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Etta James: "Yo era una punk". Una entrevista histórica a cuatro años de su muerte

- Por: helagone

Hoy hace cuatro años murió Etta James. Para recordarla en toda su grandeza, les traemos una de sus entrevistas más memorables. En 1978, Cliff White la publicó en  NME, más tarde fue recopilada en Rock’s Backpages, y finalmente publicada por The GuardianEn esos momentos, su carrera estaba en un segundo aire y se encaminaba tomar la posición que todos sabemos que mereció siempre. Sin más, disfrute de las reflexiones de la indomable Etta.
 

Etta James: “I was like a punker… I’d spit in a minute”

Por Cliff White

Traducción de Gabriela Astorga y Benjamín Morales

El Día de Gracias  será mi aniversario de plata: 25 años desde que grabé mi primer disco y aún no soy una súper estrella. A Janis Joplis le tomó dos años.
Un argumento implacable. Pero no hay amargura en su voz, sólo una sombra de tristeza mezclada con la cruda verdad. Un destello fugaz de deudas pagadas y años perdidos.
Etta James no se entrega a la amargura. A veces se enoja, claro. Puede ser muy salvaje, diría ella. Pero por lo general afronta los reveses de la vida con un humor retorcido y el estoicismo que la ha sostenido a través de problemas profesionales y tribulaciones personales, que hubieran sepultado –o matado- a personalidades más débiles.
Si se lo pides, y si ella lo desea, puede desempacar una gran cantidad de memorias sobre la inocencia, la ignorancia, la explotación y la drogadicción. Pero una vez que esos privados álbumes mentales han sido intensamente recorridos por un entrevistador, vuelven por donde vinieron al archivo titulado “Educación” en la biblioteca de supervivencia de Etta.
Por ejemplo, recordar a los hombres que la manipularon gran parte de su vida como algunos de los mejores maestros que una persona puede tener. Si logras superarlos, caray, ya sabes de qué va la cosa. Esto no quiere decir que no te joderán de nuevo, pero a menos no te joderán de la misma forma.
Todos tienen sus carnadas. El día que firmé con Chess Records, parte de la carnada era un cheque en el escritorio a nombre de Chuck Berry y Alan Freed por 167,700 dólares. Miré a Leonard Chess quien dijo: “Mira, este es el dinero que nuestros artistas ganan”. Yo dije “¡Cielos!”
El siguiente cheque estaba a nombre de los Moonglows, Harvey Fuqua y Alan Freed; era por 70,000 dólares por las regalías de “Sincerely”. El nombre de Alan Freed estaba en todos los cheques, sabes. Alan Freed y Leonard Chess fueron mis mejores maestros.
Después de eso, después de que “All I could do was cry” fuera un hit, cuando Leonard me entregó el primer sobre que decía Regalías, lo abrí y no había un cheque, sino un pequeño papel que decía “Debes 14,000 dólares”. Pero me dijo: “No te preocupes, si necesitas dinero, te prestamos 2000”. Así era entonces: recibías un Cadillac, un abrigo, un anillo o algo así. Esas eran tus regalías.
Pero, ¿amargada? No. Después de todo, ¿qué sabía yo? No tenía un abogado ni un buen mánager, así que qué diablos. Mientras manejara un Cadillac, me vistiera bien y tuviera suficiente comida, nada más me interesaba.

Etta James es una dama notable. Nació en 1938 y fue criada en la Costa Oeste de Estados Unidos. En 1954, cuando aún cometía delitos menores, entró gracias a una amiga a una audición privada con Johnny Otis. Inmediatamente fue llevada al estudio para grabar “Roll with me Henry” (grabada en respuesta a “Work with me Annie”, de Hank Ballard and the Midnighters). Tras mentir sobre su edad, se embarcó en la gira de Otis por el grandioso sueldo de $10 por noche.
La canción entró en las listas de popularidad de R&B, y fue vetada de todas las radiodifusoras americanas por ser sexualmente explícita. Después Georgia Gibbs tímidamente la adaptó como “Dance with me Henry”, y vendió cuatro millones de copias.
Por otros cuatro o cinco años, Etta siguió grabando para Modern Records en Los Ángeles, y lanzó algunas de las mejores canciones del rock y R&B en la historia (“Good rockin’ Daddy”, “Tough Lover”) sin recibir algún cheque de relagías. Hasta que en 1959, mientras estaba varada en Chicago, Harvey Fuqua –líder de los Moonglows, y después productor de Motown y Fantasy- la presentó en Chess Records.
Durante 17 años, Etta disfrutó/padeció –borre la que crea pertinente- una errática carrera con la debilitada Chess Corp. Grabó una serie de hits (como “At last” y “Fool that I am”) dirigidos a una audiencia imbuida en la escena de los súper clubs de los años 60, selecciones típicas de R&B clásico (“I Just Want to Make Love to You”, “Something’s Got a Hold on Me”) y, lo más recordado, maravillosos cortes de soul: desde su primer hit con Chess, los clásicos de Muscle Schoals: “I’d Rather Go Blind”, “Tell Mama”, “Security”, “Miss Pitiful”, grabados a finales de los 60, hasta trancazos de los 70 como “Leave Your Hat On”, “All the Way Down” y “Come a Little Closer”.


A pesar de haber sido constantemente celebrada como una de las grandes cantantes negras dentro del negocio, Etta apenas se está colando en los márgenes de los grandes escenarios que llena el público blanco, gracias a su contrato con Warner Brothers y sus presentaciones en la gira de los Rolling Stones por Estados Unidos.
Los Stones son muy buenos, dice un tanto resignada. Están haciendo música negra y saben hacerla bien. Tienen la dirección y saben qué diablos hacer. Saben cómo generar un gran sonido, saben cómo alcanzar la intensidad para que la gente se vuelva loca y no sepa qué diablos está pasando. Y así es como se hace.
A veces me descubro loca por los Stones, tal como los chicos de la audiencia. Keith a veces sólo tropieza con sus propios pies ¡bum!, cae y ¡blungablunga!, se queda ahí tirado como si todo fuera parte del show. Ellos se patean y se pegan los unos a los otros. Si a Mick se le olvida una letra, simplemente balbucea y se vuelve loco. Se le olvidan parte de sus canciones, pero ¡¿a quién le importa?! Mientras le grite a la gente algo que vuele sus cabezas, es grandioso.
Pero, sabes, Mick me dijo: “Te conocí hace 15 años en un pequeño club de Los Ángeles. Traías puesta una peluca rubia y un vestido de plumas verdes…”, me lo describió todo. Y tenía razón. Mucho de lo que él hace en el escenario, son cosas que yo solía hacer. Digo, cuando realmente saltaba y me movía como una loca.
Yo era, originalmente, como un punk. Como los punks de hoy: te escupiría en un minuto. Y me doy cuenta de que Mick hace los mismos gestos que yo, entonces me siento en el camerino y pienso que es muy raro que estos chicos hayan llegado hasta donde están.
La primera noche que trabajé con ellos, casi lloro en mi camerino. Pensaba: “Dios, aquí están estos muchachos que son millonarios y famosos por hacer esto, y yo no he llegado a ningún sitio después de tantos años, ¿qué está pasando aquí?”
Después pienso que no sé, quiero hacer dinero, pero no quiero ser exigente, ¿sabes a qué me refiero? Nunca seré exigente. Nunca me importará si trabajo en Las Vegas o en Lake Taho o no trabajo. No soy una burguesa, nunca lo seré. Podría trabajar por siempre en Dingwalls, porque estoy acostumbrada a esa clase de antros.
Como el otro día, los chicos me dijeron: “Disculpa, esto no es como el Ritz”. ¿Yo qué voy a saber? Nunca he trabajado en el Ritz, sólo he trabajado en lugares como el Dingwall, y para ese público que se queda parado ahí toda la noche, grita y se enoja porque no regresas. Ese es mi tipo de gente.
Verás, no me gustan los lugares donde la gente no puede bailar, no me gustan los clubs o los teatros donde la gente burguesa se sienta a chasquear los dedos.

Sin embargo, por un error táctico poco común del productor Jerry Wexler, el primer álbum de Etta con Warner, Deep in the night, parece hecho principalmente para esa audiencia que ella no aprecia. Afortunadamente, Etta tiene la voz y la personalidad para apuntarse una victoria en esa pelea de diez rounds contra los arreglos poco adecuados y la producción. Así que, a pesar de sus fallas, el álbum es uno de los mejores lanzamientos de una cantante afroamericana durante este año. No obstante, pudo haber sido mucho mejor, ¿o no?
Creo que pudo ser más sólido, concede Etta. Es un buen álbum, no estoy desilusionada de él. Creo que fuimos demasiado lejos demasiado rápido. La idea de Jerry era ayudarme a llegar a un público más amplio, y funcionó para ello. Pero no soy yo, ¿sabes a lo que me refiero?
Creo que para el siguiente álbum, recuperaremos un poco de soul, ¿sabes? El nicho que me gustaría alcanzar, al que yo debería aspirar, es ser entre las mujeres lo que Otis Redding es entre los hombres.
Hacia allá me quiero dirigir ahora. Ninguna mujer tiene las bolas para hacerlo. Tina Turner se acercó mucho, tan sólo si se hubiera mantenido firme en la dirección correcta, lo hubiera logrado. Me refiero a la intensidad. Pero ella se fue por otro camino. Y la otra chica que también puede lograrlo es Millie Jackson, pero no creo lo haga. Ella está un poco distraída en otras cosas, rapea y eso.
Estoy hablando de cantar y morir por ello, ¿sabes? Hacer que la gente se vuelva loca y sienta arder sus oídos. Ese es el punto. Esa es la dirección a la que voy.