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8 políticos que también se fusilaron sus tesis como #EPNplagiador

- Por: helagone

Desde el mediodía lo anunció Carmen Aristegui, la Unidad de investigaciones especiales volvería al ataque con un reportaje sobre la “estatura ética” de Enrique Peña Nieto. La verdad la cosa se escuchaba muy general y había mucho panorama para extender la imaginación. Finalmente el título del reportaje fue demoledor: Peña Nieto, de plagiador a presidente. Y es que resulta que el equipo de Aristegui encontró que más o menos el 29% de la tesis con que el ahora preciso se hizo licenciado fue plagiada. Diez autores más o menos le “cedieron” sus ideas y palabras a EPN para titularse como pueden ver:

Las reacciones no se hicieron esperar, empezando por el vocero de la presidencia que se echó esta joya:
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Ante esta gran respuesta, a la que sólo le faltó “Esto es México, wey ¿captas?“, nos entró la curiosidad por saber qué ha pasado en otros países en casos similares. Y es que hay muchos, parece ser que tanto políticos de medio pelo hasta de élite y presidentes les ha dado por ahorrarse esas penurias que hacen sufrir a tantos tesistas alrededor del mundo. Acá les dejamos los casos de ocho políticos que plagiaron sus tesis.
* Un descuido por allí, otro por allá
Annette Schavan era la Ministra de Educación de Alemania cuando, en 2013, la Universidad de Dusseldorf decidió retirarle el grado de doctora tras haber comprobado un plagio en su tesis. Según el fallo de la universidad, la entonces ministra había simulado un rendimiento intelectual que ella no produjo, por lo que con 12 votos a favor y 2 en contra le fue retirado el cargo. Después de conocer la decisión de su alma mater, Schavan aceptó que “pudo haber sido descuidada en el tratamiento de sus fuentes”, y en una conferencia conjunta con Angela Merkel, renunció a su cargo.
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* Poca mala fe, mucho trabajo
Schavan no fue la primera del gobierno de Angela Merkel en caer por cargos de plagio. El escándalo inició desde 2011 cuando el entonces Ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, fue acusado de haber plagiado 270 páginas de su tesis doctoral, lo que terminó con la carrera del que era el ministro con mayor aceptación entre la población. Guttenberg afirmó que no actúo de mala fe, sino por exceso de trabajo, por lo que no podía ser acusado de plagio. Merkel quiso sostenerlo en el puesto argumentando que no lo había contratado por sus títulos, pero la presión fue demasiada. El joven misnistro renunció a su cargo poco tiempo después, y desató una exahustiva revisión de las tesis de todo el equipo de Merkel, y todo gracias a un software de reconocimiento diseñado por un ciudadano en busca de un poco de honestidad.
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* “Hice lo mejor que pude con lo que sabía”
Si con alguien está siendo comparado Peña Nieto ahora es con el ex presidente de Hungría, Pal Schmitt. En 2012, el entonces mandatario fue obligado a dimitir tras comprobarse el plagio de su tesis de doctorado. Y es que su tesis titulada Análisis del programa de los Juegos Olímpicos modernos era más bien una traducción de un trabajo en francés al que le copió hasta los errores. Schmitt resistió casi un mes antes de presentar su renuncia ante el primer ministro, al hacerlo, al igual que en los casos anteriores, dijo que su tesis era honesta y que había hecho lo mejor que pudo con lo que sabía. No sabemos si se refería a las buenas habilidades de traducción, a su maestría en el esgrima o a qué exactamente.
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* Lo mismo, pero con distinta letra
Otro doctor patito, esta vez de Rumania. El ex Primer Ministro Victor Ponta fue acusado de plagiar 80 páginas de su tesis de doctorado en derecho, al no haber indicado las citas textuales. Ponta negó los cargos, aunque, en un entrevista, se dijo dispuesto a renunciar si se comprobaba el plagio. A la tensión política se sumó una denuncia penal que entablaron dos filólogos y dos políticos en contra del premier. Dos años después el Alto Tribunal de Justicia Rumano determinó que Ponta, ya fuera del cargo, no había cometido plagio y que no procedían las denuncias en su contra, pues  “no se puede calcular el porcentaje del texto idéntico copiado puesto que los formatos de los trabajos, el tipo de los caracteres utilizados y las páginas son diferentes”. El Ministerio de Educación le ratificó el grado de doctor, aunque ante el escándalo Ponta lo retiró de su currículum.
Ponta
* No oigo no oigo soy de palo
También en Rusia, mon amour. En 2006, el Washington Post denunció el plagio que el mandatario ruso cometió en su tesis doctoral. Según el diario, que se basó en análisis de la Brooking Institution, Putin se fusiló 16 páginas, cuadros y gráficas del trabajo de dos estudiantes de la Universidad de Pittsburg. Los argumentos sobre planeación y estratégica política que los gringos publicaron en 1978, le dieron a Putin el título de doctor en Economía en 1997, y a la fecha lo sigue conservando. Aunque hay que decir que la verdadera prueba de poder de Putin es haber podido pasar como inovadores argumentos producidos casi veinte años antes.
Putin
* La culpa la tuvo el Papa
Y como en esto de las tesis no hay temor de dios, hasta el Gran Rabino de Francia estuvo metido en estos líos por ahí del 2013. Gilles Bernheim se sirvió con la cuchara grande, pues no sólo se fusiló fragmentos e ideas de otros autores para publicarlos en sus libros, sino que aceptó públicamente que uno de sus títulos más reconocidos había sido escrito por un “negro literario” (o “escritor fantasma”, para evitar las resonancias esclavistas) que estaba convenientemente muerto. Por si eso fuera poco también cacharon que su título en Filosofía era también de a mentis. Lo mejor de esta historia es que nadie hubiera cachado a Bernheim si su cuate Benedicto XVI no hubiera citado públicamente uno de sus  textos contra el matrimonio homosexual; la mención del entonces Papa hizo lo suficientemente famoso el texto para que alguien lo reconociera. De ahí todo fue jalar un hilo de media hasta que el Gran Rabino tuvo que renunciar a su cargo.
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* Blanco de los hackers
El senador estadounidense Rand Paul parece harina de otro costal. Y es que no fue su tesis la que plagió, sólo un par de discursos y libros. Además, mientras otros políticos recurren a autores consagrados, textos perdidos o en otros idiomas, Paul recurrió a la última gran obra de la humanidad: Wikipedia. En un discurso pronunciado en 2013 se plagió la página de la película Gattaca publicada por la enciclopedia. Poco tiempo bastó para que periodistas y bloggeros localizaran más plagios en sus libros que incluían robos a revistas como Forbes. La defensa del senador fue tan débil como su crímen: acusó ser víctima de enemigos y de hackers.
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* No es plagio, es copia
El caso más cercano geográfica y temporalmente es el del ex candidato a la presidencia de Perú, César Acuña, quien fue acusado de plagiar su tesis doctoral. En una bizarra defensa, el ex candidato negó las acusaciones no desmintiendo la copia de fragmentos, sino poniendo a debate la exactitud del uso de la palabra plagio. Ante el Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral, Acuña defendió su tesis diciendo que las recomendaciones y las conclusiones eran originales, y que el resto de la investigación había que adjudicársela a la Universidad Complutense de Madrid. La institución respondió retirándole el grado, y Acuña renunciando a la candidatura.
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Así es, muchachos y muchachas, en todos lados se cuecen habas. Lo que no debiera hacernos creer que es algo normal o aceptable. Lo presentado por el equipo de Aristegui Noticias es la disminuida ética del presidente. Y ante la respuesta de su vocero, queda claro que para este gobierno cualquier delito o conflicto quire ser reducido a la percepción; en esta ocasión, tal vez a todos nos falló la vista y no vimos las comillas ni las intenciones de Peña Nieto. Qué bueno que la presidencia se abra al debate, sin embargo, lo que no puede entrar a discusión es qué tan dentro de la ley está el presidente.