Este fin de semana se dio a conocer la Cartilla Moral. En un acto con adultos mayores, el presidente López Obrador presentó lo que por meses y meses se anunció como la Constitución Moral. Al final, el nuevo gobierno (de apenas mes y medio de antigüedad, recordémoslo) decidió no elevar a nivel de carta magna una serie de puntos muy necesarios para tener en cuenta en estos momentos en nuestro país.
Es inegable la descomposición social y la crisis de derechos humanos en que estamos envueltos. Parece más que necesario retomar ciertos valores referentes al prójimo, la naturaleza, la patria, etcétera. Para ello, López Obrador recuperó un texto del escritor Alfonso Reyes dedicado a los estudiantes mexicanos, y publicado originalmente en 1944. La Cartilla Moral de AMLO no es exactamente el texto escrito por Reyes. Es, podemos decir, una adaptación. Y como toda adaptación, tiene sus problemas. Aquí les contamos algunos de los vicios y virtudes de la Cartilla Moral.
Como mencionamos antes, la descomposición social que vivimos paraciera ser motivo suficiente para replantearnos nuestros principios morales. Quizá lo primero que tenemos que atender es nuestro absoluto desconocimiento de qué es la moral. Miles de páginas que se han dedicado a discernir qué es el bien y qué es el mal. Pero en términos prácticos, podemos decir que son las normas de convivencia de una comunidad.
Entre la corrupción y la impunidad en la que vivimos, vale la pena replanetarnos esos principios. Está comprobado que, por ejemplo, un país que se percibe como corrupto tiende a ser más corrupto, y visceversa. En ese ámbito es una muy buena idea la publicación de los principios morales.
Nadie niega la maestría de Alfonso Reyes. Es uno de los grandes escritores mexicanos y pensadores de eso que llamamos patria. Pero recuperar un texto publicado en 1944 tiene sus bemoles. La Cartilla Moral en muchos sentidos es un texto de su tiempo. Mucho se ha criticado el carácter religioso del ensayo. Si bien, la versión del gobierno mexicano elimina las referencias directas al cristianismo, las nociones de bien y mal están empapados de esa doctrina.
Si de todos modos se adaptó el texto, ¿no habría sido mejor retrabajarlo y no publicarlo bajo el nombre de Alfonso Reyes?
Otra crítica que está recibiendo la Cartilla Moral es que el texto se refiere únicamente al “hombre”. Es decir, utiliza “hombre” como equivalente a “ser humano”. Al igual que en la imagen del Gobierno de México, la mujeres quedan relegadas, aunque ahora sí incluyeron a una en la protada. Y esto va más allá del lenguaje incluyente, la Cartilla Moral recupera una idea tradicional cristiana de familia y de pareja que ya se contrapone incluso a la Constitución.
La justificación del gobierno es que es un texto que se publicó a mediados del siglo pasado, pero si le metieron mano al texto original, ¿no podían también incluir algunas correcciones importante?
Queda clarísimo que al nuevo gobierno le gustan los símbolos. Desde la iconografía de la Cuarta Transformación, se están ensalzando varios personajes que representan lo que queremos recuperar. Sin duda Alfonso Reyes es un intelectual que siempre hay que tener a la mano, pero de su extensa obra, ¿era absolutamente necesario recuperar la Cartilla Moral?
Si el texto formará parte de los materiales de actualización para los maestros, hay una inmensidad de obras de Reyes que ser pudieron recuperar. Por cierto, aquellos que andan por Twitter haciendo gala de su ignorancia y preguntando que quién es ese Alfonso Reyes, sólo les decimos: “No lo haga, compa”.
Quizá lo más inexplicable de todo esto es ¿por qué se recuperó un texto ya publicado? A finales del año pasado, se anunció con bombo y platillo al Comité para la elaboración de la Constitución Moral. Verónica Velasco, José Agustín Ortiz Pinchetti y Enrique Galván Ochoa fueron los designados. Y todo para que un mes después la elaboración se redujera a un resumen (con sus bemoles) de un texto ya hecho. ¿De verdad el comité no pudo salir con algo mejor? Es más, el dichoso comité no fue ni para escribir una introducción. ¿Cuál fue el sentido de esto?
Así es, muchachos y muchachas, hay que leer la Cartilla Moral. Pero como toda obra, hay que leerla de manera crítica. Y por crítica no estamos pensando en las babosadas que se están publicando en redes. Pensemos en qué nos dice un texto de su tiempo a estos tiempos nuestros. También de lo que hemos hecho mal se puede aprender, y mucho.
Pueden leer la Cartilla Moral de Alfonso Reyes aquí, y la del Gobierno de México aquí.