Por Erika Arroyo
@WooWooRancher
Para Dave
Tú eres una persona con errores y defectos como yo, pero todo lo que e [sic] aprendido de ti ha sido bueno y hermoso ayúdame [sic] a mi [sic] y a ti, que todas esas cosas vuelvan a renacer, tú eres la persona que “amo” y que comprendo que es difícil cambiar.
Pero no hacen falta más palabras, porque si me conoces, sabrás que mi entrega será total por “amor”
Este sexagésimo programa está dedicado a aquellos que como Isabel, autora de esta epístola ochentera, aman entre comillas. Como los gatitos que juguetean con las garras expuestas y besan la mano de su amo después de lamerse el rabo.
Bienvenidos sean a Postales.
https://youtu.be/MtUiE1GdfMw
–Bond. Decorado. No olvides que la elección del papel es muy importante.
-“Los momentos que he pasado contigo… son los más dulces que siempre recordaré”
-2×1 en el departamento de carnes frías del corazón
-¿Desea un refresco grande y una vida nueva por 5 pesos más?
Un tumulto de voces dictan el marginal pero vendedor repertorio de frases amorosas con el que el Reader’s Digest ha construido los sueños de una generación y se han ido mezclando con poesía publicitaria. Hasta ahora, nada de lo escrito en medio de esa nebulosa de inspiradoras referencias refleja el verdadero deseo de Isabel: luchar en un callejón oscuro contra unos gañanes usando como armas encaje negro y el rocío de un perfume dulce, muy dulce.
Líneas rojas y onduladas como los arrebatos de quien arde en deseo en la fila del banco en plena quincena, enmarcan la misiva. Que quede claro dónde está lo medular. Aquí, no allá.
Después de varios intentos por convencerse de lo contrario, acordó con el espejo que el faldón rosado con flores queda perfecto con el suéter blanco y que sobre todo, podría ser más útil de lo que aparenta. El largo está perfecto, cubre hasta los tobillos de tal forma que en cuanto la vea, querrá averiguar lo que esconde esa tela que la hace lucir como costal, incluso refugiarse del sol por la tarde, esconderse debajo de ella para entrar de contrabando al cine o meter cervezas a la fiesta del próximo sábado.
El día d’hoy como los otros me son bonitos, pero sobre todo el diá [sic] que recordamos juntos
-28-julio-78
Tres años a un puntual seguimiento del caso Dave. Pedacitos de papel cuadriculado han sido cuidadosamente colocados en un álbum de recuerdos. Hojas secas de árboles, finos cabellos, esbozos a lápiz de una sonrisa parecida a algún anuncio de pasta dental.
¿O no es algo hermoso pensar en la persona q’ amas, si lo que demuestra es por “nuestro porvenir”[?]
La carta ha permanecido apenas 15 minutos sobre el escritorio y una imperiosa necesidad de destruirla ha surgido como por generación espontánea. De pronto, un asalto de recuerdos perforan su cabeza y le tuercen la alegría. En una pizarra mental comienza el conteo: sensación de alejamiento por dos segundos en el almuerzo, no respondió los últimos tres papelitos que le envió, miró a una chica que pasaba por el pasillo al salir de clase…
En un instante, ese sentimiento de tranquilidad amorosa se está volcando en locura. Quizá sea mejor degollar las fotos en el collage sentimental o hacer un poco de ejercicio para distraerse de eso que quema como el ácido muriático sobre la piel. Alrededor de la cama tiene lugar un pequeño y delirante drama, un par de figurillas de cerámica atestiguan silenciosamente el espectáculo.
¿Qué tal si mandamos todas esas incertidumbres al diablo de una vez por todas? Bastará con un gancho al hígado que doblegue todo y a la vez, lo dignifique.
Un simple: “No dudes que el día que te deje d’amar, ya no habrá despertares y frases como estas lindas y sobre todo con ‘amor’”. Nada más duro que eso. Nada.
En la televisión suena el tema de Bebu Silvetti para “Noche a Noche”, ¿acaso alguien creyó que algo andaba mal? Isabel es una firme creyente de los hechos extraordinarios y ni una carta ni una incertidumbre le negarán ese momento para disfrutar del poder de su propio asombro.
