El domingo pasaron muchas cosas, todas ellas opacadas por la triste muerte de Juan Gabriel. La pérdida del Divo de Juárez absorbió de tal manera la atención pública que dejamos de lado otras noticias, desde el extraño e indignante comunicado de la Universidad Panamericana sobre el plagio de la tesis de Enrique Peña Nieto, hasta la muerte violenta de 47 personas durante el fin de semana. Lo que nos hace pensar en lo falso que resulta eso de que lo único que nos hace iguales en el mundo es la muerte.
El domingo murió también el cineasta mexicano León Serment. Esa noche en la que Garibaldi cantaba, dos hombres se acercaron a León y a su hijo, quienes habían acompañado a la ex esposa del cineasta a tomar un taxi, e intentaron asaltarlos. Al menos esa es la versión de la procuraduría capitalina basada en las cámaras de vigilancia: dos hombres intentaron asaltarlos, León se resistió, ellos lo apuñalaron 8 veces con un objeto punzocortante. Cuando la Cruz Roja llegó a la colonia Merced Gómez, en la delegación Álvaro Obregón, sólo corroboraron la muerte de Serment.
No hay mucha más información sobre el homicidio del director, y hay poco seguimiento sobre las investigaciones del caso. De la misma manera que hay pocas noticias de lo que pasó el domingo. Evidentemente León no era tan conocido como Juanga y por eso no supimos tanto de su muerte. Evidentemente la industria cinematográfica mexicana es tan ínfima que la vida y obra de León es ajena a la mayoría de los mexicanos. Por lo más terrible quizá es que la muerte de Serment se parece tanto a otras muertes, a las víctimas de la violencia, a las muertes en domingo y en cualquier día de la semana, a las pérdidas que ignoramos y que debieran dolernos porque, como dijo el gran Juan Gabriel, la respuesta a la guerra debiera ser el amor.
De León Serment nos queda su trabajo: El Efecto Tequila, Kada kien su Karma; los documentales Proporciones humanas, dimensiones divinas; y Maquío: La fuerza de un ideal; y las teleseries Virgen de Guadalupe, entre la fe y la razón; y México siglo XX.
De las otras 46 personas que murieron el fin de semana no sabemos demasiado, pero sí debemos exigir, de todas, conocer en qué circunstancias y por qué murieron. Descanse en paz, León Serment.