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#Voto18. "Ese otro mundo posible del que tanto hablamos". Entrevista a Raúl Romero Gallardo

- Por: helagone

El proceso electoral del 2018 ya empezó, y en torno él, la opinión pública y los contendientes hacen diversas lecturas. Para algunos, la elección del próximo año debe de dar pie a la continuación de un proyecto de nación, y para otros, debe de ser un punto de inflexión. En una arena electoral plagada de actores con agendas políticas radicalmente diferentes, las elecciones del próximo año transcurrirán entre dudas y desconfianza, mientras la viabilidad de la democracia en México es puesta en tela de juicio por la ciudadanía. Ante esta coyuntura, #Voto18 es un proyecto que busca llamar a la reflexión acerca de cómo nos aproximamos a las elecciones del siguiente año, para abrir la discusión hacia sectores jóvenes que por primera vez votarán en las presidenciales, y también hacia grupos de la sociedad absolutamente desencantados de la política. Así entrevistaremos a diversas personas con disímiles perfiles, corrientes ideológicas y edades, con el fin de arrojar algo de luz al respecto de lo que ocurrirá el próximo año y en los venideros.

“Ese otro mundo posible del que tanto hablamos”
Entrevista a Raúl Romero Gallardo

por Sergio Pérez Schjetnan
@tobeperez_
y Alan Plata
@AlanPlata_97
 
Alan Plata: Raúl, ¿cuál consideras que es la trascendencia histórica de las elecciones de 2018, sobre todo en términos de las facultades que el poder ejecutivo detenta?
Raúl Romero Gallardo: Todo proceso electoral en este país, y sobre todo los procesos presidenciales por la fuerte figura que tiene el Ejecutivo, son coyunturas que abren momentos importantes. Recordemos el de 2012, no sólo hubo una gran disputa entre los partidos políticos, sino también una efervescencia social: surgió el #YoSoy132 como movimiento social, y previamente el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Antes, en 2006, tuvimos el movimiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona con el EZLN, pero también la APPO en Oaxaca, Atenco en el Estado de México, el mismo frente que impulsó Andrés Manuel contra el fraude con el que llegó Felipe Calderón. Y en 2000 podríamos seguir haciendo la historia con las elecciones que antecedieron a la huelga estudiantil de 1999, y la transición democrática con la llegada del PAN.
Los últimos procesos electorales presidenciales han sido momentos coyunturales en el país. Han abierto fuertes disputas políticas, pero sobre todo han abierto y han dejado ver un hartazgo social que no se alcanza a ver representado en los partidos políticos. Si bien Andrés Manuel, tanto en 2006 como en 2012, logró canalizar parte del descontento social, también queda claro que en esos dos procesos electorales hubo fuerzas políticas de izquierda, principalmente anticapitalistas, con un fuerte componente campesino-indígena, que no fueron directamente a las elecciones con Andrés Manuel.
Hoy estas fuerzas estarán presentes en el proceso electoral, más allá del mismo proceso electoral, estarán presentes como una fuerza política que ha venido organizándose, y que ha venido articulándose través de un Congreso Nacional Indígena, que decide presentar una candidatura bajo una característica muy particular. Una candidatura que en realidad más bien es una vocería, que no aspira directamente a la presidencia, sino que intenta articular los procesos organizativos que están en todo el país, principalmente de pueblos indígenas, pero no solamente, pues ya ha entrado en diálogo con organizaciones obreras, estudiantiles, urbanas y campesinas de distintos tipos. Creo que eso será algo completamente novedoso en la elecciones del 2018.
México no ha vivido un momento similar en su historia. Quizá las elecciones de 1988 podrían ser un referente cercano, pero tampoco lo es porque es la primera vez que se presenta una mujer, indígena, anticapitalista y además no como candidata, sino como vocera propuesta por un Concejo Indígena de Gobierno. Hay que hacer énfasis en la idea del modelo indígena de gobierno,  el cual recupera una tradición municipalista muy de la Revolución Francesa y de la organización nuclear comunitaria, una tradición libertaria muy cercana a los procesos anarquistas y al comunismo libertario, que encontraron un punto importante después de la Revolución Rusa en Italia y en Alemania, con los Concejos Obreros de Italia, los Concejos Obreros de Rosa Luxemburgo y organización consejista. Desde luego, también recupera la tradición del modelo de Concejo Municipal de Gobierno propio de los pueblos indígenas desde la Conquista y con la Colonia.
El Concejo Indígena de Gobierno logra agrupar tres largas tradiciones de pensamiento político teórico y práctico: el libertario, el municipalista y el indígena. Y lo presenta ahora como modelo de articulación y organización de un Consejo Indígena de Gobierno a nivel nacional. Eso me parece completamente novedoso.
Regresando a la pregunta, me parece que será un proceso completamente nuevo y diferente, que ha animado la participación de muchos jóvenes que participarán por primera vez en un proceso electoral. Y muchos que ya no somos tan jóvenes, será la primera vez que votemos y que estaremos transmitiéndonos a todo ese lenguaje del proceso electoral. Porque por fin hay una vocería de la izquierda anticapitalista que viene desde abajo y que propone una forma nueva de organización, que participará del proceso, pero, sobre todo, y que creo que es uno de los puntos más importantes,  por el diagnóstico por el cual llegan a esta propuesta: el diagnóstico de guerra, de política de muerte frente a política de vida, de necrocapitalismo (como lo llaman diversos intelectuales), el capitalismo criminal (como lo definimos nosotros), de una idea en la que el gobierno, empresas y crimen organizado están haciendo un triángulo de la violencia en el que hacen imposible la reproducción de la vida en el país y en el mundo.

AP: ¿Crees que son unas elecciones que pueden ser un parteaguas a partir de la candidatura de la vocera del CNI?
RRG: Yo creo que el mundo entero se encuentra en una situación de crisis. En el mundo académico se habla de la crisis civilizatoria, de un momento en el que el capital, el modelo de producción y de acumulación que ha caracterizado al mundo desde hace 200 años, ya no sólo está atentando contra las clases trabajadoras y está poniendo en riesgo a la naturaleza, sino que está atentando contra toda forma de vida. Son distintas las manifestaciones, por ejemplo: el cambio climático y la extinción de especies. Frente a esta crisis, ves surgir dos modelos alternativos: 1) la izquierda populista que pretende regresar al modelo de estado de bienestar, de welfare state, y de capitalismo de Estado; lo vimos en Francia, en las fuerzas de Bernie Sanders, en Grecia, vimos la misma lógica con Chávez, con Evo, con Cristina y con Lula en toda América Latina, que fue donde empezó toda esta ola. 2) Al mismo tiempo ves surgir un neofascismo que le habla a las clases trabajadoras. Una de las críticas que se hacía la izquierda en Estados Unidos es que habían dejado de hablarle a las clases trabajadoras y que la derecha empezó a hacerlo,  fue precisamente lo que hizo muy bien Donald Trump.
Pero en realidad ambas se proponen como alternativas ficticias, porque no son oposiciones reales a la problemática, porque en realidad siguen en el diálogo de solucionar el problema dentro de los márgenes mismos del sistema y dentro del modelo que el Estado neoliberal ha dado. Por eso, cuando surge un modelo de organización que no sólo cuestiona al Estado, al modelo de presidencias, la forma tradicional del Estado liberal, sino que, además, cuestiona la democracia liberal y el capitalismo, que como modelo económico es correlato del liberalismo político, y pone en jaque el modelo del individuo frente a lo comunitario, pues irrumpe por completo.
En suma, además de ser completamente novedosa la propuesta del CNI, la veo como un parteaguas para el mundo. Quizás sea un poco arrogante de mi parte, pero  creo que estamos asistiendo a algo muy parecido a lo que asistimos el siglo pasado con la Reforma Agraria que encabezaron los primeros zapatistas, que fue un referente para el mundo. El zapatismo ampliado, por así decirlo, con el Congreso Nacional Indígena, está poniendo una forma distinta de reflexionarnos y pensarnos, desde lo comunitario, desde lo anticapitalista, desde el Estado entendido de forma distinta, no en su forma tradicional sino desde abajo y a la izquierda, lo cual también te cambia el mapa político de cómo organizarse y de cómo movilizarse.
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Sergio Pérez Schjetnan: Hablas de la crisis civilizatoria y de la respuesta libertaria anticapitalista e indígena, aunque no exclusivamente. Ante eso, ¿cuál debe ser la relación de la candidatura del CNI, y ese tipo de proyectos políticos, con la izquierda populista socialdemócrata, en todas sus acepciones, desde Bernie Sanders hasta López Obrador? Porque en muchos puntos se oponen, aunque no antitéticamente como sí se oponen al PRI, al PAN o, en cualquier otro país, a los partidos de derecha y la derecha fascista.
RRG: Primero, saquémoslo un poco solamente del contexto electoral y veámoslo más bien como una propuesta de proceso organizativo a largo plazo. Miembros del CNI dicen “lo que estamos buscando ahora a corto plazo es organizarnos para sobrevivir, y a largo plazo vamos a enfrentar y a derrocar el capitalismo. Encontramos el proceso electoral como una fiesta a la que vamos a llegar para organizarnos y articularnos con unos y otras en el país y en el mundo entero, pero nuestra apuesta es contra el capitalismo.” Hay que reconocer que, desde hace dos décadas, no tenemos una organización de carácter internacional, que esté conectada y dialogando. La última organización de ese tipo sucedió en los años noventa con el Foro Social Mundial, que permitió y catapultó la lucha contra el neoliberalismo, y quedó en un buen espacio de reflexión académica, pero no en la activación política de un movimiento internacional frente a la crisis que estábamos viviendo. Ahora se está presentando la oportunidad para que sí surja un movimiento de este tipo a nivel mundial y a nivel latinoamericano.
Por otro lado, ahora estuvimos con un grupo de compañeros y compañeras en el que reflexionamos sobre la propuesta de Venezuela. En alguna de las primeras reflexiones de Hugo Chávez se llegó a una propuesta interesante: la idea del Estado comunal, no como oposición. En muchos de los debates de la primera parte del siglo, sobre todo después de 2001 en Argentina con la crisis del Corralito, vino el debate entre autonomía y socialismo en América Latina. Tenías a John Holloway dilucidando cómo cambiar el mundo sin tomar el poder, mientras tenías a Álvaro García Linera hablando de la necesidad de tomar el poder y centrar todo en la idea del Estado. Se opusieron teóricamente lo comunitario y autónomo contra lo estatal socialista corporativista. Ni una ni otra terminaron de completarse.
El terrible fracaso de los Estados latinoamericanos de corte populista y de socialismo del siglo XXI, penetrados por la corrupción, que reprodujeron el modelo extractivista por un lado, pero también el modelo autonomista, aislándose sin conexión entre el campo y la urbe, dio paso a que Hugo Chávez reflexionara sobre la posibilidad de la articulación del Estado comunal. De un Estado que bien podía servir para las sociedades de las ciudades, con cierta tradición liberal y de dejar al político por el que se vota el trabajo de representación política, combinada con la forma de trabajo que reivindican la política para la comunidad.
La propuesta del Concejo Indígena de Gobierno, y en general el CNI, pone primero en debate elementos ideológicos. Lo que es común en el caso mexicano es sacar el debate sobre cierta cuestión: si el problema es de transparencia, vamos a crear las mejores instituciones de transparencia; si el problema es democracia, ahí está el IFE y luego el INE; si luego el problema es de seguridad, levantamos una guerra contra el narcotráfico. No se atiende el problema de fondo que tiene que ver con problemas de estructuras, de generación de pobreza, de modelo económico y político.

AP: ¿Cuál sería la forma ideal o qué incentivos pueden mejorar la democracia en México, tú dirías eso.
RRG: La transición democrática que nos cuentan en el 2000 es una transición de los partidos que se asemeja mucho a la democracia de los esclavistas de la vieja Grecia. Es una democracia en la que no se respetan los procesos electorales. El gran fracaso de la gran institución que había nacido o que iba a ser la garante de la democracia mexicana, el IFE, que había nacido en los noventa, en 2006 llega a su clímax. De ahí para acá se ha intentado reformar, ciudadanizar y transparentar. Hasta le cambiaron el nombre, pero no es una institución que siga funcionando. Lo mismo pasa con el IFAI, y con la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Las tres instituciones fueron los pilares que garantizaron y dieron transparencia, democracia y derechos humanos, tras la dictadura perfecta del autoritarismo priista, pero tuvieron un tiempo de vida de menos de 20 años. Porque están inscritas en el modelo de la democracia liberal que es completamente funcional a un modelo económico.
El gran problema de las ciencias sociales, pero también de la actividad política, es que mira las cosas de manera fragmentada. No mira que la democracia es completamente funcional a un modelo económico, y que también es completamente funcional a un modelo de organización de sociedad: si la economía puede estar funcionando más o menos bien, entonces lo que hay que cambiar un poco es el modelo de democracia, si la sociedad puede estar funcionando más o menos bien, entonces lo que hay que cambiar es el modelo económico. Si lo vemos de manera integral, tanto el modelo de democracia como el modelo político, el de organización social, el económico son correspondientes entre sí, y están asegurando la dominación de una clase sobre otra, están garantizando la acumulación de valor y de poder, o sea de capital.
Por eso nosotros decimos que Andrés Manuel podrá tener las mejores intenciones, las más nobles y humanas, pero se sigue moviendo en ese margen, está arreglándole la tuerca al mismo sistema. Hace unos meses, en su primera propuesta publicada en un artículo en un periódico de circulación nacional dijo que para reactivar la economía, traería la minería. ¿No entiende el diagnóstico de las comunidades y los pueblos que están diciendo que la que la tercera parte del país está concesionada a la minería? ¿No ve que eso es parte del problema? Y lo propone como solución. O para combatir al crimen organizado, cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, trajo Rudolph Giuliani, ni más ni menos que el asesor de Donald Trump, es decir, un fascista que vino con la idea del modelo de tolerancia cero. Moverse bajo esa lógica de ajustar las tuercas para que todo siga funcionando mejor, nos parece que en realidad no es más que seguir reproduciendo la misma lógica. Por eso la propuesta que hacen las y los compas es completamente postcapitalista, anticapitalista.
Tenemos un reto, no sabemos qué venga después. Antes teníamos el socialismo como referente, que tampoco fue un modelo que habría que reivindicar por completo, porque algunos te dirían que tampoco hubo socialismo. Pero hoy habría que investigar la crisis de referentes de futuro, la crisis de utopías: cómo estamos viendo, ya no a un modelo de organización a nivel comunitario o a nivel nacional que pudiera funcionar bajo economías sustentables, bajo modelos de cooperativas, bajo modelos de política de representación, ¿cómo estamos viendo un mundo postcapitalista? No tenemos un referente. Hoy, más que utopías, tenemos distopías. Hay que seguir pensando, hay que seguir reflexionando cómo es ese otro mundo posible del que tanto hablamos y que tanto queremos. Tenemos unos rasgos de nuestro micro mundo, ¿pero ese mundo cómo va a ser? Sí diverso, sí postcapitalista, sí incluyente, sí en relación armoniosa con la madre tierra, ¿pero económicamente cómo va a funcionar? En temas de militares o de seguridad, ¿cómo va a funcionar? Hay ahí una tarea de pensar en lo macro cómo funcionaría ese mundo posible.
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SPS: En el contexto que planteas, el proceso electoral del 2018 en México es una pequeña parada dentro de un proceso organizativo de largo alcance con horizontes mucho más amplios, así que ¿vale la pena votar? Si por primera vez hay una oferta que nunca habíamos visto en México y que pocas veces la hemos visto en el mundo, ¿la tarea de los jóvenes, por ejemplo, es organizarse a largo plazo dentro de estas coordenadas anticapitalistas, libretarias, internacionalistas e imaginar –además de militar y de hacer el trabajo del día a día– imaginar un mundo post-capitalista nuevo?
RRG: A mí me parece que ahí está la clave, esa es la apuesta. Eso es a la que nos están invitando, y no sólo a los jóvenes simplemente por lo que significan para el futuro del mundo, sino a la humanidad entera: saber que es posible algo diferente, porque también el modelo mismo de esta crisis deviene en convertirte en un ser completamente inmoral, cómplice, “desutopizado” (no sé si exista esa palabra), sin esperanzas, deprimido, enfermo. Mucho de lo que Foucault podía haber hablado como la biopolítica, esa transmisión de la dominación a los cuerpos directamente, la vemos ahí: ya no participamos porque no hay esperanza de algo distinto, porque todo sigue igual, y te vuelves parte de la misma lógica del sistema. La gran tarea es lo que ahora propone el CNI: pensarnos de formas distintas, pensar en utopías, en un mundo distinto, y organizarnos para construirlo. Eso es salir del margen de lo establecido, pensar diferente como aporte generacional es algo completamente nuevo. Es una invitación sumamente rebelde.
SPS: Quisiera volver a insistir un poco en lo que dices sobre López Obrador, quien se inscribe dentro de las mismas coordenadas que los partidos de derecha, que el propio capitalismo, pero desde una lógica reformista en la que va nada más a arreglar unas tuercas. ¿Tú dirías que, en última instancia, con una candidatura que cuestiona esta lógica, las propuestas de izquierda a largo plazo no caben? De aquí a las elecciones del próximo año, ¿cuál debería ser el diálogo entre las candidaturas?
RRG: Ese es el gran debate que hay entre quienes planteamos una lucha que sabemos que es muy a largo plazo, cuando acá nos están ofertando cosas reales a corto plazo. Aquí está Morena, y está Andrés Manuel y está ofertando ese tipo de propuestas ya. Sí, está bien, luchemos contra el capitalismo, pero de aquí en lo que cae, hay una necesidad de política social, de vivienda, de educación que Andrés Manuel podría solucionar, nos dicen por ahí. Yo lo pondría en duda: en lo último que ha publicado Andrés Manuel, sus libros, sus textos que se están convirtiendo en sus propuestas de campaña, en sus programas políticos, hay una idea de regresar al PRI de los setentas, de Echeverría. Es un modelo de ‘ahí estuvimos mejor’. Su propio relato es ‘todo empezó a estar mal cuando entramos en el neoliberalismo’ y antes, ‘no había problemas. El problema es la mafia tecnócrata que se apropió del poder’ en el 82, por ahí, ‘empezó a vender y a desestructurar el país’. Y entonces, su propuesta es ‘regresemos a los sesentas, setentas’.
AP: A un estado de bienestar…
RRG: Sí, claro, con petróleo, a ‘defender el peso como perro.’ Suena completamente a tono porque es nacionalista y revolucionaria, dentro de esos marcos. No sé si el modelo de economía, de organización de un país sea posible en un mundo que se ha tecnificado, que le ha apostado más al capital cognitivo, a los conocimientos. Un mundo en el que el petróleo sigue siendo clave, pero le apuesta más a otros minerales, no sé si sea la clave.
Dos cosas más, no creo que a corto plazo, ni Morena ni Andrés Manuel se estén preparando para ganar la elección y, sobre todo, para defender la elección. Nos han dicho que ya ganaron dos elecciones, pero no las han defendido. El ejemplo del Estado de México fue terrible, les hicieron el fraude otra vez y ¿dónde quedó? En una denuncia. No sólo no se están preparando para defender un proceso electoral, no sé si se están preparando para cuando lleguen poder hacer las reformas que se proponen, que tampoco son grandes reformas: están pactando con los Barragán, con Romo, con todos ellos a quienes Andrés Manuel acusó de ser mafiosos, hoy están en su grupo. Muchos de los que están impulsando la Reforma educativa están coqueteando con Andrés Manuel, así que ¿realmente las propuestas que se está planteando atentan contra la lógica del capital? No lo creo. ¿Garantizan bienestar social? Tampoco me queda claro ¿A costa de qué? ¿Cómo lo va a hacer? ¿Con austeridad? Tampoco me salen las cuentas. No creo que sea ninguna propuesta real y, aunque lo fuera, no sería fácil de implementar como se la está planteando. Ojalá me equivoque, ojalá llegue, ojalá lo dejen ganar, y ojalá haga todas las transformaciones que se puedan. Nosotros seguiremos caminando hacia el mundo anticapitalista, cuando él esté ahí. Me queda la duda de que se pueda hacer lo que dicen, las alianzas que ha construido dejan mucho que desear de ese mundo honesto que se plantea.
Dos, me parece que es completamente ajeno a las dos problemáticas que se viven en el país. El tema de territorio, recursos naturales, pueblos indígenas y resistencias sociales, no está en su agenda. No está diciendo cuál es su política de Estado, cuál es su propuesta hacia la minoría. ¿Cuál es su política de Estado frente a los megaproyectos? El otro gran tema es la guerra y las víctimas. ¿Cuál es el modelo de seguridad que va a adoptar para combatir al crimen organizado y para atender justicia, memoria, reparación del daño para las miles de personas asesinadas, desaparecidas, desplazadas, víctimas de feminicidio, periodistas, muertos en este país? ¿Cuál es la propuesta concreta que va a implementar?
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Esos dos grandes temas, que son urgentes de atender, de hecho son los que dan sentido a la propuesta del CNI: la defensa del territorio y de la defensa de la vida. Son esos dos las aristas que le dan sentido por completo y que le dan disculpa a la propuesta, diciendo que estamos enfrentando un mundo, con la frase del Subcomandante Moisés: “Muera la muerte que el capitalismo impone, viva la vida que la resistencia crea”. La vieja lógica del capital-trabajo o capital-naturaleza, o inclusive aquella máxima del socialismo barbarie, hoy se podría traducir en muerte vida. Un modelo que está reproduciendo la muerte para una forma particular de resistencia, la comunal del poder frente a unos movimientos que defienden la vida, la vida en un sentido más amplio. Por eso los y las compas han puesto mucho énfasis en Ayotzinapa, en los movimientos por los desaparecidos y otras víctimas. Porque para ellos la vida no nada más es solamente la vida del planeta Tierra, sino la vida de ellos conectada con el territorio. ¿A cuántos líderes comunitarios han asesinado por defender su tierra? ¿A cuántos periodistas han asesinado? Esa crisis civilizatoria de manera estructural en el caso mexicano, tiene unas condiciones particulares: crimen organizado, empresas trasnacionales, empresas mineras extractivas. Ahí es donde ese proyecto, crisis de muerte, está asegurando la destrucción no sólo del planeta, sino de la vida misma. La propuesta es eso, una rebeldía a la resistencia muy a largo plazo.
SPS: ¿A largo plazo, estas propuestas que cuestionan la lógica del capital en su totalidad, con todo lo que implica, tienen una relación más bien ambigua con las aparentes mejoras a corto plazo?
RGR: Con las de las clases del poder, me parece que sí. Hay otras a corto plazo que están surgiendo en las , o que ni siquiera están surgiendo, que llevan ahí ya varios años y que están siendo muy útiles. Tienes a muchas cooperativas locales más pequeñitas que están cultivando por otros métodos y que se están integrando al mercado. O tienes en Santo Domingo, cerca de la Ciudad Universitaria, modelos de clínicas de salud comunitaria, o temas de políticas de salud sexual libres. Desde lo laboral, lo económico, la vivienda, hay pequeños espacios autónomos completamente construidos desde abajo con intervención comunitaria, con un modelo autogestivo pero también autosostenible, y las están amenazando.
Todas esas islas de resistencia están teniendo hoy comunicación y coordinación. Eso está teniendo resultados a corto plazo que están funcionando en algunos lugares, en los pueblos indígenas, y que incluso también están funcionando en la Ciudad. No es el modelo impuesto desde arriba, sino es construido desde abajo y que además cuenta con la participación de la sociedad. Esa es la apuesta.
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Raúl Romero es sociólogo y latinoamericanista, académico del Instituto de Investigaciones Sociales por parte de la UNAM, publica constantemente en medios nacionales e internacionales, y es adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN.

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