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#PecesSueltos presenta: La Máquina de Hacer Pájaros

- Por: helagone

“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick

Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.

 

La Máquina de Hacer Pájaros

por Albert Weber
@AlberthusWeber
La Máquina de Hacer Pájaros fue un proyecto de rock progresivo argentino fundado por Charly García, activo entre 1975 y 1977. Retomó claramente influencias del progresivo inglés más melódico, como Genesis, Camel o Gentle Giant, pero estuvo muy lejos de ser una intrascendente copia, pues, a pesar de su corta trayectoria, representa hoy en día una de las bandas más clásicas del género en su país. La frase del mismo García pasará a la posteridad, cuando dijo para una entrevista en el 75: “Somos el Yes del sub-desarrollo”.
Debido al momento histórico durante el cual se formaron, tuvo una escasa aceptación por parte del público local, pero tan sólo unos años después serían ya considerados una de las bandas más originales e importantes de la escena argentina, pero por el contexto político mismo, de grave represión, tuvo poco tiempo y oportunidad para desarrollarse ampliamente. La Máquina de Hacer Pájaros quedaría empolvada en los sótanos mentales de coleccionistas y seguidores; un recuerdo, valioso y querido, una joya musical progresiva sin igual en el panteón del rock argentino.
Su perfil resulta de más interesante, pues es uno de esos raros casos en los que una banda aislada se preocupa por desarrollar un estilo de rock tan poco ortodoxo como lo es el progresivo, durante los primeros años de un régimen tan ultraconservador y brurtal como lo fue la dictadura de Rafael Videla.
En realidad podría pensarse que La Máquina es una especie de súper grupo, juntando artistas de varios otros proyectos. Estuvo compuesta por Charly García (Sui Generis), Oscar Moro (Los Gatos y Color Humano), Carlos Cutaia (Pescado Rabioso), Gustavo Bazterrica (posteriormente en Abuelo de la Nada) y José Luis Fernández (Crucis). Destaca en esta alineación la utilización de dos teclados, algo totalmente inédito en el rock latinoamericano hasta este momento.
El nombre es una referencia humorística a la historieta “García y La Máquina de Hacer Pájaros”, dibujada por el humorista “Crist”. El chiste local resonó tan fuerte que el mismo autor de la historieta dibujaría un pequeño cómic, que sería la portada del disco debut homónimo.
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El 24 de marzo de 1976 se da el golpe de estado que destituye al último gobierno peronista (conformado a la cabeza por la viuda María Estela Martínez de Perón, “Isabelita”), y se inicia con ello el llamado Proceso de Reorganización Nacional y la cruenta dictadura militar de Rafael Videla. A partir de aquí, la vida cultural y artística del país cambiará radicalmente, y el rock, que desde antes ya era visto como un agente incómodo, será estigmatizado como una amenaza, y se le dará desde las altas esferas una turbia connotación cuasi-criminal, el semillero dentro del cual se prolifera la discordia social y el inconformismo contra los “nobles” estatutos de la dictadura militar.
En Sui Generis Charly García había dicho ya haber tenido que convivir con la censura, pero el nuevo régimen era otro cuento, y lo que antes podía ameritar una sencilla sanción podía representar un fusilamiento o una desaparición en este nuevo y espontáneo contexto de represión. Las presentaciones en vivo son ahora muchas menos, y más pequeñas (nada que ver con las primeras presentaciones de casa llena, en el mítico Luna Park, tan sólo meses antes del golpe). La banda incluso debe empezar a evitar ser vista en conjunto de manera tan pública, y se ven forzados a ensayar en el sótano de un club social del cual era miembro el guitarrista Gustavo Bazterrica.
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La disolución repentina de las otras bandas de la escena progresiva local, como Crucis, Espíritu o los magnánimos Invisible, aislaría aún más a La Máquina, que ahora se encontraba sola y sin gran apoyo. A pesar de la obscura situación, la banda logra grabar su segundo y último disco, Películas, el cual, al más puro ya conocido estilo y maestría de García, hace una crítica bastante sutil sobre el aire de represión y conservadurismo que se está viviendo. “Qué se puede hacer salvo ver películas” dicta la rola que lleva el nombre del disco, e inaugura una frase predilecta hasta hoy en día para referirse a esa etapa de rock y dictadura en Argentina.
La rola que abre el disco, Obertura 777, compuesta antes del golpe, es sobre todo optimista, pero no deja de tener un aire auténticamente fuerte y contestatario. Como tantas otras grandes composiciones del Charly, muestra de una manera impresionantemente sutil una forma de resistencia en una época obscurantista y culturalmente enferma.



Para el final de 1977 se endurece la dictadura, y al ser tan difícil desarrollar proyectos culturales en tan crudo e intolerante ambiente, acaba así toda una etapa del rock progresivo argentino, aunque habrá otros subgéneros que resistirán por años los embates retrógradas de la dictadura.
Aunado al contexto ya mencionado, y las rencillas de los demás integrantes por el liderazgo (o monopolio) creativo de Charly, la situación se volvió sencillamente insostenible para la banda, y La Máquina de Hacer Pájaros se disuelve antes de que acabe el año. Nos deja un legado corto, muy corto, pero fascinante.
En tan solo dos discos este efímero proyecto nos dejó una probadita del increíble conjunto que pudo haber llegado a ser más, mucho más, si se hubiera topado con un ambiente de libertades artísticas y culturales que lo hubiera tolerado. Lo bueno es que todos estos músicos prosiguieron a proyectos de mayor duración que son recordados hasta hoy en día. De Charly García ni se diga, al ser uno de los rockeros argentinos más prolíficos, claramente a la altura de artistas como Luis Alberto Spinetta, León Gieco o Fito Páez. La Máquina de Hacer Pájaros siempre será recordada como esa joya, casi coleccionista, y musicalmente avanzada, de una genialidad aislada en tiempos de dictadura.