Este martes vivimos el regreso de Public Image LTD a la Ciudad de México. Y aquellos que no los vimos en su presentación pasada en El Plaza Condesa, pudimos confirmar por qué fue tan bien recibida la noticia de este segundo show que festejaba los 40 años de PiL en nuestros oídos.
Sí, había gente en el Pepsi Center WTC, pero no tan retacado como para no poder avanzar hacia adelante y esperar al momento correcto para que se armara el mosh pit o tal vez un pequeño slam y poderse integrar a los putazos, que hasta eso no fueron tantos como muchos lo imaginaron.
Ver en el escenario a estos británicos estos pioneros del punk por un momento fue como ver a tus tíos “rockeros” que no son igual que toda la familia y se quieren divertir a su manera.
El público del Pepsi Center WTC estaba justo a la medida de la banda. Algunos entrados en años, con ojos desvelados, postura algo cansada y muchas ganas de sacar tensión y frustraciones por medio de brincos y empujones. Algunos cantaban y se emocionaban con las canciones, aunque no había explosiones de emoción, gritos o desmadre como Rotten lo pedía. Tal vez era porque la gente estaba más concentrada en entender qué decía el gordito con ese acento inglés. Al no lograrlo y no entender la dinámica que él pedía que siguiéramos (gritar Fuck You varias veces y que sólo algunos lo cacharon), los asistentes siguieron moviéndose y algunos hasta imitando el estilo de John Lydon, que nunca dejaba de ¿bailar? ni de cantar/gitar muy a su estilo: potente, chingón, aunque tuviera que pausar por algunos minutos para tomar un poco de oxígeno y volver a darle.
Debo decir que durante todo el concierto, mi parte favorita era ver los mini bailes que se aventaba Lydon. Me parecía extremadamente divertido ver cómo se desvanecían las referencias al Lydon rudo que tenía en mi biblioteca mental, para remplazarlas por la escena del niñito regordete de Medio Oriente que bailaba en un video que se hizo viral. No es queja.
https://www.youtube.com/watch?v=BwZXMwJw4nc
Mientras, Bruce Smith pegándole chingón a la batería, Scot Fritt con su excelso bajeo y presumiendo un modelo de bajo que yo no conocía y le dio aún más estilo a lo que estaba haciendo en el escenario, y Lu Edmonds con su hipnótico buzuki (una especie de mandolina) y sus solos de guitarra, poderosísimos y recios, chingones. Mención honorífica al guardaespaldas/staff de PiL que estaba un lado del escenario bailando y disfrutando cada canción, contagiando a quien se diera cuenta que estaba ahí, detrás de una bocina.
A mitad de la noche, vivimos un momento #ClassicRotten. Lydon comenzó a tirarle pleito a un camarógrafo que grababa desde la consola. Pero no era un fan listillo que había logrado meter una cámara, era el encargado de documentar el evento y proyectarlo en las pantallas. A Lydon no le importaba eso y muy molesto, paró el concierto para mandar a la chingada al camarógrafo y de paso recordar que había pedido que no se grabara nada para que no hicieran nada con ese material, no venderlo, no negocios a costa de ello. Le molestó tanto que dijo que iba a hablar con los promotores para aclarar eso.
Ya después del desplante, continuó con su mero mole, los gritos, los pasitos de baile y el intento de hacer enloquecer un poco a los presentes que se movían y disfrutaban, pero parecía que no lograba que explotaran como él lo había imaginado. Tal vez en eso pudieron coincidir el vocalista y los asistentes: ir con expectativas.
16 canciones que pasaron por muchos momentos que los fans de PiL esperaban. Esos que se emocionaron cuando sonó “The One”, “I’m not Satisfied”, “This is not a love song”, “Rise” y el encore con “Public Image”. Dos horas de historia, ruido, y chingonería por ser siempre ellos, y seguir fortaleciéndose con los años, a pesar de los años, los achaques y los kilitos extras.
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Melissa Moncada – @missflirt
Fotos de Yiru – @yiruim