“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick
Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.
Faust
Por Iván Cruz Osorio
@IvanCruzOsorio
La construcción de un lenguaje propio en el rock, sobre todo fuera de los polos habituales: Estados Unidos e Inglaterra, siempre implica una encarnizada voluntad. A principios de 1971, a orillas del Río Wumme en Alemania, Werner “Zappi” Diermaier, Hans Joachim Irmler, Arnulf Meifert, Jean-Hervé Péron, Rudolf Sosna y Gunther Wüsthoff forman la banda Faust. Los gustos e influencias musicales de estos rabiosos hijos vencidos de la Segunda Guerra podían anticipar el nuevo aire que darían al rock internacional, entre sus favoritos antecesores se encontraban bandas de rock psicodélico y progresivo de los años 60, así como John Cage y, su paisano, Karlheinz Stockhausen, y en el mismo nivel músicos de las vanguardias rusas de principios del siglo XX como Arseny Avraamov, Aleksandr Mosólov y Nikolái Roslavets. Era previsible que la música de Faust tuviera sus bases en la teoría vanguardista y que la ejecución provocara el interés de críticos musicales, aunque la venta de discos fuera paupérrima.
Faust debuta en 1971 con su disco homónimo, que contenía tres tracks: “Why Don’t You Eat Carrots?”, “Meadow Meal” y “Miss Fortune”. El álbum apuesta por la realización de sinfonías tipo “La sinfonía de las sirenas de las fábricas” de Avraamov, con montajes de ruidos ambientales y sonidos electrónicos, loops, una base rítmica compuesta por cintas pregrabadas y una batería que entra y se difumina. La primera canción es una especie de divertimento, melodías juguetonas, joviales y desconcertantes. En “Meadow Meal” comienza un ciclo más pausado, en que coros salidos de la nada se repiten anárquicamente, en letras producidas de la escritura automática surrealista. “Miss Fortune”, la sinfonía final juega con la repetición de sonidos electrónicos, sintetizadores que dialogan con guitarras que tocan en claves distintas produciendo un sonido delirante. El disco fue producido por Uwe Nettelbeck, además el soporte del disco presentaba diversas novedades para su tiempo, el vinyl era transparente y también el empaque que se distinguía por tener la silueta de rayos X de una mano diestra.
El disco fue aclamado por la crítica europea, y colocó a Faust a la cabeza del movimiento musical alemán experimental conocido como Krautrock. Bandas como Neu! y Kraftwerk se contaron también en este movimiento. La aclamación de los críticos contribuyó para que Faust continuara publicando con Polydor, así surge Faust So Far (1972). Nueve tracks, que buscaban ser más cercanos al público, si bien conservan su sonido de sinfonía electrónica, metálica, las canciones eran más cortas, las letras empezaban a buscar la accesibilidad que producen los coros, la guitarra comenzaba a tener una aparición más protagonista. De nueva cuenta, los críticos recibieron con fanfarrias este nuevo álbum, pero las masas compradoras no. Como en el disco anterior, el arte de la portada y empaque eran innovadores, era un álbum negro, con el nombre de la banda grabada en la cubierta, así como los títulos de las canciones.
Empujados, nuevamente, por la crítica, Virgin records les dio un contrato de grabación, y una campaña publicitaria amplia en radio y televisión en Inglaterra. Así graban y publican The Faust Tapes (1973), sólo dos pistas componían el vinyl, ambos nombrados “Untitled”. Se trata del regreso a sinfonías sueltas a base de sintetizadores, silencios, ruido blanco, sonidos ambiente, loops. Virgin records apostó al público inglés y, al notar lo desconcertante que podría ser para ellos, vendió el álbum a precio de un sencillo. De esta forma logró vender 50 mil copias. La portada de este disco, de nuevo, resultó provocadora, se trataba de una pintura basada en el Op Art (ilusiones ópticas que aparentan movimiento) realizada por el artista inglés Bridget Riley.
También en 1973 participaron como banda de sesión en el álbum Outside The Dream Syndicate del compositor estadounidense Tony Conrad.
A finales de 1973, Virgin dio su aprobación para grabar el siguiente disco y surge Faust IV. Su cuarto y último disco de esta primera etapa; tiene ocho pistas, en las que de forma precisa balancea su sonido experimental y canciones más accesibles, para muestra de lo primero la rola “Krautrock” y de lo segundo “Jennifer”. Como en sus anteriores álbumes los produjo Uwe Nettelbeck, la portada representa pentagrama con espacios en blanco.
Virgin rechazó lo que hubiese sido su quinto álbum y en 1975 se hizo oficial la separación de la banda. Durante años se especuló sobre la vida de sus integrantes que permanecieron en el anonimato. Su trascendencia en la década de los 70 pronto se hizo tangible, al escuchar que músicos como Brian Eno y David Bowie seducidos por su sonido buscaban sonar como ellos en la llamada “Trilogía de Berlín”, y tiempo después en subgéneros como New Age, Trance, Ambient y Synthpop.
Faust, en los años 90 se volvería a reunir para participar en una serie de conciertos y en 1994 graban su quinto álbum Rien, seguido de You Know FaUSt (1997), Faust Wakes Nosferatu (1997), Ravvivando (1999), Derbe Respect, Alder (2004), en colaboración con Dälek, Disconnected (2007), en colaboración con Nurse with Wound, C’est Com…Com…Compliqué (2009), Faust Is Last (2010) y Something Dirty (2011). En estos recientes nuevos discos, Faust se descubre como un grupo de vanguardia maduro, que sigue explorando la capacidad experimental de distintos instrumentos. Una banda de bajo perfil, pero de enorme trascendencia. Un nuevo aire al rock que creció como la mala yerba, a espaldas del blues y el soul, y que tuvo más bien sus raíces en las vanguardias rusas y del resto de Europa de principios del siglo XX. Un nuevo aire surgido de la asfixiante Guerra Fría, frente al muro de Berlín. Un nuevo lenguaje del rock que está presente en lo que escuchamos actualmente. Faust ganó su guerra.