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#PecesSueltos presenta Aquelarre

- Por: helagone

“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick

Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.

Aquelarre

Por Alan Prats
@al_prats

Si pensamos en el rock hecho en español como un movimiento específico dentro del vasto mundo del Rock, sin duda alguna encontraríamos su origen en Argentina. Fue ahí donde por vez primera, siendo contemporáneos a los hoy considerados “padres fundadores”, jóvenes de habla hispana desarrollaron una identidad sonora propia, con un rock claramente diferenciado del que se hacía en Inglaterra o Estados Unidos. De las grandes figuras por las que atraviesa el linaje del rock argentino hay una que brilla especialmente: Luis Alberto Spinetta. La primera banda del “flaco” fue Almendra, de vida corta pero de importancia incalculable. El éxito conseguido no se debió únicamente a Spinetta, sino al trabajo en conjunto con músicos de la más alta calidad. Entre ellos estaban Rodolfo García y Emilio Del Guercio quienes, tras la disolución a finales de 1970, formaron los cimientos de Aquelarre, la banda que volvió internacional al rock en español.
Aquelarre 1
A inicios de 1971, luego de la separación de Almendra, García y Del Guercio –batería y bajo respectivamente– comenzaron a trabajar con el guitarrista Héctor Starc y el tecladista Hugo González Neira bajo el nombre de Trío Héctor Starc. En esa primera fase compusieron sus primeros temas y lograron presentarse en la segunda edición del festival B.A. Rock, a finales de ese año. Pero el paso definitivo se dio en 1972, cuando cambiaron su nombre a Aquelarre y grabaron su primer disco, Aquelarre, con un rock fuerte, composiciones complejas y letras un tanto enigmáticas que desde ese momento marcarían el sello distintivo de su sonido.

El éxito del disco debut fue inmediato. La incipiente prensa argentina especializada en rock y cultura juvenil lo recibió muy bien y le otorgó críticas muy favorables. Ante ese panorama Aquelarre se puso a trabajar en su segundo álbum, Candiles (1973), que repetía la fórmula del primero en términos de calidad, sonido y éxito.

Poco a poco su éxito iba en aumento al tiempo que consolidaban un sonido propio, pero eso no evitó que siguieran innovando. En 1974 lanzaron Brumas, su tercer álbum, que no se alejaba mucho de la línea que ya habían trazado pero que incorporaba elementos propios del progresivo, un estilo de rock que comenzaba a cobrar fuerza en la escena argentina.

Para 1975 Aquelarre era ya una banda consolidada, gozando de una amplia popularidad al interior de Argentina. Fue así como, estando en el punto más exitoso de su carrera, publicaron el que sería su cuarto y último disco, Siesta, una mezcla de elementos progresivos y folk con el sonido que ya los caracterizaba.

Poco tiempo antes de que Siesta saliera a la venta, los miembros de Aquelarre decidieron tomarse un descanso de las luminarias locales y emprendieron una gira por España, en donde no eran precisamente unos desconocidos, pero distaban mucho de ser las estrellas que eran en Argentina. El rock que por entonces se hacía en España –al igual que en México y otros países hispanohablantes– era una emulación del estadounidense o el británico. Las bandas solían cantar en inglés, y las que lo hacían en español simplemente traducían las letras de los éxitos del momento. Al llegar Aquelarre causó el mismo alboroto que en su tierra natal y demostró que se podía hacer un rock en español de primerísima calidad, al tiempo que le abría las puertas del mercado europeo a toda la escena argentina.
Aquelarre 2
El viaje a España se dio en medio de la ruptura inminente de la banda. Aquella gira lejos de la comodidad del circuito que ya conocían sirvió para reforzar los lazos y la música que los unía, razón que los llevó a extender su estancia en aquel país por dos años.
Aquelarre 3
Hacia 1975, cuando realizaron el viaje a España, Argentina estaba cubierta por una atmósfera densa y complicada, polarizada social y políticamente por los simpatizantes y opositores al régimen de los Perón. Aunque la trayectoria de Aquelarre no coincidió con la dictadura, sí estuvo marcada por la violencia y la censura de los años previos al golpe de 1976, como dejarían asentado en algunas de sus canciones.
“Cruzando la calle, cruzando la puerta de tu hogar
Tu hermano se muere, mi hermano no podrá esperar
América vibra, mi mente quiere libertad
La muerte te ronda, la muerte nos quiere ganar”

Cuando llegaron España estaba a punto de cambiar, pero 36 años de dictadura Franquista no lo volvía un lugar muy distinto a la Argentina que acababan de dejar atrás. La muerte de Franco ese mismo año y la paulatina disminución de la censura durante su estancia facilitaron el desarrollo de una escena rockera española, de la que el público, los artistas locales y Aquelarre se nutrieron mutuamente.
Aquelarre 4
En 1977 Aquelarre regresó a Argentina únicamente para despedirse de su público con el ahora mítico concierto en el Luna Park, ya sin González Neira. A partir de ahí cada uno de los integrantes siguieron sus propias carreras, alimentando aún más el rock argentino al colaborar con diversas bandas y artistas. En 1998 tuvieron un efímero reencuentro que quedaría materializado en el álbum en directo Corazones del lado del fuego. Y para 2008 editaron un box set que incluía reediciones de todos sus discos, con un álbum extra (Otras pistas) que recopilaba material inédito.


A lado de un gran número de bandas y artistas argentinos Aquelarre dio un impulso fundamental al rock hecho en español. ¿Entonces, siendo tan importantes, por qué en México no sabemos gran cosa de ellos? Yo tengo la impresión de que nuestro país, por su situación geográfica y diplomática, se ha inclinado siempre a mirar más hacia el norte que hacia el sur. En el mismo sentido circula más cultura proveniente del norte que del sur. Esta afirmación no brinda una explicación contundente, pero al menos nos da una pista. Cualquiera que sea la respuesta en realidad no importa. Lo verdaderamente importante es escuchar la música de Aquelarre, un claro ejemplo de lo hermoso que el español puede sonar cuando se mezcla con el sonido de una guitarra, un bajo, una batería y unos teclados.