Ustedes perdonarán la desconfianza, pero creemos que está más que claro que la persecución a los gobernadores y ex gobernadores con deudas con la justicia en este país, jamás pisarán la cárcel. Y nos referimos de veras a la cárcel, no a esa pantomima en la que vive Elba Esther Gordillo o a la que Guillermo Padrés llegó en su camioneta de lujo. Por más millones de recompensas que ofrezcan por Javier Duarte o Tomás Yarrington, por más que la PGR diga que están temblando Roberto Borge y César Duarte, por más que la Auditoría Superior de la Federación diga que hay más de 14 entidades con denuncias por desvío de recursos públicos, acá es México, ¿captas? (llora sangre), y casi podríamos hacer una quiniela de las personas que estarán presas antes que muchos ilustres funcionarios públicos.
Acá les dejamos 8 personajes internacionales que están más cerca de las rejas que algunos prófugos que llenan de tintas los periódicos de nuestro país.
* Neymar
Ayer se dio a conocer que el astro brasileño puede ir a la cárcel por corrupción en su fichaje con el Barcelona. La justicia española está pidiendo dos años de prisión para el jugador, uno para su madre y una multa de 10 millones de euros, en castigo por recibir pagos ocultos del Barça y amañar su contrato.
* Lula
Ya que andamos por Brasil, esta semana empezó el juicio contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción en el caso Petrobras. Hay varios casos abiertos contra Lula, pero el que ya está en marcha es por la propiedad de una casa, que está a nombre de la constructora más grande del país. El dueño de la constructora ya está en la cárcel, y se dice que está cantando como gallo. El ex presidente asegura que todo se trata de una persecución política para que no contienda de nuevo por la presidencia, y aunque el mismísimo presidente Michel Temer ha pedido que Lula no pise la cárcel para evitar manifestaciones sociales, el juez Sergio Moro trae a Lula entre ceja y oreja.
* Cristina Fernández de Kirchner
Otra ex presidenta en problemas es la argentina, y más o menos por las mismas causas. La semana pasada le embargaron sus bienes, entre ellos un hotel que, según la fiscalía, es la pantalla para recibir sobornos de constructoras a cambio de adjudicación de contratos de obra pública. Cristina también acusa persecución política, pero el caso en su contra sigue avanzando.
* Nicolás Maduro
A este si no se lo echan, sí lo embotellan. Y es que después de que el presidente venezolano rompiera el diálogo con la oposición, está dando todas las herramientas para que proceda el juicio político en su contra. No podemos decir que ese juicio sería justo, lo que sí sabemos es que quizá lo único que lo salvaría de las rejas es que el precio del petróleo siga subiendo.
* Hillary Clinton
Ya sabemos que Donald Trump dijo que siempre no la perseguirá por la cuestión de los correos electrónicos, pero estamos seguros que los negocios de Hillary son tan turbios que tarde o temprano la pueden llevar a la cárcel. Tal vez será por matar a James Comey, el director del FBI que se encargó de aguarle la campaña con sus constantes investigaciones.
* Edward Snowden
Obama no lo perdonó, y ahora con las buenas migas que traen Trump y Putin, Rusia ya no es el mejor lugar para resguardarse de la justicia estadounidense. O lo encierran o las bellísimas personas que estarán a cargo de la CIA y la Fiscalía general se lo echan al plato.
* Beyonce, Jay Z y Tidall
El feminismo se les diluyó en las lágrimas por la derrota de Clinton, y decidieron que una de sus empleadas no podía usar su oficina para sacarse la leche materna. Lisette Paulson fue despedida después de que solicitara permiso para usar un tiraleches en una habitación privada. La ahora ex empleada ya interpuso una demanda por discriminación, que si no acaba con los Beyonces en la cárcel, sí los obligará a pagar una multa y una indemnización bastante jugosa.
* José José
Por la cárcel de sus besos, por su forma de hacer eso a lo que llamas amor…
Así es, muchachos y muchachas, antes veremos cerdos volando que hacer que la justicia alcance a gobernadores y funcionarios públicos de nuestro país. Y, créanos, en esta ocasión estamos deseando equivocarnos.