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Conway Savage, de Nick Cave and the Bad Seeds, muere, y tienes mucho que debes agradecerle

- Por: helagone

“Nuestro amado Conway pasó a mejor vida este domingo por la tarde. Miembro de los Bad Seeds por más de treinta años, Conway era un hebra anárquica que recorría las presentaciones en vivo de la banda. Era muy amado, tanto por los miembros de la banda como por los fans. Irascible, divertido, aterrador, sentimental, generoso, amable, acerbo, honesto, genuino – todo esto era, y literalmente tenía “el regalo de una voz dorada”, alta, dulce y empapada de SOUL. Una noche de ebriedad, a las 4 de la mañana, en el bar de un Hotel en Cologne, Conway se sentó al piano y nos cantó Streets of Laredo, en su dulce y melancólico estilo y detuvo al mundo por un momento. No hubo nadie en el lugar que no llorara. Amor, Nick and the Bad Seeds”
De esta manera se despidió Nick Cave and the Bad Seeds, el gran regalo de Australia, de Conway Savage, el pianista que por más de 30 años acompañó a uno de los grupos más míticos de los últimos 25. El 2 de septiembre de 2018 queda inscrito en la historia como el día en que este artista pierde la batalla contra la muerte a causa de un tumor cerebral.
Calen The Willow Garden, un lado B de Nick Cave and the Bad Seeds, y la única rola que canta solita este hermoso animal.

El señor Conway se unió a Nick Cave and The Bad Seeds en 1990 y fue participante de los años más dorados de la banda, apareciendo en discos como: Henry’s Dream (1992), Let Love In (1994), Murder Ballads (1996), The Boatman’s Call (1997), No More Shall We Part (2001), Abattoir Blues / The Lyre of Orpheus (2004), entre otras grabaciones.
Junto a este monumental trabajo, logró realizar varios proyectos solistas. De los cuales vale mucho la pena conocer Nothing Broken (2000), Wrong Man’s Hands (2004) y Quickie for Ducky (2007). Son de difícil acceso pero nunca sobra tratar, y si le echan ganas los encuentran por ahí para su descarga.



En fin, una voz y una personalidad se pierden, pero nace una nueva oportunidad para conocer el trabajo de un artista enigmático, que hizo de una banda su mejor trinchera y nunca dejó de precipitarse a los más hondos pozos de su alma para hacernos ver de cerca la nuestra. Siempre querremos Conway Savage.