“A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Moby Dick
Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.
Los Xochimilcas
Por Alejandro Guerrero
@elAleGuarrero
Es miércoles de #PecesSueltos y me llama la atención que hasta el momento aquí han desfilado un sin número de entregas dedicadas a bandas extranjeras, olvidando un poco que también nuestro país tiene lo suyo en cuanto a grandes exponentes de la música, que han sido “olvidados” por la gente y relegados por el “mainstream” para convertirse en bandas de culto.
Es así que hoy vamos a dedicar esta sección a explorar un poco la carrera de uno de los grupos más versátiles que ha tenido la historia de la música mexicana moderna.
En el origen fueron Los Xochimilcas.
Comprendo que para las generaciones más recientes, el grupo de Los Xochimilcas es más que desconocido. Hoy, a más de 40 años de distancia, es necesario destacar la aportación hecha por este cuarteto fuera de serie, revalorando la labor de un grupo que se adelantó a su época y, como suele suceder en estos casos, padeció la crítica de quienes no fueron capaces de comprender la profundidad de su basto talento.
Corrían los años 40 cuando la pandilla de deschavetados conformada por Francisco Gómez García (el Glostora) en el contrabajo, Francisco Martín Armenta Tornero en la trompeta, César Sosa (el Patiño) en el acordeón y Antonio Caudillo en la batería; se unió para amalgamar entre sus filas diversos géneros de la música vernácula y popular mexicana, con la nueva onda naciente del rock. Su inusual instrumentación fue el parte aguas que reivindicó al hasta entonces excluido acordeón (instrumento poco valorado en México), destacando igualmente por la inclusión de la trompeta que, hasta ese entonces, tampoco había sido considerada por los rebeldes chavos que comenzaban a rockear.
Fueron Los Xochimilcas, pioneros en la exploración instrumentativa del rock, así como de las posibilidades estéticas del performance durante sus presentaciones. Inspirados en los indios tapujas, su estrambótica indumentaria se caracterizaba por emular al cliché del mexicano de mitad de siglo XX. Un gordo macho y bigotón excedido de adrenalina, golpeaba tambores y platillos como poseído. El bajo era domado por un flaco vestido de manta que representaba un indio ladino lleno de picardía. Otro flaco tocaba el acordeón y el trompetista se enfundaba en un gigantesco sombrero de paja, de esos característicos de la época que hoy en día solo vemos desfilar por las calles en 16 de septiembre o cuando juega la selección y que, sin duda, también es clara señal de que ahí donde se porta hay pachanga y despapaye.
El singular estilo de este pacheco cuarteto se caracterizaba por su falta de seriedad, lo que no quiere decir que hayan sido una agrupación que no tocara bien, sino todo lo contrario. Los Xochimilcas eran excelentes músicos y se desempeñaban con gran calidad en la interpretación de diferentes estilos y géneros musicales; del blues al rock pasando por el boogie-woogie, algunos temas jazzeros, uno que otro twist que se combinaban con ritmos más latinos como el chachachá, el merengue, la cumbia y hasta el danzón.
https://youtu.be/ihW4yTtmA9E
Coronados con su look de vanguardia, podríamos estar hablando de una troupé de comediantes al estilo de los hermanos Marx, pero de petatiux. Las rutinas de el Gordo y el Flaco les quedaban guangos pues en el conjunto se duplicaban las dosis: dos gordos, dos flacos. El acordeonista siempre aparentaba estar de mal humor. Era el patiño, la eterna víctima de las travesuras del personaje tragicómico. El baterista, siempre anclado por su instrumento, desbordaba energía y con frecuencia estaba del lado del personaje travieso. El trompetista era el típico genio musical: muy inspirado pero también muy distraído. El peso de la comicidad estaba a cargo del bajista. Este personaje era del planeta de Régulo y Madaleno pero con una diferencia notable y distintiva: era GAY… y sí, también en esta faceta Los Xochimilcas se adelantaron a su tiempo, pues, en esa época la cosa era distinta y no era tan fácil andar por la calle así como así disfrutando la propia sexualidad holgadamente.
Sin duda, estos guerreros de las riberas e islotes de la Venecia mexicana lograron trascender en la historia gracias a su apertura creativa, la cual se puede resumir con una palabra: Fusión; además de sus cautivantes habilidades performáticas, resultan en una agrupación de artistas bastante completa.
Podemos pues resumir el legado de estos genios locos en los siguientes rubros:
–Fusión del rock and rol con otros géneros populares.
–Se olvidaron del copete rockero tan de moda en ese entonces para lucir despeinadas y alborotadas melenas así como tiesos cascos al estilo Tizoc.
–Pioneros en la inclusión de la trompeta y el acordeón en el rock.
–Anticipados al uso de indumentarias estrafalarias sobre el escenario.
–Maestros del performance quienes incluyeron en sus presentaciones dinámicas tragicómicas que complementaban la música… artistas en toda la extensión de la palabra.
–Críticos mordaces de la sociedad, parodiándola de las maneras más exóticas.
Así pues, el impostergable rescate de esta parte de nuestra memoria cultural, hace imperante para las nuevas generaciones, acercarse a esta parte importante de nuestra historia pues, si dejamos que se pierda para siempre, ya nadie podrá explicar cómo llegamos al nivel en el que estamos ahora. Salú con pulque pues y que se mueran toditos toditos toditos toditos los feos… aunque me quede solo.