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Hell and Heaven 2016… más hell que heaven

- Por: helagone

Por Alan Prats
@al_prats
No fotos por Alfredo Padilla
@padre_de_todo
Este sábado 23 de julio se llevó a cabo la 5ª edición del Hell & Heaven y fue un éxito de taquillas. Tanto que los organizadores se dieron el lujo de pasarse por la raja a la prensa.
Al fin había llegado el tan esperado sábado más metalero del año. El acceso para la prensa se estableció entre 12 y 3 de la tarde. Llegué aproximadamente a las 2:20 y alcancé al buen Alfredo Padilla, nuestro fotógrafo, que ya se encontraba en la fila y llevaba un buen rato formado. Acompañé al camarada Alfredo y me uní a esa hermosa actividad que es esperar en una maldita fila y, después de media hora, la cola avanzó lo suficiente como para encontrar refugio en una sombra. A partir de ese momento la espera se volvío una eternidad.
Estábamos tan lejos de las carpas de acreditación que no teníamos ni idea de qué diablos pasaba, así que nos dedicamos a esperar. Poco después nos enteramos de que había una fila para reporteros y otra para fotógrafos, por lo que me separé de Alfredo. Llegué a una fila más corta pero igual de molesta. Avanzó unos cuantos metros y se detuvo definitivamente. Nunca supe qué pasaba. No podía dejar mi lugar en la fila porque estaba solo, así que intenté escuchar lo que comentaban a mi alrededor los otros compañeros de medios nacionales e internacionales.
Así me enteré de la razón de la demora. Resulta que los responsables de prensa del festival no hicieron bien las cuentas ni su chamba y se le acabaron los boletos y las pulseras destinadas a la prensa (boletos para reporteros y pulseras para fotógrafos y camarógrafos), a pesar de que ya había una lista de personas debidamente acreditadas. Para “salvar” la situación se mandaron pedir más boletos y pulseras, que llegaron 2 horas después pero sólo los boletos; de las chingadas pulseras no había noticia. La fila de reporteros comenzó a avanzar de nuevo mientras que la de fotógrafos se iba quedando atrás, rezagada por la incomptencia de unas cuantas personas. Finalmente pudimos acreditarnos. Yo recibí mi boleto y logré entrar, pero no así el maestro Alfredo Padilla, quien se quedó afuera esperando en esa maldita fila por quién sabe cuánto tiempo más. No volvimos a hablar ni vernos ese día; la pila de mi celular se terminó poco tiempo después y sólo me alcanzó para contactar a unos amigos que estaban por llegar al festival. Después me enteré que Alfredo había podido entrar, pero por la falta de pulseras, todo su equipo fotográfico se había quedado sin acceso, como el de tantos otros colegas. Imagínense todas las escenas que nos perdimos. De verdad lamentable.

Cuando al fin pude ingresar a la zona de los conciertos, después de ese pequeño infierno orquestado por la organización, recordé que no llevaba los horarios de las bandas, confiado en que me darían el programa durante la acreditación como se había anunciado el jueves 21 en la conferencia de prensa previa al festival. Mientras esperaba a mis amigos decidí explorar los escenarios al azar, y fue cuando todo mejoró, pues al fin podía escuchar un poco de metal en vivo.
Fui recibido por la maravillosa banda canadiense Voivod, que se presentó en el True Metal Stage con su espectacular mezcla de heavy metal, thrash y progresivo. Desafortunadamente sólo pude escuchar la última rola de su presentación –¿ya les había dicho que pude entrar hasta las 5:40 de la tarde?–, pero al menos fue esa increíble versión que tienen del clásico de Pink Floyd “Astronomy Domine”.
Seguí explorando el festival un poco al azar y llegué al Hell Stage, el escenario principal, en donde se estaba presentando DragonForce, una banda malísima de power metal que, a pesar de la gran técnica en la ejecución y lo progresivo de su música, sonaban melosamente poperos. Honestamente no conocía a la banda, pero habría sido mejor mantenerlo así. Con todo había muchos fans de la agrupación británica cantando y haciendo headbanging sin una cabellera que lo ameritara. Al menos ellos se la habían pasado mejor que yo en las horas previas.
Seguí deambulando y llegué al Alternative Stage, donde A.N.I.M.A.L. tocaba con esos huevos que caracterizan al trío argentino. Después de algunas de sus mejores rolas, cerraron de forma espectacular, provocando un inmenso círculo de slam que retumbaba al rítmo de “Cop Killer”, cover de la ya clásica Body Count.
Cuando terminó al fin me reuní con mis amigos y nos dirigimos a hacia el Heaven Stage, el segundo escenario principal, a ver lo que quedaba de la presentación de Amon Amarth, banda sueca de death metal melódico. En el escenario una batería sobre unos inmensos cuernos vikingos y 5 escandinavos enormes haciendo rugir sus instrumentos; en el público una audiencia numerosa agitando sus cabelleras, tomando chela y rompiéndose la madre en los múltiples círculos de slam. Definitivamente una gran muestra de buen metal.

La noche se ceñía sobre nosotros lentamente. Cada vez había más gente en el Autódromo hermanos Rodríguez y la cultura metalera se sentía en todas partes. Iban a dar la 8 de la noche y no había llovido, y nada indicaba que nuestra suerte fuera a cambiar. La noche comenzaba bien, con la oscuridad suficiente para arropar esa euforia que se sentía por Ghost, banda sueca de heavy metal y occult rock que ha tenido un éxito brutal. Me sorprendió ver el fenómeno de masas en que Ghost se ha convertido, pues tan sólo 2 años atrás tuve oportunidad de verlos en el Vive Cuervo Salón en su primera visita a nuestro país, y aunque ya eran exitosos la sensación de fanismo a su alrededor no fue ni la mitad de lo que vi este sábado. El concierto fue excelente. Interpretaron temas de sus 3 discos tan bien como suelen hacerlo, con una gran presencia escénica y un gran show que nos dejó satisfechos a todos los que lo presenciamos.
Luego de un breve descanso en el pasto y una escala en los siempre culeros baños de festival, mis amigos y yo nos instalamos en una zona estratégica al centro de la audiencia que nos permitía ver y escuchar bastante bien las presentaciones de los dos escenarios principales. Lo ideal habría sido ir a ver a Behemoth pero, ante el gentío y la expectativa que había por Rammstein, decidimos quedarnos para mantener nuestros lugares. En la espera nos echamos el concierto de Five Finger Death Punch, una banda que no conocía y que no me gustó nada, pero que definitivamente hizo pasar un muy buen rato a sus fans, y vaya que había muchos.
Twisted Sister se encargó de clausurar el Heaven Stage con una presentación magnífica. Debo decir que, aunque me gusta, Twisted Sister no es una banda predilecta entre mis gustos musicales, por lo que no tenía demasiadas expectativas por su presentación. Afortunadamente pude tragarme mis palabras ante la energía que desplegaron en el escenario, con un sonido heavy metal impecable y una actitud rockanrolera sólo digna de los músicos de su generación, una generación que va en retirada, tanto de los escenarios como de la vida misma. La presentación de Twisted Sister se enmarca en su gira de despedida “40 And Fuck It!”, con la que visitaron México por primera y última vez a sus 40 años de trayectoria. Entre la nostalgia de las despedidas el vocalista Dee Snider recordó a algunas de las figuras que se nos han adelantado en fechas recientes, entre las cuales el nombre de Lemmy resonó entre un público que siempre lo tendrá en sus corazones rockanroleros.

Se acercaba el turno de que Rammstein entrara en escena, quizá el momento más esperado de todo el festival. Para ser sincero nunca he sido nada fan de la banda alemana, pero en los días previos al festival me enteré de su propuesta en vivo y como buen melómano por supuesto le di su oportunidad. Siempre se agradece un buen show. El despliegue de efectos, luces, pantallas y parafernalia resultó ser toda una experiencia. Definitivamente un show increíble, profesional y sumamente cuidado que deja satisfechos a los fans más fans y a los que no lo somos tanto.
En términos generales el Hell & Heaven 2016 fue un buen festival. Desde luego tuvo cosas buenas, malas y otras peores. Lo bueno: escenarios adecuados, sonido impecable, buen cartel. Lo malo: los ya tradicionales precios exorbitantes de alimentos y bebidas de festival, así como esas horribles luces alrededor de las pantallas en forma de “H”, capaces de provocarle ataques epilépticos a la audiencia. Lo peor: la poca importancia y el pésimo trato que se dio a la prensa.
Es terrible ver cómo un festival que se había manejado como independiente y alternativo ha tomado estas actitudes. Hace algunos años, cuando incluso tenía que atravesar por ciertas dificultades para llevarse a cabo, los organizadores se quejaban de la escasa difusión que se hacía del festival y del metal en general. Hoy en día, que se ha consolidado como un evento de talla mundial, arropado por la gigante trasnacional OCESA, pareciera que no necesita más de los medios de comunicación para llegar a ese público metalero ávido de música en vivo.
Estoy seguro que los organizadores no planearon pasarse tan de lanza con la prensa como lo hicieron. Sin embargo su organización en ese sentido dejó mucho qué desear. Esperamos que para el siguiente año se atiendan esos errores. Por lo demás la música, lo verdaderamente importante, salió victoriosa.
hell and heaven disculpas