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#SemaraIR: grandes conciertos, demasiadas cadenas

- Por: helagone

por Ana Martínez de Buen
@Anamdb
Del 28 de agosto al 3 de septiembre se llevó a cabo la segunda edición de la Semana Indie Rocks. La propuesta de cartel pintaba para pura gozadera, curada con gran cuidado para cubrir los gustos de la ciudad dentro de la escena independiente.
Entrevistamos al aire a Cynthia Flores, editora de Indie Rocks y parte clave de la organización. Nos explicó que la propuesta de la Semana Indie Rocks no es un festival y que, a diferencia de éstos, buscaban que el público y las bandas se conectaran de manera más íntima. De ahí la defensa del Foro Indie Rocks, donde el aforo es más pequeño y controlado. También hizo énfasis en que el pareo de bandas nacional/internacional se hacía confiando en el nivel del talento mexicano, y que era un cartel donde no se les calificaba como teloneros, sino como compañeros de escena.
Para lograr tener una perspectiva completa de las distintas formas en que un evento de este nivel de producción se vivió, recolectamos el testimonio de cuatro personas: César Castro (Director de Repertorio Internacional y Vinil en Sony Music Mexico), Axel Valero (FOH de León Larregui, Centavrvs y Mylko, entre otros), Alan Prats (Melómano, historiador y locutor de Caníbal en su NoFM de confianza) y Rosk (banda mexicana que participó en la primera fecha).
César Castro lo vivió desde la zona VIP: “Me parece un esfuerzo increíble por parte de Indie Rocks y todos los involucrados. Me encontré a muchos amigos de la industria (medios, colegas de otras disqueras, fotógrafos, promotores, gente de tiendas de vinilos, DJs, artistas, etc.) y por lo que pude hablar con ellos, todos muy contentos y pasando un buen rato. El área VIP fue verdaderamente muy cómoda, te daba la oportunidad de encontrarte con todo mundo y tener un rato de charla y convivencia. Aunque por momentos era complicado asomarse por el balcón para ver a la banda, siempre encontrabas un buen spot para disfrutar el espectáculo (…) He decir que lo único que quedó un poco a deber fueron las bandas abridoras… de tres que me tocaron ver: dos fueron bastante pobres en cuanto a propuesta y calidad de ejecución”.
 

Axel Valero nos dijo “En general me gustó mucho el proyecto, la elección de bandas se me hizo un gran acierto, sólo fui a trabajar a una fecha (Digitalism con Mylko de telonero) estuvo aforado desde nuestro show y habían cambiado el sistema de audio por uno muy bueno, el show términos sonando muy bien a pesar de las limitaciones que ocasiona la acústica del lugar. El único desacierto que considero, es que nos dieron menos acreditaciones de producción de las que queríamos y no todo el crew pudo pasar a la zona de backstage (…)   el show fluyó bastante bien y no tuvo complicaciones, pero si tuviera que mencionar una, diría que la acústica del lugar, pues cambia mucho el sonido dependiendo de que tan vacío o lleno está.”
Alan Prats lo vivió desde el público y tuvo una perspectiva un poco distinta y muy interesante, pues de todos los entrevistados es el único que asistió al evento comprando boleto para una de las fechas: “respecto a la cercanía de las bandas con el público yo no sentí que hubiera tal cosa. Es decir, era un formato clásico de concierto, donde hay una especie de “barrera invisible” que separa al público de la banda en el escenario. Hay ocasiones en que las bandas tratan de romper esa barrera mediante la interacción con su público, pero en el caso de Dead Meadow no me pareció que hubiera ese intento. Si no recuerdo mal ni siquiera interactuaron con la gente, que en todo caso no me parece nada grave. Uno fue a ver/escuchar un concierto de rock psicodélico. Ese aspecto quedó cubierto en su totalidad, pero si el objetivo de la producción del evento era plantear cercanía entre las bandas y el público, no se cumplió (…) La sensación con la que me quedé después del evento es de haberla pasado increíble. Pero eso, más que a la producción del evento, se debió al espectacular stoner rock psicodélico de Dead Meadow (banda que desde hace tiempo deseaba ver) Únicamente señalaría dos detalles como desatinos: el precio de las chelas y el retraso con el que inició el evento, al menos una hora después del horario señalado”.
Los queridos Rosk, banda que llegó a nuestro conocimiento en NoFM gracias a este cartel, se caracterizan por hablar muy claro en sus entrevistas y tener opiniones bien fundamentadas. Nos contaron lo siguiente: “En nuestro show abriendole a Blonde Redhead, nos quedaron sólo sensaciones positivas, contábamos con todo nuestro equipo y como siempre hicieron un trabajo excelso al ayudarnos, del otro lado la gente reaccionó de maravilla, entre fans nuestros y muchos que nos escucharon por primera vez conectamos desde la primera canción y conforme avanzaba el show oíamos más aplausos y gritos. Una experiencia maravillosa y quedamos agradecidos con todo lo que sucedió esa noche. Respecto a logística,  nos enfrentamos a los problemas de siempre, los del venue más preocupados por estorbar y limitar que realmente por contribuir a tener un gran espectáculo, por fortuna siempre viajamos con nuestro staff y ellos dan la cara y luchan estas batallas. En el camerino no hubo el catering básico que  habían prometido aunque siempre  estuvo una chica pendiente trayendo aguas. De la organización y promotores de lo más atentos y ayudándonos a resolver detalles de entradas y otras cosas, con una actitud positiva y ayudando. Al final hubo un detalle muy desagradable con los guardias y quien creemos era el encargado de seguridad, no dejaban entrar a nuestra vocalista y bajista por sus cosas al backstage y de manera muy muy grosera se presentó este decepcionante detalle. Al final, reiteramos el agradecimiento a Indie Rocks por la invitación y por dejarnos formar parte de algo que creemos es importante para la música en Mexico. Fue maravilloso abrirle a Blonde Redhead, pero tocar para ese público es algo que no podemos describir y nos llena de ilusión”.
 

En mi propia experiencia, coincido con la mayoría de estos cuatro puntos de vista: las bandas seleccionadas fueron excepcionales y los esfuerzos de producción dignos de reconocerse. Por otro lado, el Foro Indie Rocks no cuenta con la mejor acústica, y la separación de públicos, el precio de la cerveza y la comida, y la sobresaturación de patrocinadores en el patio crearon una barrera entre los espectadores y la experiencia musical. Ahora, la esencia del apoyo a la música mexicana sigue ahí, y la apuesta de la Semana IR por poner a bandas mexicanas al mismo nivel que internacionales necesita ser retomada por otras producciones independientes. En esa ocasión, me parece que falló la táctica para enfatizar los valores de calidad nacionales, pues los otros asistentes con los que platiqué no dejaron de tomarlos como teloneros, les hayan gustado o no.
Tal vez sea un problema de comunicación, desde el desplegado gráfico del cartel hasta las notas de prensa emitidas para la promoción, o tal vez es el hecho de que en nuestro país el cartel casi nunca juega al revés, es extraño ver que una banda extranjera le abra a una mexicana, al menos en la escena alternativa. En mi opinión, no todas las bandas mexicanas de la Semana IR estuvieron a la altura de su pareo, lo cual sucede no por la nacionalidad, sino por el tiempo de carrera profesional. Y ahí está el punto, ¿qué se necesita para lograr la profesionalización de las bandas independientes en nuestro país? Foguearse en eventos de este tipo definitivamente es una respuesta, pero creo que la responsabilidad queda repartida en varios factores, de los cuales voy a destacar dos: el primero, no se habla del negocio de la música como en otros países y más allá de las influencias necesarias para llegar a algún lado, queda muy poco claro qué significa y quiénes están involucrados en él. Segundo, el público en México estamos romantizados; nos consideramos una de las audiencias más abiertas afectivamente, pero no nos atrevemos a exigir la calidad de un concierto por el que estamos pagando. La respuesta que solemos dar es tratar de entrar gratis cuando tocan nuestros amigos o conocidos, en lugar de pagar por proyectos que creemos y hacer pública nuestra opinión sobre la calidad de su producción. Ampliemos la conversación al respecto desde nuestras propias trincheras y apoyemos al talento nacional, sin dejar de exigirles el nivel que queremos ver.