El 3 de mayo, además de celebrar a los ilustres albañiles, también se conmemora el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Un día que debiera festejarse en cualquier país interesado en respetar las libertades básicas, toma de pronto un tono solemne cuando nos enteramos de la situación en que los periodistas deben ejercer su labor. El contexto es particularmente oscuro en nuestro país, que desde hace años se ostenta como el lugar más peligroso para ejercer el periodismo en Occidente. El sexenio de Enrique Peña Nieto ha sido especialmente violento hacia los medios de comunicación, sobre todo por la impunidad en que quedan la mayor parte de los ataques.
El día de hoy, Article 19 y Reporteros sin Fronteras publicaron sus respectivos informes sobre la libertad de prensa. El primero se concentra en el primer trimestre del año en nuestro país, mientras el segundo plantea un panorama mundial. Aquí les dejamos ochos datos alarmantes, pero fundamentales para entender la situación de los periodistas, y defender la libertad para ejercer su profesión.
1. 149 y cayendo
Según Reporteros sin Fronteras, México se encuentra en el lugar 149, de 180, en el índice de libertad de prensa. El reporte evalúa la pluralidad e independencia de los medios, así como la calidad del marco legal para garantizar la seguridad de los periodistas. Este año, nuestro país cae un lugar en la clasificación por tres razones principales: la concentración de los medios en el dupolio televisivo, la corrupción y la impunidad, y la colusión de las autoridades con el crimen organizado.
2. Los agresores
La evaluación de Reporteros sin Fronteras tiene todo el sentido del mundo si observamos que, según Article 19, de las 69 agresiones registradas en los últimos tres meses, 33 fueron ejercidas por funcionarios públicos. De esos 33 funcionarios, al menos 12 corresponden al ejército o fuerzas de seguridad federales. Ninguna de las denuncias ha sido debidamente procesada, lo que reafirma la impunidad en los casos.
3. Las zonas más rojas
Si bien todo nuestro país es un gran foco rojo en cuanto a la seguridad de los periodistas, tres estados concentran el mayor número de agresiones. Veracruz encabeza la lista con 17, Guerrero con 11, y la Ciudad de México con 9. Estos tres estados han tenido también un incremento en la violencia y la impunidad, pero también en la infiltración del crimen organizado y una vigilancia extrema por parte de las autoridades que más que garantizar la seguridad de los ciudadanos, promueve la censura en los medios de comunicación.
4. Agresiones más comunes, y cada vez más normalizadas
Las agresiones más comunes contra los periodistas mexicanos son las agresiones físicas y materiales, las amenazas, la privación de la libertad, la intimidación, los homicidios y los ataques a medios de comunicación. Quizá lo más riesgoso de estos datos es que las agresiones se han normalizado, ya no sólo hay una inmediata criminalización de los periodistas atacados, sino la nula investigación de los delitos cometidos contra ellos.
5. Internet bajo ataque
Una de las señales de alarma más importantes para nosotros es el incremento de los ataques a medios digitales. 27 agresiones fueron registradas sólo en los últimos tres meses. Este contexto se agrava si tomamos en cuenta que la Suprema Corte de Justicia sigue sin resolver el amparo contra el almacenamiento de datos incluido en la Ley de Telecomunicaciones. Este detalle puede poner en mayor riesgo la integridad y la libertad de los periodistas, pues permitiría a las autoridades acceder a todos geolocalización y duración de las llamadas en tiempo real, entre otras cosas.
6. Violencia de género (aquí también)
La persecución a las mujeres periodistas no sólo va en aumento, y lo más alarmante es la focalización en las amenazas y/o ataques sexuales hacia las comunicadoras. Article 19 reporta que en 2016, 7 de las 19 agresiones a mujeres periodistas tienen un perfil de género. Hostigamiento, amenazas a la vida y a la integridad sexual, acoso y hostigamiento físico, además de un caso en que una comunicadora fue obligada a quitarse la ropa durante la cobertura. Cabe destacar que, puesto que la mayoría de estas agresiones suceden en redes sociales, la autoridad no las investiga pues el daño no se consumó. Los ataques en redes incluyen las amenazas de dar a conocer ámbitos de la vida privada de las reporteras, a la vida de sus familiares, amigos y a ellas mismas.
7. Una fiscalía de chocolate
Pese a que la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos contra la Libertad de Expresión está en funciones desde 2013, existen distintas trabas para que realice su labor. Esto se debe, principalmente, a que la PGR obliga a que sean las fiscalías locales quienes remitan los casos a la FEADLE. Así, las procuradurías locales deben comprobar el vínculo del delito con la labor periodística, con lo que volvemos al círculo de la criminalización y la impunidad.
8. Los casos
Cuatro homicidios: Marco Hernández Bautista, Anabel Flores, Moisés Dagdug Lutzow y Francisco Pacheco, son la muestra más grave de la más grave situación en que se halla la libertad de prensa en México. Las agresiones, la falta de un marco legal que asegure no sólo la integridad física de los reporteros sino la libre competencia empresarial, la nula acción gubernamental, son ataques a la libertad de expresión y al derecho a la información, que son pilares de la democracia, por lo que su violación conduce a violentar otros derechos de los ciudadanos.
Así es, en este Día Internacional de la Libertad de Prensa defendamos nuestro derecho a preguntar, a saber y expresarnos. Pero sobre todo defendamos nuestro derecho a no tener que censurarnos por miedo.
Pueden consultar el informe Sin prensa no hay democracia, de Article 19, aquí. Y el de Reporteros sin fronteras aquí.