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6 puntos que debes tener en cuenta antes de ir a la marcha #VibraMéxico

- Por: helagone

La convocatoria es simple y acorde a lo que hemos escuchado todos los días, desde mediados del año pasado, en todos los medios de comunicación del país: México debe ponerle un alto a Donald Trump. Las decisiones y declaraciones del presidente estadounidense, y su impacto real en la política y la economía de nuestro país, han hecho urgente un posicionamiento de nuestra parte. A eso parece ir encaminada la marcha #VibraMéxico.
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Ese tono muy alineado a “el cambio está en ti” y “basta de quejarse”, además de las personas que están funcionando como voceros de la marcha, han desatado una álgida discusión que va desde decir que si no vas debieran retirarte la nacionalidad, y que si vas eres el nuevo portavoz de Televisa y de todo reaccionario mexicano, de izquierdas y de derechas. Acá les dejamos algunas reflexiones para que, más allá de que estén apoyando o condenando la marcha, propicien hacer Vibrar a México siquiera contribuyendo a la discusión pública.
* Ellos los del poder
El detalle clave de la marcha es quién está convocando y la posible agenda oculta que pueda tener la manifestación. Al ver nombres como el de Isabel Miranda de Wallace, Enrique Krauze, gente del PRI, Denise Dresser, etcétera, resulta muy difícil de creer que la marcha sea tan apartidista e independiente como quieren hacerla parecer. Lo cierto es que #VibraMéxico está convocada por 73 organizaciones como universidades, centros de investigación, defensores de derechos humanos, y sí, organizaciones del la sociedad civil como Alto al secuestro y Mexicanos Primero. Las líneas discursivas, objetivos, ideales y acciones de cada uno de los convocantes son diversas y contradictorias. Más que un llamado a la unidad, parece una convocatoria esquizofrénica que muestra a Trump como el enemigo común, pero que no logra ponerse de acuerdo si apoyará al presidente, si están a favor o en contra de la pobre postura que ha intentado sostener el gobierno de Enrique Peña Nieto, ni cuáles son las acciones concretas que se tomarán para proteger a México.  La agenda de #VibraMéxico está oculta, o peor aún, no existe. Por ello es más fácil achacarle los motivos perversos a las personas que están convocando y que se han aprovechado de la ciudadanía cada vez que han podido.

* Ustedes los de blanco
El blanco: el color de la paz, o no. Los objetivos de la manifestación están tan perdidos que una de las discusiones que ha acaparado la atención pública es el “uniforme”. Esta marcha no es la primera en pedir que los manifestantes vayan vestidos de algún color en particular. Pero, de nuevo, los referentes cercanos no son nada halagüeños: el Frente en defensa de la familia, y México unido contra la delincuencia son los antecedentes claros de estos llamados a la unidad encabezados por sectores privilegiados e intolerantes de la sociedad. Si vamos todos de blanco, unidos caminando de la mano, ¿a cuál de todos los discursos de los convocantes estamos suscribiendo? Si de la manera más obvia, con el blanco simbolizamos la paz, ¿eso significa que debemos de dejar al lado nuestras claras diferencias y callar nuestros argumentos contra aspectos sumamente critricables de los organziadores sólo porque Trump vino a patearnos el pesebre (que está por cierto ya muy maltratado por algunos de los mismos convocantes)?


* Nosotros la sociedad civil
¿Quién puede marchar y quién no? ¿De quién son las calles? ¿De quién la indignación? ¿Quién es la sociedad civil? Esas son las preguntas a las que no queremos enfrentarnos cuando defendemos o criticamos #VibraMéxico. Los que suscriben la convocatoria y hablan de marchar de manera “respetuosa”, como si existiera el manual de urbanidad, no están tan lejos de quienes la condenan porque quienes ahora llaman a la unidad no pelean por las causas justas, como si la justicia fuera una etiqueta que se gana con puntos de indignación. No perdamos de vista que es igual de reaccionario tachar de incendiario violento a cualquiera que salga a protestar, que asumir que quien no salga por las causas que nosotros apoyamos no tienen derecho a marchar. La libre manifestación es para todos, el problema está en cuando los manifestantes protestan a favor de algo que es ilegal o violenta derechos humanos (saludos a la Arquidióscesis). Pero una marcha sin objetivos no es ilegal, puede ser inocua, pero legítima. Tengamos cuidado al afirmar que #VibraMéxico no es una convocatoria de la sociedad civil, porque eso nos puede llevar a  buscar un líder que nos dé la categoría de ciudadanos de acuerdo con lo que apoyamos o criticamos.

* Él tiene la culpa
Que no es Trump, que es Peña. Que lo injusto no es el muro sino el gasolinazo. Que no es a favor del gobierno es a favor del país. Que es una manifestación por la unidad nacional, pero mejor marchamos de lejitos. #VibraMéxico no ha fallado en elegir a un enemigo, pero sí en construir el frente, es decir, sabemos contra quién estamos, pero no quiénes somos. Suena a paradioja existencial, y lo es. Defender a México parece absurdo cuando ese territorio no es un país sino un cúmulo de desigualdades. La desconfianza entre los mismos convocantes, y entre ellos y la ciudadanía es evidente porque vivimos Méxicos muy diferentes. Y no caeremos en la inocentada de decir que cada cabeza es un mundo, pero llamar a la unidad poniendo como condición que nos olvidemos de nuestras propias luchas, inquietudes, críticas, etcétera, es contribuir a que el blanco de la marcha no simbolice la paz sino la ausencia de color, la ausencia de pensamiento y reflexión. Nos unimos y ¿luego qué? Cantamos el “mas si osare un extraño enemigo”, mientras unos viven “inermes bajo el yugo”, otros en la “guerra guerra” y nadie en el “patria patria”.

* no sabes nada
La imposibilidad de la unidad nacional no sólo está fincada en las múltiples desigualdades del país, sino también en la incapacidad de, ya no digamos empatía, sino de diálogo. Al grito de “cada quién tiene su opinión”, “yo no platico con idiotas/ignorantes/abusivos…” y “si no propones, cállate”, la discusión sobre #VibraMéxico está en el mismo tono que todos le condenamos a Trump. Una cosa es ser coherente y otra cosa es asumir, como el presidente naranja, que todo lo que no esté a favor de uno mismo es mentira o no existe. El diálogo no es para estar de acuerdo, ni siquiera para llegar a la sana convivencia, es para orearse un poquito la mente de las ideas propias. Armar bandos, mentarle la madre a Krauze, ponerle consignas a Claudio X. González o pelearse en tuiter como Leo Zuckerman y John Ackerman es bien divertido, pero tan inofensivo e inútil en el mundo tridimensional como las peticiones de diálogo de Peña Nieto.

* Yo, el privilegiado
Siempre que marchamos, lo hacemos con nuestros privilegios a cuestas. Manifestarse es un derecho ganado y en ese sentido un privilegio. Por ello las peleas que dejan como conclusión que es mejor no salir son muy peligrosas. Protestar debe ser un ejercicio constante en nuestra vida social, pero no debemos normalizarlo, debe ser siempre algo extraordinario. Si hacemos normal la protesta, hacemos normal la causa. Al defender nuestra libertad de expresión no olvidemos por qué o por quiénes hablamos, y pensemos también a quiénes silenciamos o decidimos no escuchar. Si repensamos con quiénes marchamos, repensemos también desde dónde lo hacemos. Si una de los desplantes a #VibraMéxico se hizo porque llegaba sólo al Ángel y no al Zócalo, pensemos en el peso simbólico de esos dos sitios. Unos llegan al Ángel porque creen que ahí encontrarán la independencia que no les dan sus intereses, y otros salen de ahí creyéndose independientes y en busca de la Plaza de la Constitución, la plaza de los derechos perdidos.


Ir o no ir a la marcha #VibraMéxico ni siquiera parece ser la cuestión central. La manifestación en sí misma nunca basta, lo interesante es que otras formas de participación ciudadana derivan de ella. Si México vibrará no depende de esta manifestación en específico sino de los diversos tipos de comunidad que puedan nacer de un país que, en gran medida, es incapaz de enfrentarse a Trump, porque ni siquiera puede verse en el espejo.