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En memoria del hombre íntegro: Thomas Sankara

- Por: helagone

por Alan Plata
@AlanPlata_97
Joven revolucionario marxista, dotado con un carisma extraordinario, fuerza y energía para transformar a un país. Gozaba de una capacidad discursiva poderosa, haciendo temer siempre a las potencias coloniales y sembrando esperanza en los países que luchaban por su libertad. Su nombre era Thomas, su apellido Sankara, conocido como “el presidente de los pobres” o “el Che Guevara africano”.
Un 4 de agosto de 1983, en un país llamado Alto Volta, Thomas Sankara, a sus 33 años, dio un golpe de Estado que lo llevaría a la presidencia y con ello comenzaría uno de los procesos revolucionarios más importantes del continente africano y del siglo XX.
Thomas Isidore Nöel Sankara nació el 21 de diciembre de 1949 en Alto Volta. Creció en una familia católica que lo impulsó a estudiar para sacerdote, sin embargo, dejaría su formación sacerdotal por la militar, aunque nunca dejó su vocación católica. A los 19 años comenzó su carrera militar, después de su largo entrenamiento en Madagascar, donde vivió los levantamientos de 1971 y 1972. Para el año de 1974 lucharía en la guerra de Malí, en la cual conocería a su amigo y compañero de lucha Blaise Compaoré.
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Fue en la década de los años de 1970 cuando tuvo su mayor acercamiento al comunismo y a las experiencias revolucionarias que se habían dado tanto en Cuba como Ghana, desarrollando así una combinación entre sus creencias católicas y el materialismo dialéctico. En el mandato del coronel Saye Zerbo se formó una organización secreta llamada “Agrupación de los oficiales comunista”, a la que Sankara pertenecía.
Para el año de 1981 fue nombrado Secretario de Estado para la Información del gobierno militar, pero a los pocos meses renunciaría al cargo diciendo “malditos sean quienes callan al pueblo”, pues el gobierno acababa de prohibir el derecho a huelga y desmantelar el principal sindicato, generando un antagonismo irreconciliable entre el capitán Sankara y el régimen.
Después del golpe militar de Jean-Baptiste Ouédraogo en 1982, Sankara fue nombrado primer ministro, siendo destituido del cargo en marzo de 1983 tras la visita del hijo del presidente francés Mitterrand. Este hecho sería el detonante para que un nuevo levantamiento popular fuera posible.
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El 4 de agosto de 1983, el golpe de Estado organizado por Compaoré y apoyado por Libia, convirtió a Thomas Sankara en el 5º presidente de Alto Volta. En palabras del joven revolucionario “la noche del 4 de agosto alumbró la obra más saludable para el pueblo burkinabè. Le dio a nuestro pueblo un nombre y a nuestro país un horizonte”. Precisamente al año siguiente, el país adquirió el nombre de Burkina Faso, que quiere decir “El país de los hombre íntegros” o “la tierra de la gente íntegra”.
La importancia del hombre que luchó por la construcción de un país de gente íntegra y por lo que hoy debe ser recordado no radica en su carisma o su llegada a la presidencia, sino con el proceso de transformación denominado Revolución Democrática Popular que llevó a cabo durante su estancia en el poder. La política que impulsó, se centró en la lucha contra la corrupción, la educación, agricultura, el medio ambiente, la salud y la lucha por la emancipación de las mujeres.
En su célebre discurso ante la Organización de las Naciones Unidas de 1984 presentó al ex-Alto Volta diciendo que había “7 millones de habitantes, más de 6 millones campesinas y de campesinos; un índice de mortalidad infantil de 180 por cada mil; una esperanza de vida que se limita a 40 años; un índice de analfabetismo del 98 por ciento, si concebimos el alfabetizado como el que sabe leer, escribir y hablar una lengua; un médico para cada 50.000 habitantes; un índice de escolarización de 16 por ciento; y, por fin, un producto interior bruto por habitante de 53.356 francos CFA, es decir, de apenas más 100 dólares.
Empero, cuando habló de Burkina Faso, dijo que “donde siete millones de niños, de mujeres y de hombres, se niegan en lo sucesivo a morir de ignorancia, de hambre, de sed, no logrando vivir verdaderamente desde un cuarto de siglo de existencia como Estado soberano”, dio a entender el porqué de la lucha del pueblo bukinabé.

Algunas de las acciones que impulsó Sankara para cambiar la realidad en la que se encontraba su país fue vender toda la flota de autos Mercedes del gobierno, y hacer que el coche oficial del gobierno fuera el Renault 5 (el coche más económico que había en Burkina Faso). Además, redujo los salarios del gobierno de forma considerable y prohibió que los funcionarios públicos viajaran en primera clase
En materia de salud, realizó una campaña de vacunación (financiada con los recortes al presupuesto del gobierno) en todo el país, donde 2 millones 500 mil niños -de Burkina Faso y de los países colindantes- fueron vacunados contra el sarampión, la fiebre amarilla, la rubéola y la meningitis, dejando de ser le país con la tasa de mortalidad infantil más alta. De igual manera, se construyeron hospitales o postas médicas en todo el país, garantizando por lo menos un hospital por pueblo.
En el tema educativo, se logró elevar la tasa de alfabetización pasando del 12 por ciento al 22 por ciento y se construyeron un gran número de escuela. En cuanto a la cuestión agraria, se eliminaron los impuestos agrícolas, y a partir de la reforma agraria se repartió la tierra de los terratenientes feudales y se la entregó a los campesinos, aumentando de 1700 kilogramos por hectárea a 3800 kilogramos, consiguiendo la autosuficiencia alimentaria. Una vez conseguido esto, rechazó toda la ayuda exterior con el fin de evitar dependencia hacia las potencias hegemónicas.
Otro gran logro fue realizar más de 150 perforaciones para garantizar el acceso al agua potable en los lugares que habían estado privados de estas necesidad. En cuanto a la cuestión ambiental, se le dio prioridad a la reforestación, ya que se sembraron 10 millones de árboles en 15 meses dentro del marco del Programa Popular de Desarrollo, y con el fin de dejar de utilizar la leña: en las escuelas los estudiantes construían unos hornillos para sus hogares.
La política de defensa de la mujer no tuvo punto de comparación con ningún otro país del continente. Para Sankarala revolución y la liberación de la mujer van unidas. No hablamos de la emancipación de la mujer como un acto de caridad o por una oleada de compasión humana, es una necesidad básica para el triunfo de la revolución”. En su gobierno, colocó a mujeres en cargos de suma importancia, de igual manera formó una guardia personal de mujeres motociclistas, pues la mujeres tenían prohibido pertenecer a las fuerzas de seguridad y básicamente se les limitaba al trabajo doméstico.
Éstas fueron algunas de la victorias y alegrías que le trajo la revolución al pueblo de Burkina Faso. Una de las últimas cosas memorables que hizo Sankara tuvo lugar en la Cumbre de los países miembros de la OUA en 1987 cuando pronunció lo siguiente: “Querría que nuestra conferencia adoptara la necesidad de decir con claridad que no podemos pagar la deuda. No con un espíritu belicoso, belicista. Esto es para evitar que nos hagamos asesinar aisladamente. Si Burkina Faso, solo, se negara a pagar la deuda, ¡yo no estaré presente en la próxima conferencia! En cambio, con el apoyo de todos, que mucho necesito, con el apoyo de todos podríamos evitar pagar. Y evitando el pago podríamos dedicar nuestros magros recursos a nuestro desarrollo”.

Algunas personas cercanas a Sankara consideran que este discurso fue lo que provocó su muerte. Puesto que pocos meses después de este acontecimiento, un 15 de octubre del 1987 fue asesinado junto con otros 12 oficiales en un nuevo golpe de Estado organizado por su antiguo amigo Blaise Compaoré y apoyado por Francia, dando inicio a una dictadura de 27 años. El presidente Compaoré anuló todas reformas que se habían llevado acabo en los últimos cuatro años. Fue así como se asesinó la revolución.
En síntesis, podríamos decir lo que el músico nigeriano Fela Kuti escribió de Sankara en la canción Underground System: “África, desde el fallecimiento de los líderes an-tes mencionados (Kwame Nkrumah, Sekou Toure, Ahmed Ben Bella, Patrice Lumumba, Modibo Keita), no había visto a un líder carismático como Sankara. Era uno de los pocos que no temían decir la verdad. Llamando a otros jefes de Estado africanos a reunirse y unirse, viviendo una vida modesta en comparación con aquellos que su única preocupación era la de llenar sus bolsillos con el dinero robado de sus respectivos países. Ellos pueden conspirar para matar a Sankara hoy en día, pero jamás podrán matar sus ideales por los que vivió y fue asesinado”.
Innegablemente Thomas Sankara ha sido unos de los mejores presidentes de la historia. A pesar de que su desempeño como presidente sólo fuera por cuatro años, su lucha política fue algo ejemplar que inspiró futuras revoluciones y que hizo temblar a las potencias hegemónicas que tenían intereses en el continente. Es por esto que hoy vale la pena recordar a este hombre íntegro.
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