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"Ser parte de las estadísticas". Hanna Alejandra, de NoFM, denuncia acoso

- Por: helagone

La discusión sobre las distintas formas de violencia contra la mujer es un tema que necesita estar constantemente en la agenda pública. Visibilizar tanto actos como denuncias es fundamental para nutrir el diálogo en torno a cómo podemos avanzar en eliminar dichas violencias en diversos ámbitos, y en prácticas de cuidado dentro de nuestros grupos sociales. Con eso en mente, NoFM se une a la difusión de la denuncia pública que Hanna Alejandra, locutora perteneciente a esta comunidad, ha hecho sobre el acoso del que ha sido víctima desde hace un tiempo.
Creemos que el paso inicial para atender esta problemática es creer las denuncias, y acompañar a las denunciantes en su proceso para trabajar las violencias de las que han sido víctimas. En el caso de Hanna, nos mueve además el cariño y la necesidad de fortalecer las redes de cuidado que dan sentido a comunidades como NoFM. De esta manera, usamos nuestra plataforma para difundir la denuncia que Hanna publicó en sus redes sociales, y para manifestar nuestro apoyo y respaldo a cualquier acción que ella decida emprender.
Sabemos que el trabajo de identificación, visibilización y cambio de conductas machistas es una tarea ardua y constante. Pero también creemos que el trabajo por el cuidado y el bienestar de nuestras comunidades es sin duda el camino a seguir con Todo Menos Miedo.
Reproducimos a continuación el texto íntegro publicado por Hanna Alejandra en su perfil del Facebook.

Como dijo Kate: “pues caí, amiga, ¿qué te puedo decir?”

A veces nos equivocamos al tomar decisiones. Pocas veces en mi vida me he arrepentido tanto de haber accedido o dicho sí. Nos conocimos porque le aparecí como una “sugerencia de amistad” en Facebook y me agregó. Resultó que teníamos intereses y amigos en común, así que acepté la solicitud. Hace 5 años no teníamos tanta precaución de agregar a alguien a nuestras redes más personales.
Era amigo de amigos, no podía ser una mala persona o al menos eso pensé y me arrepiento de haberlo hecho aunque hoy sé que aprendí mucho. De esto ya pasaron varios años y aún me sigue produciendo dolores de cabeza.
Empezamos a salir y la verdad es que tiene mucha labia, así que aquí es cuando aplico el “pues caí, amiga, ¿qué te puedo decir?”
Empezamos con problemas. Me mintió sobre su relación anterior la cual no había terminado. Esa fue la primera señal de TODAS LAS QUE NO QUISE VER. Sin embargo, las cosas “cambiaron” y de alguna manera todo estaba bien (o eso imaginaba yo), incluso trabajamos juntos, lo apoyé en sus pretensiones políticas; en algún momento lo admiré y me sentía orgullosa del trabajo que hacíamos.
Otra de las señales fue que a su madre no la trataba de la mejor manera y con su hija dejaba mucho qué desear. Sin embargo “CONMIGO no era grosero ni violento”. Más bien tendía a ser pasivo-agresivo, cosa que yo no veía. Los problemas fuertes empezaron cuando alguien más le movió la hormona y no tuvo la valentía de terminar como se supone debe terminar una relación o como todos creemos que debe ser, así que inventó una historia bastante creíble, pues me enseñaba capturas de pantalla (hoy sé que eran falsas) y hasta una foto, que en su momento me hicieron dudar y desconfiar del mundo. En serio me alejé de todos, ustedes lo saben y me arrepiento y lo lamento mucho.
Para no hacer el cuento largo la excusa para terminarme fue: “eres una puta, por eso te dejo”.
No les voy a mentir, fueron meses difíciles pues yo en verdad sentía algo muy fuerte por él. No supe bien cómo pero con la ayuda y apoyo de mi familia y amigos, un día decidí que ya no quería estar deprimida y volví a salir al mundo. Retomé mi vida. Unos meses después empecé a salir con alguien y él se enteró. Obvio no le gustó nada la idea y me empezó a buscar otra vez, al principio “porque quería volver conmigo” e incluso habló de una vida juntos. Agradezco al Universo que no haya pasado así.
Como yo no accedí entonces seguí siendo lo que él piensa que somos todas las mujeres: una puta. Supongo le di en el ego pues me dijo que cómo era posible que no le guardé “luto”, que eso confirmaba que era una golfa, una ramera, de lo peor, pues.
Pasaron los meses y se me presentó la oportunidad de trabajar en un círculo cercano. Me convenía. No lo rechacé porque era un buen chance para mi y por él no me iba a detener. Estuvimos unos meses trabajando de manera cordial y sin problemas hasta que nuevamente algo lo volvió loco. No me arrepiento de haber trabajado ahí porque se me presentaron otras oportunidades.
Fue entonces que él intentó bloquearme por todos lados, decía que me había metido (cogido) con medio equipo, que era oportunista, pensaba que yo pretendía adueñarme de su trabajo político y me amenazó incluso con “balacear mi casa”. Al equipo de trabajo les mandó mensajes diciendo que se saldría de la corriente política si alguien me apoyaba. Yo no quería más problemas. Yo quería estar tranquila, no quería que se metiera con mi familia y días después renuncié.
Pensé que con el tiempo sus insultos y amenazas se detendrían, que ya sería parte del olvido y seguiría su vida. Me super equivoqué. De vez en cuando llegaban mensajes muy groseros a mi celular de números que al rastrear no existían y hasta a la estación de radio donde yo colaboro mandó un mail violentándome y provocándome.
Debí haber hecho algo cuando en un mensaje decía que yo podía “ser parte de las estadísticas”. Para mi mala suerte no tengo evidencia de eso. Borré todas las conversaciones y mensajes. Creo que esa fue la amenaza más grave. Pero yo solo quería no tener más problemas ni vivir estresada y con miedo.
Por lo mismo lo responsabilizo de cualquier situación que me pase.
Es la fecha en que sigue molestando. Llegué al límite de mi paciencia. Hace un par de días me escribió por este medio “disculpándose y exculpándose” y luego reclamándome que -le escribí a su actual novia exponiéndolo (¿?)- cuando la realidad es que tiene muuuucho tiempo que no sé de él. No logro entender cómo es que casi 3 años después de haber terminado sigue con lo mismo. Yo estoy cansada. Por Dios que intenté llevar la fiesta en paz y me queda claro que el problema no soy yo porque con mis ex parejas todo terminó en paz o existe una relación cordial.
Reconozco que no soy una perita en dulce y expuse al mundo mi peor versión con él al defenderme de todo lo que él decía y hacía, seguro de ahí se agarrará para decir que sigo ardida, que lo busco o que estoy diciendo mentiras, seguro se atreverá a presentar nuevas y falsas capturas de pantalla, pero él me inventa historias como que le hice brujería, que soy anoréxica, bulímica, drogadicta, arribista, ladrona, oportunista, que tengo mil problemas e incluso hace unos meses armó un super show por teléfono para que su actual novia escuchara que él me decía “que ya no lo buscara” (¿qué?) pero no solo conmigo sigue siendo un enfermo. Sus alcances fueron mucho más lejos. Me enteré que lo último que hizo fue agredir físicamente a la chica con la que salía, quien la verdad es mucho más valiente que yo.
Después de que terminamos me fui dando cuenta de la clase de persona que es. No es difícil encontrar testimonios de personas con las que ha tenido problemas. Tiene un juicio por pensión alimenticia, debe dinero a muchas personas (a mi también), defrauda, miente, es violento y misógino, es sabido que consumía cocaína, vive engañando a la gente que él según ayuda con su personaje de político joven.
Seguro algunos lo conocen pues se desenvuelve y “trabaja” en las colonias de la delegación Benito Juárez en las filas del PRD. No estoy segura si anda buscando algún cargo de elección popular pero he visto paredes con su nombre y haciéndose promoción en las calles de la misma delegación.
Creo que la gente debe de enterarse de la clase de persona que es, no solo conmigo. En general no es una buena persona. Su nombre es Hugo Torres Zumaya.