“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Herman Melville, Moby Dick
Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.
Saffire
The Uppity Blues Women
por Ana Martínez de Buen
@Anamdb
¿Qué sucede cuando un grupo de mujeres de mediana edad, distintas etnicidades y preferencias sexuales se juntan a cantar blues a finales de los 80? Relámpagos en muslos de trueno, eso sucede.
Ann Rabson había estudiado canto y guitarra desde muy joven, pero fue hasta cumplir 35 años que aprendió a tocar blues en el piano de manera autodidacta. Vivía en Fredericksburg, Virginia, donde trabajaba como programadora de computadoras y maestra de guitarra. En 1982 comenzó a darle clases a Gaye Adegbalola, bióloga, activista política y parte del movimiento Black Power. Dos años después, decidieron formar Saffire- The Uppity Blues Women con Earlene Lewis, quien sería reemplazada por Andra Faye en 1992. Las tres cantaban, Ann tocaba el piano, Gaye la guitarra y Andra el contrabajo, la mandolina y el violín.
Los tiempos de estas mujeres llegaron a un ritmo que ahora nos resulta extraño, casi ajeno, como si viviérmos una cuenta regresiva que no termina en la tumba, sino en la cuarta década. Ahí se detiene un cronómetro -más veloz e inmisericorde si se es mujer– indicando que ahí donde estamos es el punto más alto del camino y lo hecho hecho está, a lo demás hay que renunciar. Pero no, estas preciosuras nos cantan sobre una esencia vital deliciosa que continúa. Con todo el cachondeo y doble sentido del tradicional vaudeville, la canción “Middle Age Blues” habla de cómo desean encontrar a un hombre joven, porque da igual la experiencia cuando se tiene gran potencia.
Sus canciones son un disfrute total que invitan a bailar y contonearse entre carcajadas. El buen humor y el ritmo refuerzan los mensajes que parecen ligeros pero son filosos, pues no necesitan aleccionarnos con regaños sobre la importancia de la visibilización. Porque una tonada pegajosa que haga homenaje a Dolly Parton probablemente transmita mejor el mensaje: BITCH stands for: Being In Total Control of Herself… We’re in the business of changing definitions, so the next time somebody call you a bitch, you say “thank you very much”.
En 2009 anunciaron su amigable separación. Gaye y Ann probaron un poco de suerte como solistas, sin aspiraciones de grandeza, sólo por el gusto de continuar en la música. En el 2013 Ann falleció después de una larga batalla contra el cáncer. Sus lecciones musicales blueseras se pueden encontrar en su sitio web.
Madre, esposa, divorciada, activista, lesbiana, maestra del año, músico, feminista, cachonda e irreverente, etiquetas que podemos ponerles sin chistar y que en cierta forma atinan a describirlas. Hay muchas formas de rendirle homenaje a mujeres que compartieron su disfrute y que hablaron fuerte y claro sobre replantear nuestro lugar en el mundo. Bailar y cantar en medio de la sala, sin miedo a nada, es una oportunidad de monumento para las Saffire, que de forma tan bella se apoderaron de espacios aparentemente deshabitados, con la dulzura y sensualidad de la miel que se acomoda en los rincones de un paladar.