Cada día nos enteramos de una nueva noticia, nunca buena, de la situación en Medio Oriente. Bombazos, enfrentamientos, conflictos religiosos, cientos de muertos y heridos, y un villano que sólo podemos imaginarnos como personaje de G. I. Joe: ISIS. Éstas son sólo algunas de las palabras que predominan en los encabezados de las notas que intentan explicar en pocas líneas problemas que se ha gestado a lo largo de los siglos.
Y es que Medio Oriente parece el territorio más fértil para los conflictos armados: diversidad religiosa, una posición geográfica privilegiada tanto para Oriente como para Occidente, y demás asuntos que pueden ver más de cerca en el siguiente video
A esa receta para el desastre debemos agregar estos ocho puntos que pueden ayudarnos a tener mayor claridad de las implicaciones de que todos quieran meter sus manos en ese desierto cada vez más lleno de sangre.
1. Después del 9/11, Estados Unidos tuvo carta abierta para atacar los países que, según ellos, eran semilleros de terroristas. Pese a que 15 de las 19 personas involucradas en los atentados provenían de Arabia Saudí, los países atacados fueron Afganistán e Irak. En este país además se jugó la carta de llevar la democracia al derrocar a Sadam Hussein. Nos remitimos al video para ver las consecuencias.
2. El violentísimo y veloz surgimiento de ISIS causó que pronto se convirtiera en el enemigo común del mundo. Todas las naciones llamadas civilizadas se vieron obligadas a atacar, desde el aire claro, las bases yihaidistas. Pero el combate al Estado Islámico ha desatado una guerra de todos contra todos en que sólo pierde la sociedad civil. Para muestra esta liga digna de los hermanos Marx: Rusia ataca a ISIS en apoyo a El Assad, cuyo régimen totalitario desencadenó la Primavera árabe en Siria y la desaprobación absoluta de Estados Unidos que ataca a Estado Islámico aunque apoya a Arabia Saudí, quienes han promulgado la expansión del islamismo fundamentalista, idea generadora de ISIS. Es decir, están a favor y en contra, todos ahí son juez y parte.
https://youtu.be/m2rfAe5iJ-M
3. Las potencias militares como Rusia y EUA han despertado sus enemistades de la Guerra Fría, y han armado alianzas del terror. Por un lado, los gringos, la Unión Europea y Turquía, que enarbolan el discurso de llevar la democracia a los oprimidos, y si de paso se hacen del control de las zonas petroleras y del gas, a nadie le dolerá.
4. Por otro, Rusia, Irán, Siria e Irak, que promulgan la idea de la soberanía y la no intervención de Occidente en otros territorios, aunque tampoco les importaría hacer uso de Siria para los negocios del gas. Además de que su entrada al conflicto tiene tintes de vendetta por las sanciones que EUA y la Unión Europea le tundieron a causa del conflicto en Ucrania.
5. La política de los bombardeos, tanto de un lado como de otro, han causado conflictos humanitarios que se han traducido en la crisis migratoria, y en que la sociedad históricamente apolítica se radicalice y se convierta en “reclutamientos sencillos” para Estado Islámico.
6. El caso de Turquía es bastante particular, por un lado su alianza con Occidente le permite combatir a los kurdos, sus enemigos históricos. Por otro, esa misma alianza los coloca en una posición vulnerable ante Rusia, que ha invadido constantemente su espacio aéreo y que además le vende una enorme cantidad de gas, y ante atentados brutales como el del sábado pasado en Ankara. Atentado que a su vez detonó una serie de represiones violentas por parte del presidente turco contra manifestantes.
https://youtu.be/MB-pz-aFbgw
7. Ante tal panorama, hay dos caminos igual de malos y complicados. Una es que se realice una masiva invasión militar que convierta el gran califato en un estacionamiento. Esto ha mostrado una y otra vez su ineficacia, al igual que estrategias como la de entrenar militarmente a grupos “opositores” que después se sale de control. Además que no soluciona la manera en que se repartiría el pastel codiciado por todas las potencias.
8. O se negocia políticamente con todos los actores involucrados en el conflicto, incluido el Estado Islámico. Y sabemos que su fuerte no es particularmente el diálogo. En cualquier caso, pareciera que la esperanza de solución en Medio Oriente consiste en que cada uno de los estados implicados renuncie a su naturaleza, presione reset y se disuelva en el desierto.
Para otra solución aventurera, píquele aquí.