Los mitos y las historias que nos vamos contando de uno a otro parecen destinadas a la pérdida y al olvido. Algunos toman decisiones radicales y deciden que su historia y lo que tienen por mostrar ha de ser evidente y a plena luz del día. Y entonces marcan su piel para designarse, ubicarse y presentarse. Justamente de eso nos habla The Mark of Cain, el documental que #YoDocu les propone esta semana.
La idea es ésta: los Vor v zakone (ladrones en la ley) o mafia rusa o Bratvá (hermandad) o mafia roja, es una organización antiquísima con un sistema interno sólido y rígido, mismo que le ha permitido sobrevivir al Imperio Ruso, la Unión Soviética y esta “nueva” etapa democrática; sistema completamente enlazado a la vida penitenciaria, que de hecho comienza y termina tras las rejas. Todos los miembros de esta “fraternidad” marcan su cuerpo en la medida en que van ganando sentencias y respeto, en la medida en que van alejándose de una primera sociedad que los ha rechazado para acercarse a otra con sus propias leyes y condenas. Los Vor v zakone anuncian por medio de la tinta en su cuerpo que no son partícipes del sistema y no acatan ninguna autoridad más que la propia.
En The Mark of Cain encontramos el retrato esta realidad cruda y contenida en las prisiones rusas. Dirigido por Alix Lambert y estrenado en 2001, este documental se ha vuelto un trabajo de consulta gracias a su poca intervención sobre los testimonios y su falta de sensacionalismo. La documentalista tuvo acceso a la vida privada de una de las realidades más intensas del mundo, y lo expone de manera elocuente y sosegada, hablando de vida, más que de muerte, y de sobrevivencia más que de violencia.
Este trabajo analiza la compleja comunicación del crimen ruso por medio de los tatuajes, aclarando la simbología y métodos que esta práctica cultiva. A la par de emparentar la gráfica con su contexto, la vida en prisión y los diferentes sectores de esta otra sociedad. The Mark of Cain es un trabajo recomendadísimo y de una potencia única que todos debiéramos ver y celebrar, aunque eso sea celebrar las sombras que ha producido la sociedad moderna en la piel del ser humano.