TODO MENOS MIEDO

EN VIVO

EN VIVO

La libertad y el vétigo: Camille Mandoki en El Imperial

- Por: helagone

texto y fotos de Ana Martínez de Buen
@Anamdb
fotos de Erika Arroyo
@_earroyo
Camille Mandoki nos brinda una propuesta interesante y de gran calidad en su primer material de estudio We Used To Talk For Hours (Static, 2016). Las razones para elogiarla sobran y sus canciones logran dejarnos en un estado donde la pregunta tiene mayor importancia que la respuesta. Su show en vivo lleva la pintura de paisaje sonoro a otro nivel, y la experiencia personal es intensa, por decir lo menos.
“Es como estar en un submarino”, dijo Ben mirando al escenario con los ojos como plato.
Mi amigo Ben es un cineasta de California que decidió visitar México porque puede y porque tacos, gorditas, chilaquiles, enmoladas y micheladas. Le pedí que me acompañara a un concierto en El Imperial el jueves en la noche. No le di muchos detalles más allá de la promesa de una experiencia distinta y una mirada de México que no iba a encontrar en otro lugar.
Al principio trató de relacionarla a sonidos que le eran familiares: “me recuerda al rapero Little B, seguro es influencia para ella” y “se parece un poco a Grimmes y a Björk, ¿no crees?”.
El performance de Camille fue avanzando y Ben entendió que las referencias no eran necesarias, así que se tomó un mezcal y una cerveza y se dejó llevar por las composiciones de la joven artista.
El público se acercó lo más posible al escenario para apreciar el ensamble de chicas que acompañaban a Mandoki. La musicalidad estuvo acompañada de sus movimientos lentos y entrelazados, mientras la voz pronunciaba claramente las preguntas que rebotan en nuestras cabezas todos los días; uno experimenta cierta libertad, y también cierto vértigo, cuando las escucha en voz alta, sin miedo ha ser pronunciadas.
Ben entró en un estado contemplativo/alucinatorio, no muy seguro de si era por la música o el mezcal.
“Es como tener una pesadilla de la que no quiero despertar”, y así es como nuestro querido amigo resumió perfectamente el performance que estábamos presenciando. Las piezas musicales de Camille Mandoki están llenas de enfrentamientos con el miedo y la acción de cuestionarnos a nosotros mismos sin encontrar respuesta, aunque sí catarsis. La gente, literalmente, era recorrida por escalofríos, lo vimos en más de un cuerpo frente a nosotros.
“I want the truth but I also want a lie”, cantaba Camille, “I’m afraid to love”, a lo que Ben contestó en murmuros “aren’t we all”.
Salí muy satisfecha por saber que proyectos distintos están teniendo un público involucrado y escenarios para ser apreciados. Las construcciones sonoras de Camille son dignas de experimentarse en vivo y sentir cómo sonidos efímeros terminan rebotando en nuestro cuerpo hasta la mañana siguiente.