Por Emilia Perujo
@emilia_perujo
Óscar Muciño
@opmucino
Imágenes de Felipe Bracho
@brachosaurus
Una vez muerto Jesús había que bajarlo de la cruz y preparar su cuerpo para el entierro. Esta labor no la realizaban los soldados encargados de las crucifixiones, la realizaban los amigos y familiares del difunto. Este momento de la vida de Cristo ha sido representado por varios artistas, un par de ellos Juan de Juni y Caravaggio.
En los Museos del Vaticano se exhibe el Entierro de Cristo de Caravaggio, pintura de principios del siglo XVII que mide 3 x 2 metros y retrata cuando Juan y Nicodemo sostienen el cuerpo de Jesús momentos antes de postrarlo sobre el suelo, detrás de ellos está la madre María, la hermana María de Cleofas y la discípula Magdalena.
En Valladolid, en el Museo de Esculturas se encuentra el Entierro de Cristo de Juan de Juni, escultura realizada durante la mitad del siglo XVI. La escena esculpida en madera policromada es la del cadáver de Jesús ya tendido y siendo preparado para el entierro. Al centro Juan trata de consolar a la madre; a la derecha Nicodemo sostiene un trapo, con el que ha limpiado el cuerpo de Jesús, y un ánfora con ungüentos, a su lado Magdalena quien también tiene en las manos un ánfora. A la derecha María Salomé con la corona de espinas entre su manos; y José de Arimatea, quien con un paño sostiene una de las espinas de la corona y la muestra al espectador.
En ambas obras existe un detalle que interpela al espectador. En la pintura de Caravaggio, Juan,quien sostiene el torso,toca una de las heridas en el pecho de Jesús; Nicodemo sostiene las piernas mientras voltea hacia quien observa la pintura con un gesto entre pena y reprobación. Este “romper la cuarta pared” sin duda resultó un valioso recurso para la inoculación de pena y conmiseración en el público, tomando en cuenta las dimensiones de la pintura y de la escultura.
Este pasaje de la pasión tenía su versión paródica al final de las fiestas del carnaval, durante el miércoles de ceniza, y era el Entierro de la Sardina, celebración que básicamente consistía en una procesión con música que concluía con el entierro literal de una sardina, el pez representaba por supuesto a Jesús, a quien le gustaba le dijeran “pescador de hombres”.
Cristo del Santo Entierro
Cristo del Santo Entierro: Op. 21 No. 5
Francisco Javier Salcedo Zepeda, febrero de 2012
Forma musical: chotis
Interpreta: Mariachi Tradicional Ixtlauakuikani
Judith Georgina Ixtláhuac Montelongo – Violín
Fátima Guadalupe Rosales Barbosa – Violín
Martha Elizabeth Miranda Gaspar – Vihuela
Francisco Javier Salcedo Zepeda – Guitarrón
Sobre la pieza:
“Este Cristo me daba miedo de niño”, comenta su compositor. No podía creer que estuviera una persona metida en una urna. Su figura es hermosa e induce a la reflexión e inspira ternura y devoción. Al mariachi le costó mucho trabajo estudiarlo por sus tonalidades: La Mayor, Mi Mayor, Re Mayor y su relativa Si menor. Técnicamente es muy completo en su armonización. Tiene unos pequeños fragmentos de escala hindú en la parte menor.