hombres, hablan de peculiaridades de su género que diferencian a los hombres de las mujeres. Mónica, Alex y Sharon durante su rutina dedican segmentos a hablar de lo feo que es estar solo e ir haciéndose viejo. En cambio René Franco decide otra cosa, quejarse de los millennials y sus ganas de opinar, y los mecanismo de descarga de odio que tienen a su disposición. Su rutina también es un mecanismo de descarga de odio, el mismo stand up puede transformarse en una sana plataforma de exposición de odios y rencores.
¿Y es que acaso no el humor del stand-up debe conservar ese cariz clásico que une el humor con la melancolía, con el desatino risible del humano, de sus contradicciones? Esta podría ser una diferencia esencial con el acto de contar chistes, que nos pone alegre pero al final solamente nos deja una colección de bromas para compartir en fiestas, pero en el stand up debería ir unida una conciencia de la experiencia vital.
Lo que parece ahora en ese ente que ha tenido un boom reciente y que se nombra stand up mexicano es que no puede abandonar el humor folklórico. En México el comediante debe incorporar a su personaje algo de merolico, de payaso de fiesta, de animador, de vagonero, de caguamero de esquina, de chavo que es bien cura, y es un acto distinto al gabacho.
Y qué mejor, no podemos esperar que el stand up mexicano sea completamente igual al anglosajón, si se recupera una forma de discurso se le puede (como se le llama ahora) tropicalizar, pero no se puede perder el cariz original, sobre todo cuando se pretende ser una tribuna de discurso, o acaso que los comediantes no se visualizan así, como una resistencia, como un ejército de clowns de la katharsis, como depuración moral, que estar indagando los temas de los que un ciudadano promedio, igual al que se sube a la tarima y toma el micrófono ve como deficientes. No asumirse como una voz marginal sería un error, compañeros agraristas.
Porque si el humor conserva una intención de katharsis y descarga, con el acto de estos comediantes uno puede colegir que al ciudadano defeño le hace falta ser más abiertos con el tema del sexo. Que sufre en demasía porque se va volviendo viejo y se siente solo, y en muchas ocasiones intenta sanear esta soledad consiguiendo una pareja, con las dificultades que la vida en unión con alguien más puede traer. Que señala recurrentemente que pertenece (con el tono cantado del chilango) al barrio, como si esto fuera un criterio de validez, cómo si el discurso si viene de lo bajo es más “neta”.
Seguramente estos no son los temas que más harían reír a un ciudadano mexicano. Y es que mi impresión hasta ahora, a bote pronto, es que al stand up mexicano le falta más cercanía con el teatro de cabaret y de sátira política. También géneros cásicos del humor mexicano. Y alejarse de un humor que ha sido ya explotado en la televisión por comediantes como Mara Escalante.
Mañana viernes 24 se presentarán en este misma temporada los comediantes Hugo Blanquet y Luiki Wiki. Ahí estaremos para ir conociendo cada vez más el humor stand upero que se está gestando en México.