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Desde Gaza: prefiero morir con dignidad que vivir en una "prisión al aire libre", carta abierta de Mohammed Suliman sobre la última operación de Israel en la franja de Gaza

- Por: hellagone

Desde Gaza: prefiero morir con dignidad que vivir en una “prisión al aire libre”.
Por: Mohammed Suliman
Traducido por Benjamín E. Morales.
Gaza es un lugar duro; está sobre poblado, es muy pequeño y está sitiado. Pero la gente es amable. La comida es deliciosa, y la playa, aunque sucia, nos ayuda a pretender que somos libres. El atardecer en el mar es espectacular, a pesar de los buques de guerra israelís. Camina por la calle y encontrarás comerciantes, principalmente niños, ofreciéndote sus productos. Toma un taxi, y para cuando termine tu trayecto, estarás intercambiando números telefónicos con tu nuevo amigo: el taxista.
Nuestros mercados son un completo caos, y una experiencia para los cinco sentidos. En la hora pico los niños salen de la escuela con sus uniformes de la UNRWA o camisetas del Real Madrid o el Barcelona inundando las calles de camino a casa. En esos momentos me doy cuenta de qué tan joven es la población en Gaza. Y la noche es tan animada como el día. Se fuma shisha en la playa o en un café o se pasa un buen rato con la familia. La gente de Gaza también son seres humanos.
Pero ésta ya no es la vida en Gaza. Las calles están desiertas, también la playa. Las escuelas se han vuelto refugios improvisados llenos de desplazados que tratan de escapar a la muerte en lugares supuestamente más seguros. El bello ruido de la vida ha sido reemplazado por el horrendo estruendo de la muerte. Los drones zumban sobre nuestras cabezas, y los jets de combate rugen sin cesar.
Siempre hay bombardeos a la distancia. Sin embargo la distancia es relativa. Puede ser tan cerca que tus ventanas estallarán mientras gritas sin control. Y en ese instante te darás cuenta de que has escapado a la muerte. Pero alguien más ha muerto inevitablemente. Esto puede pasar varias veces al día, antes de que te fuerces a dormir en la oscuridad, en la esquina más segura de tu casa mientras suenan bombas y misiles, con la esperanza de que ninguno de estos misiles sabrá encontrarte.
El pueblo de Gaza enfrenta otro ataque israelí, el tercero en seis años, sin tener a donde huir. Y familias enteras están siendo exterminadas cuando los misiles atacan sus casas. ¿De qué otra manera se puede hablar del asesinato de 25 miembros de una familia con un sólo impacto, o el asesinato de otros 18 miembros de una familia con otro ataque? ¿Cómo se puede describir el arbitrario e indiscriminado bombardeo sobre una de las zonas más populosas y pobres en Gaza, que sufre interminables impactos de misiles y morteros durante la noche sin que puedan entrar las defensas civiles y las ambulancias para rescatar a las víctimas?
“Nosotros no atacamos a civiles”, nos dice Isarael.”Están mintiendo”, debiera ser la respuesta de una persona cuerda ante estos alegatos sin fundamento. Israel ataca civiles con sus sofisticadas armas de alta precisión, y han conseguido más de mil muertos en Gaza hasta el momento, de los cuales el ochenta por ciento son civiles según organizaciones de derechos humanos. Más de doscientos niños han muerto, algunos destrozados, otros decapitados y muchos desmembrados. Los buques de guerra israelí mataron a cuatro niños de la familia Bakr que jugaban en la playa, un incidente atestiguado por Ayman Mohyedin, el reportero de la NBC en Gaza. Un snipper mató a un joven que buscaba a su primo entre los escombros de la terrible masacre de Al Shujayeh.

Los drones asesinaron a dos hermanos de la familia Areef mientras caminaban por yogurt para el desayuno. A la par, tres niños murieron mientras alimentaban a sus pollos y palomas en la azotea de su edificio. Israel ha soltado miles de toneladas de explosivos sobre una de las áreas más densamente pobladas del mundo, asesinando a 26 miembros de la familia Abu Jame, 20 de la familia Al Najjar, 18 de la familia Al Batash, nueve de la familia Al Qassas, siete de la familia Al Keilani, 8 de la familia Kawere, cinco de la familia Hamad, y tantos otros. Estas son la historias que escuchamos mientras se espera por la muerte en la comodidad de nuestra casa.
Un cese al fuego podría ser acordado. Puede ser que Hamas pronto detenga los cohetes, pero ¿Israel detendrá el uso de la violencia en contra de palestinos en Gaza y en Cisjordania Palestina? La realidad es que si los palestinos dejan de resistir, Israel no detendrá la ocupación , como sus líderes lo afirman. Los judíos sitiados en Varsovia tenían este lema: vivir y morir con dignidad. Mientras tomo asiento en mi propio gueto, pienso cómo los palestinos han honrado este valor universal. Vivimos con dignidad y morimos con dignidad, rehusándonos a aceptar la subyugación.
Estamos cansados de la guerra. Yo, por lo menos, he sufrido suficiente derramamiento de sangre, suficiente muerte, suficiente destrucción. Pero tampoco puedo tolerar el regreso a un estado de profunda injusticia. Ya no puedo aceptar esta “prisión al aire libre”. No podemos tolerar el ser tratados como sub humanos, desprovistos de nuestros derechos humanos básicos. Estamos atrapados aquí, entre dos muerte: muerte por los misiles y bombas israelís, muerte por el bloqueo en Gaza.
Queremos la posibilidad de salir y entrar libremente de Gaza, cuando lo elijamos. ¿Por qué nuestros estudiantes no tienen el derecho de inscribirse a la universidad de su elección? ¿ Por qué nuestros enfermos deben aceptar la muerte mientras Israel les impide el tratamiento fuera de Gaza? Nuestros pescadores quieren pescar en nuestro mar sin la posibilidad de ser asesinados. Merecemos el derecho de tener acceso a agua limpia, electricidad y la satisfacción de nuestras necesidades básicas. Y no podemos acceder a ellos por la ocupación israelí, que se apropia, no sólo de nuestra tierra, sino de nuestros cuerpos y nuestro destino. El pueblo no puede tolerar esta injustica. También somos humanos.


Fuente: http://www.huffingtonpost.com/mohammed-suliman/gaza-die-dignity-open-air-prison_b_5627590.html