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#NoVotarOVotar: Mi derecho a votar, mi obligación a decir NO

- Por: helagone

El 7 de junio se acerca peligrosamente. Para algunos es la fecha en que el sistema político recibirá nuestra merecida indiferencia, para otros es de nuevo la oportunidad de ejercer un derecho que no podemos darnos el lujo de perder. No Votar o Votar, cada ciudadano tiene una postura, o debiera tenerla. Frente a la gesta electoral y todos sus vicios, NoFM mantiene una postura crítica y asume su responsabilidad como medio de comunicación para mostrar parte del sentir de la sociedad que se cuestiona el funcionamiento de nuestro sistema partidista. Por ello, del 20 de abril al 5 de junio, publicaremos una columna diaria con la postura de distintos ciudadanos. No Votar O Votar, lo invitamos a participar en este debate.

Mi derecho a votar, mi obligación a decir que NO

Por Diego Mejía
@diegmej

No, no creo que el voto sea la sustancia de la democracia. No, tampoco creo que la elección sea la principal fiesta ciudadana. No, lo aseguro, los partidos políticos no me representan.
El sufragio no elige, legitima; no decide, justifica. Es decir, es el mecanismo que necesitan las  organizaciones partidistas para operar en el marco de la legalidad, su manera de obtener sustento y cotos de poder.
No votar es señalar todo aquello que está mal: 62 millones de mexicanos que viven en pobreza laboral, 22 de ellos con pobreza extrema, más de cien mil muertos en la ofensiva contra el crimen organizado, 22 mil desaparecidos, más de 150 mil desplazados por la violencia,  49 niños muertos en el acto de corrupción más innoble de nuestra historia contemporánea, los 43 de Iguala.  Las cifras como catálogo del horror; en todas se perciben las manos de “la democracia” partidista.
No votar significa no avalar los moches, las fiestas con sexoservicio a cargo del erario, los gestos mesiánicos protegidos por la “esperanza”, cochupos, transas, conflicto de intereses, casas millonarias, helicópteros privados pagados con favores del candidato.
Si votar, como algunos defienden, es nuestra manera de incidir en los programas de gobierno; no hacerlo puede ser nuestra mejor manera de impactar en el rediseño institucional del país. Nuestro silencio en las urnas debe ser completado con nuestro grito en las mesas, en las aulas, en las calles.
No votar es no otorgar el premio de la partida presupuestal a los nuevos partidos y comenzar a reducir la de los más numerosos. Es decir, los que no votamos somos más y tenemos que hacernos valer con el Pacto Público, forzar a la apertura política.
Tenemos el derecho inalienable a la diferencia, una manera de defenderlo es no participar en mecanismos secuestrados por unos cuantos que sólo velan por sus intereses políticos y económicos.
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Diego Mejía  (Chilango, 1984) Estudio teatro, se hizo reportero, pero siempre quiso ser tercera base del Bravos de Atlanta (aunque es hincha a muerte de Derek Jeter).