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Festival Lunario Tierra Adentro: Atlas sonoro de México (1/3)

- Por: helagone

por Kin Navarro
@kinconk
Luego de una casualidad afortunada en Internet, me enteré que se llevaría a cabo el Festival Lunario Tierra Adentro 2016 el 22, 23, 29 y 30 de julio de este año. La iniciativa surgió luego del número especial 203 publicado en el 2015 en el que realizaron un:

[…] atlas sonoro sin precedentes. Una escena musical en formación, a su vez incluyente y divergente, en constante metamorfosis. Las treinta y cuatro agru¬paciones aquí reunidas fueron seleccionadas con el apoyo de los músicos y críticos Juan Carlos Hidalgo, Vicente Jáuregui y Alejan¬dro Mancilla, cada una de las bandas examinadas a detalle por este triunvirato, cazadores insaciables de novedades valiosas.

A partir de esta selección se invitó a 16 de estas bandas para formar un festival que llevara hasta los oídos del público la música de nuevos talentos desde distintas latitudes del país. La propuesta es rica tanto para las bandas como para el público pues puede resultar difícil coincidir para conocerlos en vivo.
En esta playlist pueden escuchar el trabajo de estas 16 bandas.

Día 1

8:15 pm
El festival comienza, los ánimos están muy por arriba… pero la gente no llega. El lugar vacío pero lleno de entusiastas. Expedición Humboldt (Michoacán) inaugura el escenario. Salen cubiertos de pies a cabeza con overoles blancos, llenos de cintas en hombros y espalda, charreteras y penachos. Como una estudiantina dibujada por Jis.
Con teclado, dos guitarras, un bajo, trompeta y loop station nos hacen pasar 50 minutos de maravilloso y suave viaje cósmico. Herederos innegables de Porter, hacen sonar su armónica. Sus letras y melodías son tiernas pero tristes, suaves y cálidas pero terribles. Nos envuelve su atmósfera y duele… pero rico.
Me recuerdan también a bandas como Dinosaur Jr. O Neutral Milk Hotel. Apocalípticos y poderosamente deprimidos. Se acercan a varios géneros canción a canción sin terminar de casarse por un género pero consolidando un estilo.

9:10
Llega el turno para El David Aguilar (Sinaloa). Cantautor multifacético-multigenérico. Nos sorprende con una mezcla de trova y rock (e incluso un poco de rap) envidiable. Un muchacho sencillo y simpático acompañado de dos músicos que se divierten montones en el escenario.
Guitarra y garganta bien afinada, bajo y batería. Sus letras están llenas de ingenio y abordan problemáticas existenciales y sociales tan cotidianas o trascendentales como a usted le parezca. Recuerda a La Gusana Ciega con un poco de Silvio Rodríguez.
La gente está encantada. Alguien le grita emocionado: ¡rompe tu guitarra! Y no parece decirlo como forma de censura sino invitándolo a coronar una presentación chingona con un gesto legendario. Es difícil no ceder ante una propuesta así, maciza y sólida. Propositiva y diversa.

10:15
Llega más gente. Los meseros del bar de lunario prenden y apagan sus linternas tratando de captar la atención de los asistentes. No hay muchas ventas. Toca el turno de Sierra León (Nayarit). Sus cinco integrantes tardan un poco en tener todo listo, su vocalista/guitarrista declara: “esta noche vamos a pasarla bien perra”. La distorsión no se hace esperar y desde el primer guitarrazo una dosis de violenta energía inunda el recinto.
Cencerro y teclados, un bajo delirante y una buena maquinaria percutiva construyen un sonido grueso. Por momentos industrial, ruidoso y metalero. Desacompasadamente oscuro e invitador.
El frenesí no da descanso, el público responde al llamado. Se notan los seis años de trayectoria que tienen trabajando sobre los escenarios. El baterista se quita la playera, transiciones de caos armónico “Viva la música hecha en México, cabrones”. Por momentos recuerdan a NIN, At the Drive-In o The Faint. Con una base sólida de fans y sin desperdicio alguno.

11:20
Público va, público viene. Parece que algunos sólo han venido a escuchar a la banda de su preferencia. Toca el turno para Felipe, El Hombre (Chihuahua). Dos chicos delgadísimos con guitarras a sus espaldas, pelo largo, botas y sombrero suben al escenario; los acompaña un incansable baterista.
Desde el primer riff la atmósfera se torna azul. Un sonido bluesero, eléctrico y rasposo nos alcanza. Un power trio sólido, entretenido, con un sonido bien cimentado. Herederos de agrupaciones como The White Stripes o The Black Keys.

Su base de fans es, quizá, la más notable de la noche. Voces tímidas y aguardientosas, solos efectivos y con la actitud correcta, emulan lo mejor de los viajes en carretera y sí, en el desierto. Nos cuentan que están a punto de sacar un nuevo disco y declaran: “Qué chingón este tipo de eventos que apoyan bandas emergentes. Hay un chingo de bandas por todos lados, necesitamos de este pedo.”
La energía va bajando, luego de casi cuatro horas de rockear tan loco ni a los más jóvenes les apetece otra cosa que alejarse de esa barra de $100 la cerveza, descansar los oídos y prepararse para el día siguiente.
El festival se ha inaugurado y promete bastante.