TODO MENOS MIEDO

EN VIVO

EN VIVO

#Desvelos. El tiempo del yo

- Por: helagone

por Joaquín Diez-Canedo Novelo
@joaquindcn
I
Es como cuando te encuentras a la hermana de tu ex en un lugar público e inesperado, y por ese pequeño e incómodo instante vuelves a ser eso que fuiste antes y que ya no eres más. Es como si volvieras, no sé, y uno de los tús que dejaste detrás, tal vez por represión o por olvido, saliera de su larga sombra de letargo para aparecerse en un momento en el que tú no lo controlas. O mejor: es como si, frente a un sujeto del pasado, un yo desconocido —o un tú, o un nosotros— surgiese de su extravío en las vetas oscuras de la memoria y el tiempo para recordarte que tú no eres esa unidad coherente y acotada que siempre has supuesto ser sino una acumulación de tús, cada uno con su tiempo y su historia y sus propias ruinas.
II
Te fuiste hace tanto que quiero pensar que ya no recuerdo la fecha. Pero no, la recuerdo perfectamente: 29 de agosto. Te fuiste porque tenías que irte y hacer tus cosas, y a mí también me tocaba hacer las mías aunque quedándose era más difícil verlo. Te fuiste y en ese momento se rompió algo que habíamos hecho y que pensábamos perenne pero que era tan frágil como el enclenque espacio que podíamos darnos unas cuantas horas por semana. No hubo culpas por repartir: cada quien hizo lo que le tocaba.
III
¿Quién soy yo sin ti?, se pregunta Judith Butler, y contesta que ni yo soy yo/aquí ni tú eres tú/allá sino que el Yo, el nosotros, está en el entrecruce. Querer es necesariamente descentrarse, tender hacia el otro, y de ahí que la pérdida de la persona amada lo ponga a uno junto al abismo, pues hasta cierto punto se pierde una parte constitutiva del yo.
IV
Toma tiempo regresar al , pero quizás cuando uno vuelve lo que encuentra es distinto.
V
Y en vez de eso, como ya no hablábamos, yo te escribía cartas; y luego fue todavía más difícil vernos porque cada quien hacía sus cosas y entonces yo ya no te escribía a ti, por lo que quiero decir que ya no te las mandaba a ti aunque seguía escribiéndoselas a un tú imaginario. Y también te contaba cosas, antes de dormir o caminando por tu barrio cuando ya no podía evitarlo; le narraba mi vida a un tú que cada vez se alejaba más de ti pero del cual yo no podía separarme, en una especie de soliloquio a dos voces en dónde estábamos yo y lo que yo pensaba que eras tú. Y poco a poco ese tú se volvió parte de la manera en que pensaba, y todo lo que escribí en esa época está escrito así. Y fueron pasando los años, porque lo que pasan son años, y la voz poco a poco fue cambiando de un nosotros muy claro a un tú muy difuso hasta acabar en un yo que era intimísimo, pero no sin que antes volvieras y te viera y me diera yo cuenta que ese tú que yo imaginaba ya nada más existía en mí. Y de un dos pasó a un mí mismo.
VI
Me recuperé pero no del todo. Prueba de esto es que aquí estoy todavía, escribiéndote esto.
VII
Pero otra vez no es a ti a quien le escribo, es a mí. ¿A quién más le escribe uno?
desvelos casa1
VIII
Todavía te veo, de vez en cuando, pero ya no siento nada. Ya ni siquiera se me activa el . (Pero es cierto que tampoco se me activa con nadie más.) Todo esto me hace pensar que quizás el tú sólo es alguien y ya luego uno aprende a compartir otras cosas pero ya nunca más la voz. No creo que ahora cuando quiera a alguien tienda menos hacia esa persona, simplemente creo que la historia ya me la cuento a mí y a ustedes, ya no tanto a ti. Supongo que he consolidado al yo que quiere. Quiero más desde mí, pues, y menos desde el tú. Supongo que eso es la agencia.
IX
Lo que me pasó también es que fui creciendo. Yo supuse que no, y que mientras tú hacías lo que tenías que hacer, lo que a mí me pasaba era sólo el tiempo, pero esto no era cierto. Esto no lo supe, por supuesto, hasta cuando te volví a ver. No sé qué hicimos, pero hubo un momento en el que me di cuenta que lo que me extrañó no fue encontrarte distinta sino ver que yo era otro. He querido pensar por qué sucedió así, por qué yo creí que yo seguía en lo mismo, y ahora lo que creo es que uno cambia en lo que se preocupa por otras cosas.
X
Confieso que ya no sé qué soy ahora, pero supongo que hay cosas que ya no se reconstituyen.
XI
Tanto tiempo después y yo me encuentro en un lugar totalmente distinto. Lo sé porque me veo diferente en el espejo y porque ahora entiendo mejor que el yo está disuelto en otras temporalidades, que es tan maleable como la circunstancia y que la circunstancia ya son otras y muchas. También estoy atorado y por eso vuelvo, porque después de tantos ejercicios de narrar desde el yo pienso que tal vez lo que puede darme otra forma de narrar sea volver al tú y, como ya te dije, el tú en mí necesariamente eres tú. Y entonces escribo esto que es una confesión pero al mismo tiempo una búsqueda de qué es lo que queda en mí de ti, quizás para extirparlo finalmente o quizás simplemente para observar sus ruinas. Porque también sirve observar las ruinas e imaginarlas vivas. El vacío se vuelve más intenso.
XII
Y supongo que no leerás esto porque ya no está escrito para ti, ni tendrá tu nombre, ni podrás encontrarlo por ahí, perdido. Tú ya no eres esto y tu lugar lo ocupa una ruina de un tiempo en que había otras posibilidades.
XIII
En el tú no hay montañas de fondo. Aún no sé qué signifique esto.
XIV
Pero sí sé que escribirte me trajo a un tiempo que ya me es enteramente ajeno, a un cuarto que está totalmente vacío, a un latido del que ya sólo se escucha por rumores.
Es, no sé, como si ya fuera otro.
Abandoned Farmhouse, Dark Skies B&W