TODO MENOS MIEDO

EN VIVO

EN VIVO

#Drakkar VIII: Miss You

- Por: helagone

Por Vikingo Morales @vikingomorales y Diego Vidal-Cruzprieto @vidaleando

Drakkar: una embarcación de casco trincado que data del período comprendido entre los años 700 y 1000. Fue utilizada por los escandinavos, sajones y vikingos.
En NoFM el Drakkar se transforma en un navío sónico que semanalmente zarpará para contar una historia a través de música seleccionada a manera de relieve y la tripulación trazará la cartografía del mar.
Sabemos que el flujo del tiempo es inclemente, y cuando sentimos su paso a través de nuestro pecho y nuestras memorias llegamos a puntos muy amargos. En este recorrido estamos tratando de hacer catarsis porque extrañamos, porque dejamos, porque fuimos, porque reímos, porque sufrimos y porque todo esto de algún modo u otro nos hizo sentir vivos.
No quitamos el dedo del renglón cuando se trata del tiempo, pues el amor es la única falacia que une el pasado, el presente y el futuro; es ahí donde se proyecta al infinito.
Es cuando somos más ingenuos que la belleza nos abruma de manera fatal, nuestro cuerpo no responde. El latir de nuestro corazón simplemente se desboca, pareciera que esa figura que vemos a lo lejos, revoluciona el motor que tenemos en el pecho para apropiarse de él de manera fulminante.
Los fantasmas del pasado se ocultan a modo de expectativas, la objetividad es encriptada bajo la idealización y nuestro pensamiento se funde en una estatua y rezamos a Freyja para que perdure inmutada durante el paso de este y los demás tiempos que tendrá el universo.

El miedo a lo desconocido es algo natural, Loki siempre ha tratado de defraudarnos, pero en este momento la verdad parece ser absoluta. Empezamos a pensar e imaginar un futuro que es totalmente incierto y en algunos casos totalmente falso. ¿Cómo podemos explicar qué es lo que sucede? Lo cierto es que no hay manera de hacerlo, lo único que queda es tirarnos al vacío sin siquiera saber que existe el piso.
Nuestras piernas están hechas añicos, nuestra garganta dista de emitir palabras y nuestro estómago repartido homogéneamente por nuestro cerebro, brazos y pies: lo irónico es que en esta condición nos creemos capaces de mover el destino que nos forjaron las Nornas.

Determinados, hemos fijado nuestro objetivo. Queremos compartir con aquella persona que por razones totalmente místicas nos hace sonreír como si no fuéramos guerreros, nos hace sonreír como unos infantes que no saben cómo funciona el terrible mundo. Odín perdió un ojo para legarnos el conocimiento, nosotros decidimos perder ambos para regresar a la dulce, cómoda y cálida ignorancia.

El deseo posee la alcoba; queremos fundir su cuerpo y el nuestro en las flamas del Muspelheim. No importan las razones, no importa el tiempo, no importa nada más que el inefable objetivo de que nuestras almas se fusionen como el hierro y el carbón para forjar acero. No sabemos si hay amor pero decidimos engañarnos como si así fuera, queremos crear una isla en el oscuro océano de nuestra profunda inseguridad.

La vida y la muerte son un círculo grabado en las runas de nuestra historia, la primera no puede existir sin la segunda y viceversa. Irónicamente el amor sólo puede existir en la vida y cuando ésta se convierte en muerte, es el fin. El comienzo de una historia como ésta, generalmente empieza con mucha alegría, esperanza e ingenuidad, pero en el momento en el que nuestra sangre se convierte en veneno no hay vuelta atrás, nos hemos estrellado contra el suelo.
El corazón se puede ablandar, se puede endurecer, se puede cortar e incluso se puede aplastar; pero hemos llegado al punto en donde está completamente seco y marchito, todo intento por modificar su estado sólo resulta en que sus partes se desmenucen y empiecen a erigir una estatua de ceniza en memoria de lo que alguna vez hubo. Los segundos dejan de ser una unidad de tiempo y comienzan a medir el desapego hacia aquella persona.

Ahora recordamos con añoro ese momento donde decidimos cortar comunicaciones, donde nos dijimos a nosotros mismos que esto era lo mejor para ambos, donde pensábamos que la balanza del dolor se iba a quedar fija en ese instante del tiempo. Nos encontramos en una postura diametralmente opuesta, nos ceñimos a lo más insignificante y trivial con tal de albergar esperanza en nuestro corazón y pensamos que la flecha del tiempo nos perdonará en esta ocasión y hará todo reversible. Extrañamos cuando éramos inocentes, cuando pensábamos que la vida era infinita, cuando alcanzar la felicidad era simplemente ver esa sonrisa.

Buscar nuestra reconfortación en lugares absurdos es inevitable, buscamos calor, risas, caricias, charlas, caminatas. Simplemente en ningún lugar encontraremos esas cosas. Lastimamos a personas ajenas a nuestro dolor para escapar de él ¿qué culpa tienen ellos? Somos seres egoístas que en momentos de angustia sólo nos importa tratar de olvidar y el olvido sólo llegará cuando estemos en el Valhalla.

Convertir los puntos suspensivos en un punto final provoca un vuelco hacia los cielos grises. El confinamiento se encargará de dejar de alimentar aquellos sentimientos que en algún momento fueron algo pero que ahora son un tumor que está haciendo metástasis a lo largo de nuestra alma. El amor fue apagado, pero su cadáver flotará eternamente hasta que el universo pierda la noción del tiempo.

Nuestro viaje ha terminado y Loki lo hizo de nuevo. Hemos sido engañados por su sucia magia. Lo único que queda es nuestro cuerpo destrozado sobre la cubierta. Ahora sabemos que todo se ha terminado, para siempre. No hay retorno.
La claridad nos azota como Thor golpeando el Mjölnir sobre los cielos, nos damos cuenta que nuestro sufrimiento ha terminado pero, éste siempre deja una semilla, un pedazo de memoria que jamás podremos borrar, aunque El Embaucador haya jugado con nosotros, aún tenemos éso que en algún momento creemos crecerá de nuevo y derrocará al Yggdrasil. Lo cierto es que, definitivamente, este es el final y no somos más que mortales deambulando sobre el Midgard.