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#NationalGeograffiti 34: ¿De qué lado no quiero estar en la Guerra Civil?

- Por: helagone

Por Christopher Nilton Arredondo
@niltopher
Días antes del pasado 29 de abril, mis redes sociales nerds estaban locas por el estreno de Captain America: Civil War, lanzando hashtags #TeamCap y #TeamIronMan. Cierto que los seguidores del MCU no tendrían por qué saber algo acerca del cómic del que toma su nombre el filme, pero para mí fue muy sorprendente ver una gran cantidad de mis contactos inclinarse por el #TeamIronMan, siendo que el cómic escrito por Mark Millar (importante paratexto de la cinta, casi igual de relevante que los avances de cine) hacía lo posible para que odiaras a Tony Stark como lo harías con Wilson Fisk o con Dr. Doom.
Antes de ver la película, una compañera me platicaba que Steve Rogers/Chris Evans, le resultaba ñoño, por lo que se declaraba voluntariamente #TeamIronMan. Le atribuí el fenómeno a una cuestión de carisma: Robert Downey Jr. como Tony Stark es, desde 2008, algo que ver.
En el sitio de Internet Cinema Móvil, se publicó un artículo de un importante columnista de cine en el que catalogaba a la cinta dirigida por los hermanos Russo como “grandilocuente versión de la modernidad”. En un afán provocativo (detalle de genialidad del texto) su autor menciona cosas interesantes sobre el #TeamCap: las ideas de Steve Rogers como “un resumen moral de la presidencia de Obama” cuando refleja las políticas de seguridad de la Casa Blanca, que “asume que su campaña contra el mal implica la muerte accidental de los espectadores”; el columnista califica al Cap de ingenuo al “tolerar crímenes de guerra en nombre de una limitada idea de estabilidad”.

El texto considera discutible la actitud del Capitán, con lo cual estoy de acuerdo: la operación anti-terrorista del equipo de superhéroes en suelo extranjero (Lagos, Nigeria, concretamente) podría leerse como una violación a la soberanía de ese estado. ¿Pero qué hay del #TeamIronMan?, el mencionado artículo apenas lo toca, supongo que por tratarse de una cinta en la que el protagonista es el Cap. Sin embargo, me parece perverso no mencionar que el otro bando es igual de cuestionable. Rogers/Evans dice poco, luego de que el Secretario de Estado Thaddeus Ross le presenta el Pacto de Sokovia. Pero no necesita hablar mucho: “los políticos tienen agendas” o algo así dice el súper soldado, para establecer que dejar a los Avengers en manos de un panel de la ONU implica no sólo renunciar a la libertad, sino ponerse al servicio de causas que no necesariamente benefician a las sociedades civiles.
Un panel integrado por “representantes” de menos de 120 países de la ONU, que no son todos los que integran la organización y en los que probablemente no figuren naciones como las que constituyen el Movimiento de Países No Alineados, que concentra el poder físico, militar y armamentístico de un equipo como Avengers, puede convertirse en una situación naturalmente antidemocrática.
De esta forma, Iron Man estaría impedido para evitar una masacre como la que evitó en su primera película, o una violación tumultuaria en La India; en cambio, estaría obligado a remover comunidades indígenas, con luz verde para asesinar líderes, a petición del Banco Mundial para construir una planta hidroeléctrica que ayude a frenar los efectos del cambio climático (tal vez, como asesor de Jim Yong Kim, Tony Stark podría decirle al presidente del BM que las plantas hidroeléctricas también son una fuente de gases de efecto invernadero, además de una importante fuente de contaminación del agua).

Ambos bandos son cuestionables en sus bases, pero su modus operandi es otra cosa: mientras que Rogers se convierte en fugitivo para salvar a su amigo, que estuvo décadas bajo control mental y sobre el que se cierne la orden de tirar a matar sin un juicio previo, Stark aplica el arraigo a una de sus amigas sin aviso, y al ser interrogado por esta acción habla de Wanda como “extranjera” y “arma de destrucción masiva”.
¿Qué pasa por la mente de los que tuitearon #TeamIronMan o del columnista que señala las limitaciones de la visión del Cap sin tocar las de Stark? Un camarada, en broma, me planteaba que son víctimas del síndrome de 50 sombras de Grey: “es guapo, es rico, entonces no hay problema con que me viole”. Tristemente, eso explica muchos de nuestros malestares sociales (incluido el éxito de esa novela erótica).
También estoy sorprendido de que el columnista y otros como él consideren un punto bajo que ningún superhéroe muriera en la contienda, que fuera no una “guerra”, sino un “partido amistoso”. ¡Claro que nadie muere!, además de estar anunciados para proyectos fílmicos futuros, la mayoría de los personajes son amigos a pesar de sus diferencias. Pero bueno… supongo que, de existir los Avengers, tuitear #TeamCap o #TeamIronMan nos pondría más cerca de la media noche en el Doomsday Clock (que, por cierto, está a tres minutos justo ahora).