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Carta a la Comunidad Universitaria. Sobre la desaparición de la estudiante Mariela Vanessa Díaz Valverde

- Por: helagone

El caso ha merecido alguna atención periodística. No la suficiente. El 27 de abril de 2018, Mariela Vanessa Díaz Valverde desapareció tras salir de su casa en la colonia Fuego Nuevo en Iztapalapa. Los días han ido pasando sin tener noticias de la joven de 21 años, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. La familia se ha quejado de poca acción por parte de la Procuraduría local, que tiene un expediente abierto desde el día de la desaparición, pero que ha sido omisa en otros aspectos. Alumnos, profesores y personal de la Facultad de Filosofía y Letras han exigido a las autoridades juduciales que atiendan el caso, pero también han señalado la falta de apoyo de las autoridades universitarias, y de la facultad, a la familia.
El 22 de mayo, a punto de cumplirse un mes de la desaparición de Mariela Vanessa, profesores de la facultad han publicado una carta dirigida al Consejo Técnico de la institución demandando una mayor participación de la Universidad en el caso. La carta trae a la discusión puntos importantes sobre la manera en que la UNAM ha reaccionado (o dejado de reaccionar) ante el contexto sociopolítico del país. En un México que lleva más de 10 años en guerra, en que desaparecen estudiantes, en que la violencia de género afecta a casi la totalidad de las mujeres, la máxima casa de estudios ha dejado de ser una aliada para ser sólo observadora. El llamado al Consejo Técnico no es sólo a mostrarse solidario con Mariela Vanessa y su familia, sino también pone el foco de atención en cómo se relaciona la UNAM con la realidad de país, y qué está haciendo para proteger a su propia comunidad.
Les dejamos la carta completa. Si quieren firmarla, pueden hacerlo en el este formulario.
 

Ciudad de México, martes 22 de mayo de 2018

Al Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
A la comunidad de la Facultad de Filosofía y Letras:
A través de la presente carta, los abajo firmantes, profesores de la Facultad de Filosofía y Letras, queremos expresar nuestra preocupación porque Mariela Vanessa Díaz Valverde, estudiante de segundo semestre en la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas, sigue desaparecida. Este caso se suma al de los más de 60 estudiantes y profesores asesinados o desaparecidos que son parte de nuestra comunidad, y da cuenta acabada de cómo la Facultad de Filosofía y Letras participa de la crisis de derechos humanos que sacude a nuestro país.
Creemos que ha llegado el momento de romper con la falsa ilusión de normalidad que ha llevado a nuestra facultad a convivir cotidianamente con situaciones inhumanas. Ni profesores ni estudiantes ni personal administrativo podemos seguir realizando nuestras labores como si no pasara nada, alimentando esa “banalidad del mal” descrita por Hannah Arendt en un libro que tiene mucho que decirle al México de 2018. También creemos que la crisis desatada por la desaparición de Mariela Vanessa brinda a las autoridades de nuestra Facultad la ocasión de construir una forma más humana de enfrentar la angustia, la soledad y el miedo que forma parte de la vida cotidiana de nuestros estudiantes. Queremos sumarnos solidariamente a dicha tarea, que puede ayudar en la recuperación del sentido de las humanidades en contextos inhumanos como el de México en 2018, y por ello nos dirigimos al Consejo Técnico con las siguientes peticiones:
1. Requerimos al Consejo Técnico que solicite públicamente un pronunciamiento del rector de nuestra casa de estudios condenando la desaparición de Mariela Vanessa Díaz Valverde. Que este caso sirva como un precedente para que ningún familiar de nuestros estudiantes tenga que vivir nuevamente la indigna situación por la que pasan. Los familiares de Mariela Vanessa y las representantes de la Asamblea General Estudiantil que los están acompañando aún no han sido recibidos por el rector. Ambos han expresado en repetidas ocasiones, como todos sabemos, que la Facultad de Filosofía y Letras se ha pronunciado tardíamente y con torpeza sobre el tema. Dicha actitud nos parece un grave error, pues produce la impresión de que los estudiantes que se manifiestan son enemigos de la institución: construye un clima de polarización, contribuye a la revictimización de los familiares de Mariela Vanessa y no abona a la construcción de paz.
Nos parece sorprendente que, en un comunicado conjunto del 25 de abril de 2018, nuestra universidad se haya pronunciado por el brutal asesinato de los estudiantes de Guadalajara Javier Salomón Aceves, Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco Ávalos, y no pueda tener un gesto similar cuando se trata de nuestros propios estudiantes. Sabemos que miembros de nuestra comunidad piensan que un pronunciamiento público no sirve de nada para avanzar en la justicia, por ello queremos recordar que la experiencia acumulada en México en casos de violación a los derechos humanos demuestra con suficiencia que el apoyo moral de miembros clave de la institución universitaria es decisivo para romper con el círculo de impunidad que permea buena parte de nuestras instituciones. Aunque estamos conscientes de que la universidad no puede resolver sola el problema concreto, estamos convencidos de que un pronunciamiento público de este tipo puede construir un precedente fundamental que restaure la legitimidad de la institución universitaria y reconstruya el tejido social desgarrado por los efectos traumatizantes de la violencia.
2. Asimismo, solicitamos que la Facultad de Filosofía y Letras haga efectivo su compromiso de acompañar jurídicamente el caso de Mariela Vanessa por medio de la construcción de un grupo de expertos que coordine las acciones de acompañamiento hasta ahora ofrecidas por la institución. Entendemos que un caso como el de Mariela Vanessa tiene un enorme grado de delicadeza, y que su investigación requiere de abogados especialistas en perspectiva de género y en temas de desaparición forzada, máxime cuando la reforma constitucional de 2011 exige una visión integral de los derechos humanos para resolver asuntos jurídicos y una reconfiguración de las instituciones públicas en esta materia. Por ello pedimos a la Facultad que coadyuve en la construcción de un grupo de expertos que puedan ofrecer de manera coordinada y efectiva el acompañamiento jurídico al que nos hemos referido anteriormente. De esa manera, los abogados de la Facultad podrían trabajar coordinadamente con el Lic. Víctor Caballero, del colectivo Aequus-Promoción y Defensa en Derechos Humanos, quien ha llevado solidariamente el caso.
Asimismo, nos parece que el apoyo jurídico ofrecido por la Facultad podría enriquecerse con la participación de la Lic. Socorro Damián, abogada experta en perspectiva de género que ha desarrollado una labor notable en nuestra Facultad. Finalmente, sugerimos que la Facultad pida también la participación en dicho grupo de las abogadas que conforman el Grupo Interdisciplinario de Universitarias Expertas en Género de la UNAM, pues ellas han realizado un trabajo extraordinario en el caso del asesinato de Lesvy Berlin Osorio y podrían enriquecer enormemente con su experiencia el proceso que nos ocupa. Ello representaría la construcción de un grupo de trabajo que reúne lo mejor en cuanto a experiencia, capacidades y probidad acumulada por la comunidad universitaria.
3. Como continuación del punto anterior, convocamos al Consejo Técnico a la elaboración de un Protocolo en Casos de Desaparición Forzada y Desaparición Cometida por Particulares a Miembros de la Comunidad Universitaria que pueda brindar un cauce institucional adecuado a peticiones de apoyo como la de la familia Díaz Valverde. Mariela Vanessa Díaz Valverde no es nuestra primera estudiante desaparecida. Lamentablemente, todo parece indicar que tampoco será la última. La experiencia de otros familiares de estudiantes desaparecidos o asesinados demuestra que nuestra institución aún no está preparada para ejercer sus funciones en el contexto que México lleva viviendo desde hace más de diez años. Familiares, periodistas y colectivos de derechos humanos coinciden en que la institución universitaria la mayor parte de la veces ha tenido una actitud re-victimizante y poco cuidadosa con la dignidad y la integridad de las personas que piden ser acompañadas. Otras universidades del país y el continente llevan ventaja a la UNAM, pues han creado sus propios protocolos a partir de estándares nacionales e internacionales. El Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana no sólo acompaña a miembros de su comunidad, sino que incluso desarrolla actividades de investigación, debate, capacitación, difusión y promoción de la cultura de derechos humanos con estudiantes y miembros de la sociedad civil. Algo análogo puede decirse del Programa Institucional de DDHH y Paz del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.
A través de estos tres puntos exhortamos a los consejeros, miembros del cuerpo directivo y a todos los miembros de la comunidad universitaria a no seguir normalizando y asimilando la violencia a través del mutismo y la indiferencia.
Atentamente,