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El Blues de los Balkanes. Una parada en el Delta Blues Bar

- Por: helagone

El tres de octubre del 2015, en una calle que me recuerda el Azcapotzalco pateado por mi infancia con sus coladeritas y aviones de gis y que está dedicada a los monjes hermanos que hicieron que esta parte del mundo llamada Bulgaria tuviera letras inentendibles para los que no dominamos los cirílicos intersticios, fue inaugurado un bar de blues llamado Delta. ¿Cuál fue la razón? ¿Por qué en este inopinado sitio a mitad de la cuadra? ¿Qué aguas comunes bañan las orillas del Mississippi y el Danubio y por qué estoy tocando al saxofón soprano ahora mismo una rola de Jimi el mismo Hendrix (Voodoo Chile) con este trío de blueseros de los Balkanes?
-Comienzo esta noche del dos ya casi tres- le digo momentos antes al dueño del changarro que bien pudiera haber doblado al doctor Emmett Brown en Volver al futuro (el segundo nombre es Lathrop)- la celebración de mi cumpleaños.
-Ah qué feliz coincidencia- me responde en inglés macarrónico- celebramos el tres también tres años de haber inaugurado este lugar en el 44 de la Sveti Kiril I Metodiy: “¡Nweaupibrrrdi!” (a pesar del volumen alcanzo a entender su “Happy Birthday” y le digo gracias igualmente en mi mejor búlgaro).
-“Blagodarya vi mnogo”.

Bob Dylan a la derecha

La cerveza en todas partes es diurética y la buena oscura y doméstica Stolichno con la que brindo me obliga a diferir la a todas luces obligatoria pregunta si es que quiero enterarme más del panorama bluesero (y jazzero) en estos confines cinco siglos dominados no con tersura por manos de otomanos. En octubre también, dentro de 20 días- pienso frente a la taza en la agradecible libertad que da la micción cumplida con propiedad y sin dejar morralla en el mostrador- se celebran años del surgimiento en 1923 de la República Turca.
Luego mis neuronas y mis ojos cambian el tema porque la meada es larga y se distraen mirando los carteles que adornan el lugar del desahogo: Bob Dylan a la izquierda, Cream a la derecha, Hendrix otra vez y Muddy Waters y Jagger claro está y más allá John Lee Hooker, Janis, Led Zeppelin, Johnny Cash y por supuesto Woodstock y también, albino y ronco, Johnny Winter. Afuera suena, grabado, un blues desde la guitarra y la voz de otro texano: Stevie Ray Vaughan y pienso en otra coincidencia: este bluesero de Dallas nació el 3 de octubre…¿Habrá sido por él que…? Lo indagaré…
 

Delta Blues Bar


-Esta noche de martes- me había dicho el hombre- comenzaremos un poco más tarde y no sé cómo se ponga. Todo está previsto para arder el miércoles que es fiesta: tres años el tres de octubre.
“A Ian Anderson le encanta el blues” pienso en las últimas maniobras antes de ir al lavabo en el cotidiano ceremonial desde la higiene que Poncio Pilatos cantaría.
Sé, por anuncios callejeros, que pronto estará en Sofía tocando Jethro Tull en su gira por medio siglo de andar en las andadas. Si fuera yo su amigo y todavía anduviera por acá- le diré al dueño del bluesero club- invitaría al flautista a palomear acá. No lo soy aunque me encantaría.
-No te preocupes. Ian vendrá. Siempre lo hace.
-¡Ah cabrón! ¿A qué hora le dije?

Delta Blues Bar

Paso hacia el escenario por un nicho que muestra como prendas de gloria varios libros de blues, por acá un disco, algunas fotos. Comienzo el Hoochie Coochie Man, prosigue de Steve Ray el Pride and Joy y luego continúo tocando Voodoo Chile ahora que es miércoles. Un poco de free jazz ha de colarse en sacudidas para que la ortodoxia castañetee los dientes. Ahora somos con mi saxofón dos guitarras eléctricas, un bajo, una batería, un teclado, percusiones. La iluminación permite ver frente al escenario gente que baila y goza. Estamos de fiesta. ¿Para eso vine hacia aquí? Para eso y para ver las estatuas de Cirilo y Metodio frente a la biblioteca antigua como grande que homenaje le rinde a un compositor local también barítono también actor llamado Boris y apellidado Christoff en sus cien años.
Hoy el blues comenzó temprano. No han sonado ni las diez campanadas y el lugar está lleno aunque afuera poco se cuela. Si no supieras que aquí hay un lugar de blues no lo sospecharías. Es necesario estar cerca para ver el letrero discreto, contundente: Delta Blues Bar.

Delta Blues Bar. Foto: Alain Derbez


Las noches de Sofía son de 50 watts. Penumbra y gatos para adivinar pueblan las calles que cruzo para llegar al sitio. Paso por un mercado, otra iglesia como la que hace unas horas vi en pleno centro y en la que en 1923- reza el letrero- varios comunistas atentaron contra otro Boris monarca. La mezquita de enfrente está abierta para entrar sin zapatos, no así la sinagoga a dos manzanas pero sí la capilla descubierta con las obras del muy joven Metro y sus dos líneas. Camino. Sofía es una ciudad de un poco más de un millón de habitantes que puede caminarse a pesar del viento que decidió hoy ser frío. Camino pues, camino.
Dentro de unas horas sucederá lo mismo y yo con el saxofón a la espalda y el sudor satisfecho de la labor cumplida iré de vuelta hacia mi alojamiento. ¿Qué es esta sensación? ¿Qué?… Ah sí: la zozobra. Ese aquí ausente fardo que México completo te obsequia con su inseguridad. Aquí no existe. Es de madrugada y aunque he ido y venido este trayecto sólo tres veces nada me hace creer que en esta, aquella esquina, ésta, aquella moto, esos dos personajes, aquel carro, el árbol, la patrulla… Carajo. Vine a Bulgaria para olvidar un poco, un mucho. ¿Cuándo?, pregunto ¡Cuando! reclamo… Sigo tocando blues. Comienzo “Stormy Monday”. Las notas que T Bone Walker arrojó para entendernos, para acercarnos.
They call it stormy Monday
But Tuesday’s just as bad
They call it stormy Monday
But Tuesday’s just as bad
Lord, and Wednesday’s worse
And Thursday’s all so bad
The eagle flies on Friday
Saturday I go out to play
The eagle flies on Friday
Saturday I go out to play
Sunday I go to church, yeah
Gonna kneel down and pray
Oigo que cantan antes y después en algo que en roncas voces suena muy apto para los doce compases: el blues de los balkanes. Esta noche vine a Bulgaria para tocar con otros el blues de los balkanes y para brindar por un muy compartido tres de octubre:
“¡Nweaupibrrrdi!”

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Alain Derbez – @Alain_Derbez