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Postal 25. Cherry Western Poligástrico

- Por: helagone

Por Erika Arroyo
@WooWooRancher

Cherry Western Poligástrico

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¡Bienvenidos al pueblo lácteo de Ricotta! El único lugar donde el lodo es queso crema, la luna de nata y la lluvia de yogurt.
Tierra bucólica de adoración de mamíferos rumiantes, deidades cuyos templos son montones de estiércol que fertilizan al mundo, campo verde que hiede esperanza y donde sólo los tolerantes a la lactosa encuentran refugio.

Lejos están los días en los que los aventureros venían a Ricotta en busca de grumos, a beber suero de leche y fumar forraje.
https://youtu.be/nGKrqF55UMo
Cuentan los mugidos que una vez hubo una vaca de ubres privilegiadas cuya leche, al cabo de algunos segundos de haber sido extraída, sabía a malteada de cereza. Conocedores y curiosos de todas partes del mundo visitaron a Sally, el mamífero en cuestión, en busca de tan portentosa y espesa bebida, pero solo Billy y Nate, un par de vaqueros retirados en busca de una oportunidad de negocio, logró llevar su interés más allá… Al interior del regordete y peludo animal.

Se dijo que el peculiar sabor era producto de una alta dosis de cerezas y azúcar, que en lugar de ocho horas de ingesta alimenticia, Sally dedicaba el doble; también que era descendiente de la única familia legítima de vacas parientas de los Bos Taurus.


Cualquiera que hubiese tenido oportunidad de saborear la leche de esa vaca sabía el valor de su reputación ante los reflectores lácteos y Billy y Nate estaban dispuestos a asegurarse de la verdadera razón de ser de este fenómeno rumiante por lo que como en una epifanía, se abrió ante ellos una posibilidad, probablemente la única, de conocer por ellos mismos el secreto. Fue así que se dejaron masticar por el animal hasta llegar, bastante molidos y arrugados, al meollo del asunto: sus tres preestómagos y su estómago.
Una aventura poligástrica de proporciones brutales.


Admirados por la rugosidad de las paredes de la antesala, Billy y Nate caminaron, alumbrados por una guía luminosa de bacterias y microorganismos.

Las cenizas de una fogata recién apagada en la frontera entre el retículo y el libro, alertaron a estos temerarios sombrerudos. Quizá un forajido o un buscador de tesoros y fortunas extraviado en alguna expedición.
Manos acercándose lentamente a las chaparreras para alcanzar cada cual su Colt Peacemaker.


¡Bang! ¡Bang!
-Sabemos que estás ahí, intruso.
¡Bang! ¡Bang!
Un hombre de estatura media con aspecto de sheriff salió a hacer segunda.
¡Bang! ¡Bang!
El intento de duelo se convirtió en corretiza y en el sendero rumbo al intestino delgado, una espuela fue a clavarse en una zona sensible del laberíntico estómago de Sally, quien pegó un brinco y salió corriendo por el verde campo que esa misma mañana le había visto pastar.

Embarrados de mucosa fueron a dar los tres al intestino grueso sin mayor remedio que mirarse las caras de terror ante algún terremoto que pudiese terminar de una forma lamentable tan excitante aventura.
-Mi nombre es Tim, llevo días aquí, tal vez semanas, y no he podido encontrar pista alguna de lo que todos vimos alguna vez como una mina de oro en potencia
Con su gesto parco, Nate afila los labios para interpretar con su armónica una de las melodías que solían escuchar cuando llevaban a sus caballos a beber agua.
El olor a pasto fermentándose en un recipiente que ha permanecido tapado en condiciones infernales de calor comienza a surgir del fondo del intestino grueso. Lo que parece ser una salida de emergencia no figuraba entre sus planes.
Una sensación similar a la de una olla exprés se apodera del entorno. Algo se está expandiendo y el trío desafortunado no sabe qué es.

La placa de Tim yace en el pasto, como un totopo en una montaña de estiércol donde las moscas se posan plácidamente. Billy, el único de los tres con sobrepeso, obstruyó la compuerta y murió ahogado en sustancias en descomposición en las que no vale la pena profundizar.
A Nate se le escucha muy quedamente tocar la armónica por las noches, se mudó a la ubre, donde suele chapotear. Se ha convertido en el arrullo de Sally y muy probablemente, en el motivo por el cual su leche ahora sabe a vainilla.