
“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick
Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.
Chac Mool
por Albert Weber
Es la década de los 80, y la computadora portátil, el Atari , la globalización, el calentamiento global y el SIDA invaden los medios de comunicación y la idiosincrasia occidental. Aunado a esto, el rock sigue su proceso natural de cambio que se despliega desde los años 50, y como muchas otras formas culturales del momento, entra en un extraño proceso de glamourización. En el rock progresivo se verá esa misma tendencia, y los grandes íconos de la década pasada optarán ahora por un sonido más digital y accesible, retomando elementos del pop y hasta el dance. Curiosamente, será en esta década de oscurantismo sonoro que surgirán bandas aisladas con una particular nostalgia de corto plazo, con unas ganas no antes vistas de retomar los elementos fantásticos y soñadores del rock europeo para convertirlo en un híbrido, un espécimen único con un toque particular de idiosincrasia local. La más representativa de estas bandas en el caso específicamente chilango será Chac Mool, que tomará fuertes influencias de la seminal escena anglosajona para poner en alto el nombre del progresivo mexicano y, por ende, latinoamericano.
La primera alineación de Chac Mool estuvo conformada por Carlos Alvarado, Armando Suárez, Mauricio Bieletto, Carlos Castro y el multifacético y excéntrico Jorge Reyes. Su primer disco Nadie en Especial (1980), combinó las influencias más identificables de King Crimson y Pink Floyd con un particular matiz lírico muy chilango, alejándose parcialmente de las temáticas más fantasiosas para encontrarse en un viaje urbano pero trascendental, que nos encamina a través de las texturas sonoras del Prog-Folk y el Space-Rock.
Retomando fuertes elementos artísticos de gigantes pasados (primordialmente el Genesis de Peter Gabriel), Jorge Reyes se esforzó por darle a la banda un toque de art-rock sin precedente alguno en la escena mexicana. En las interpretaciones en vivo de “Un Mundo Feliz”, canción basada en la distópica novela Brave New World de Aldous Huxley, estas caracterizaciones cuasi-teatrales saldrán a relucir junto con la maestría musical, y colocarán a la banda como un verdadero exponente vanguardista dentro de la escena musical nacional.
El segundo disco, Sueños de Metal, salió tan sólo un año después del debut, y recuperando fuertemente el estilo único e inimitable ya establecido previamente por la banda, Chac Mool se aventuró a componer aún más psicodélicamente, dándole cabida a segmentos cada vez más experimentales. La estructura de composición de la canción “Kandahar” no le pide nada a grandes piezas de progresivo británico.
Como cualquier banda de progresivo componiendo durante los ochenta, Chac Mool no podría tener una discografía completa sin haber ahondado en las texturas digitales de la época, jugueteando con el ascendente pop y rock electrónico. Incluso los temas líricos cambiarán a asuntos menos densos y profundos. Esto tal vez para el momento pudo alejar a sus seguidores más empedernidos, pero hoy en día mantiene un valor nostálgico inigualable, pues es una perfecta manifestación de la esencia artística de una década, de un auténtico zeitgeist estético.
Al terminar la banda, varios integrantes siguieron su propio rumbo con sus proyectos personales, cambiando en algunos casos radicalmente el estilo musical con el cual se dieron a conocer en Chac Mool. Jorge Reyes fue el que tuvo tal vez la propuesta más propia y original, y alejándose del rock progresivo como tal, le dio un acercamiento fresco y poco antes visto a la música folclórica local.
El mito de Chac Mool no se quedó en los ochenta, actualmente hay dos reencarnaciones de la banda, una liderada por el ahora guitarrista Armando Suárez que sigue produciendo material original y otra por el brillante tecladista Carlos Alvarado. Esta última de hecho reinterpreta en su totalidad el disco debut Nadie en Especial, dándole siempre una nueva valoración para los días presentes. La historia de Chac Mool no acaba todavía, y esperemos que en algún futuro no muy distante podamos presenciar algún tipo de reunión oficial, reviviendo la epicidad de aquella ya lejana escena original de rock progresivo mexicano.