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#PecesSueltos presenta: Tite Curet Alonso

- Por: helagone

“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick

Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.
 

Tite Curet Alonso, el compositor invisible de la Fania All Stars

Por Iván Cruz Osorio
@IvanCruzOsorio
Se dice, pero esto se supo de inmediato en el Harlem y en el Bronx latino, que la salsa nació en Nueva York a finales de los años 60 y principios de los 70. Los viejos ritmos caribeños como el merengue, la guaracha, la plena, el guaguancó, el son cubano, el mambo, el cha cha chá hallaron en una nueva generación de compositores y músicos una mezcla singular de arreglos, de fusiones, de ejecución y de interpretaciones que derivaron en el boom de la llamada salsa, patentada por el sello Fania Records. La salerosa, benditísima y artera Fania fue producto de la sociedad entre el empresario italoamericano Jerry Masucci y el músico dominicano Johnny Pacheco.
Fania fue ante todo un exitazo por los sediciosos gigantones que reunió desde el poseso Héctor Lavoe, el virtuoso geniecillo chaparro Willie Colón, el pulpo de las congas Ray Barreto, la inmarcesible Reyna de la guaracha Celia Cruz, el sonero de los amoríos Cheo Feliciano y el compositor social y sociable Rubén Blades, entre otros. Con esa alineación, sólo se necesitaba un escenario y un bautizo, Fania All Stars fue el nombre y el escenario los grandes palacios de la cadencia en Latinoamérica, Estados Unidos e incluso África en el celebérrimo concierto de 1974 en el Estadio Statu Hai en Kinshasa, capital de Zaire (hoy República del Congo).

Esa maquinaria de figurones funcionaba en la medida del trabajo, por paradójico que suene, casi invisible de sus compositores. El compositor por excelencia de la Fania All Stars fue Tite Curet Alonso, bautizado como Catalino Curet Alonso, nació en Guayama, Puerto Rico, en 1927 y murió en Baltimore, Estados Unidos, en 2003. No obstante los éxitos que dio a Fania y la fama que otorgó a sus intérpretes, Tite siempre vivió a la sombra e incluso en la pobreza, casi al mismo tiempo que escribía decenas de canciones para Fania, para sobrevivir laboraba en el servicio postal de los Estados Unidos y como cronista deportivo.


El dueño de Fania Records, Jerry Masucci, siempre maquiavélico estaba convencido de que los compositores de su sello debían venderle los derechos de explotación de sus obras. De tal forma, con un único pago, Masucci compraba a los compositores sus canciones y el derecho de explotación. Tite, compositor lírico y con mayor hambre de reconocimiento por su obra que por buscar en la música una forma onerosa de vida, vendió a Masucci sus canciones por pagos ínfimos en comparación con el éxito comercial que tendrían. Casi toda la obra de Tite le perteneció a Masucci y a Fania, lo que derivó en que Tite no viera un solo dólar por concepto de regalías de sus éxitos.

Con la muerte de Jerry Masucci en 1997, Fania Records y su catálogo de composiciones y grabaciones es vendido íntegramente a Emusica Records, que se ha dedicado a la reimpresión en formato de CD y digital de las clásicas grabaciones de Fania. Durante los últimos años de su vida Tite (y después de su muerte) libró una batalla con Emusica por concepto de derechos de autor y regalías, lo que tuvo como consecuencia que las canciones de Tite no pudieran transmitirse en radio y en televisión durante 13 años. Finalmente, gran parte de sus composiciones han sido liberadas y pueden retransmitirse en los medios con pago de regalías tanto a su familia como a la empresa Emusica. Tite en sus últimos años vida, ya reconocido como uno de los grandes compositores de la música puertorriqueña y latinoamericana, vivía humildemente, pero con el reconocimiento a su obra y con el gusto de que él había elegido a los intérpretes de sus canciones.


Hoy podemos oír de nuevo Periódico de ayer en voz de Héctor Lavoe, De todas maneras rosas por Ismael Rivera, Piraña por Willie Colón, Anacaona por su admirado amigo Cheo Feliciano, Vale más un guaguancó por Ray Barretto, Las Caras Lindas por Celia Cruz, y Plantación adentro por Rubén Blades. Tite Curet Alonso, el compositor que desarrolló la salsa con mensajes sociales y políticos, que se conoce como “salsa con conciencia” murió en la pobreza, pero con el reconocimiento unánime de ser el padre de la salsa.