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#PecesSueltos presenta: José Luis D.F

- Por: helagone

“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick

Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.

José Luis D.F

 
Por Alejandro Guerrero
@elAleGuarrero
Ya llevaba a su ciudad desde el nombre. José Luis Díaz Fausto nació en esta vieja ciudad de hierro en el año de 1947, oriundo de la colonia Vicente Guerrero de la prolífica delegación Iztapalapa, no fue hasta ya bien entrado el salinismo que incursionó en el rock. Sus primeros pasos por la música se dieron en el terreno de los ritmos tropicales y el regional mexicano, escribiendo desde cumbias hasta temas de tintes norteños, los cuales vendía a diferentes agrupaciones, arguyendo que él tenía “voz fea” para cantarlas.
Precursor del modelo DIY (antes de que se llamara así)
No es cosa rara que uno mismo deba abrirse camino por el escarpado y agreste terreno de la música. José Luis DF tenía ese espíritu punk de luchar contra las adversidades de una industria musical que con el tiempo se volvería aún más rampante y acaparadora. Dibujaba a mano los carteles promocionales de sus tocadas, les sacaba copias y salía a la calle a distribuirlos entre la gente; así mismo produjo un KCT con algunos temas que, cimbrarían las bases para su primer y único LP de estudio: Rock para todas las bandas, bajo el sello Phoenix.

Juglar del asfalto
El corto legado musical que heredó al mundo, lo colocan indiscutiblemente entre las figuras más destacadas de la época en el ámbito de lo que después se llamaría rock urbano, donde es natural la comparación con el Profeta del Nopal, Rockdrigo González, a quién por cierto plasmó magistralmente en el tema “Septiembre del 85″.
José Luis DF sabía narrar de manera coloquial y sin metáforas rebuscadas, lo que sucedía a su alrededor, transformando el caló del barrio en canciones que muestran los sutiles detalles que impregnan la vida del citadino. Poseía el encanto de saber describir a los diversos personajes que habitan la metrópolis, sus ocasiones cotidianas, momentos surreales y absurdos que caracterizan a la vida en esta ciudad.

Era un retratista urbano cuyo pincel se sostenía en su voz y su paleta de colores se integraba por la gama sonora de la armónica y la guitarra; sus paisajes casi siempre grises, muestran aquellos tiempos en donde la modernidad se nos prometía como una realidad cercana, sin embargo, los hechos fehacientes mostraban una mancha urbana que crecía sin ton ni son, polvosas calles sin pavimentar, casitas de tabicón pelado y techos de lámina, barrios pobres, marginales viajes de pvc, coloridos paisajes producto de pasados alucines de activo, paraísos artificiales de droga y alcohol, atracos, balaceras, desapariciones entre la densa capa de smog, encuentros con la tira, estancias en el bote, desempleo, corrupción, novias fresas, degeneres sexuales y agasajos que son interrumpidos por la (siempre oportuna) intromisión de las abnegadas madres de antaño.
El nacimiento de un mito
No es sencillo encontrar información en la red sobre la vida de este genio urbano, tampoco en medios escritos ni documentales. Diversos mitos envuelven su vida y obra: que si era famoso entre la banda de Neza, que si su primer material fue exitosamente vendido y agotado en una farmacia de la colonia Guerrero allá en Iztapalapa, que si le faltó tener banda de base para consolidar su propuesta, que si pintó su raya de la banda rupestre para acercarse a la movida punk… En fin, todo eso significó en la creación de un imaginario popular que con el paso del tiempo se consolidaría en la escena underground.

Igualmente abundaron los rumores sobre su muerte, que si un conductor alcoholizado lo atropelló o que lo balearon en una tocada, sin embargo, aquí en la NoFM nos gusta acrecentar la idea de que…
Superman arrollado por un microbús
Cuenta la leyenda urbana que al maestro José Luis DF le gustaba detener a los camiones cuando cruzaba la calle, extendiendo el brazo como si fuera Superman y un día, cuando daba el rol por las calles de su barrio, un intempestivo y furibundo microbusero, no alcanzó a frenar y se lo llevó de corbata… fue así como Superman sucumbió ante los peseros chilangos, dejando un hueco en los corazones de su creciente fanaticada y un vacío que nadie podrá llenar jamás.
Démonos un cale pues, de las historias que tiene que contar este caifán, honrando su memoria y reflexionando sobre qué tanto ha cambiado la situación desde esos tiempos… Esa es la tarea que nos dejó José Luis, quien seguramente, nos vigila desde una dimensión sin tanto smog.

P.s. Sobra decir que si alguien sabe qué pedo con este valedor, favor de comunicarse a los teléfonos de la estación, cualquier información que nos esclarezca o confunda más, se agradecerá.