La pregunta no sobra ¿existe el stand up mexicano? El stand up es un género muy específico que parece estar buscándose un lugar en nuestro país, aunque los principios están un poco desdibujados. Como grandes seguidores del género, decidimos seguir la temporada completa del Stand Up Mostaza de Comedy Central para ver la oferta, reírnos un rato y, quizá, empezar a repensar el humor en México.
Por Óscar Muciño
@opmucino
Viñetas de Julián Cicero
@pizzafrianofm
Iniciaré con un arrebato de lirismo: el humor proviene de un zona donde confluyen la extrañeza y la familiaridad. La extrañeza que se nos revela como cercana o que en su exageración se transforma en algo cercano a nosotros; o la familiaridad que cuando se nos muestra por el filtro adecuado se transforma en algo lejano e inquietante. Todo esto sin olvidar que estas manifestaciones tienen como objetivo divertirnos y provocarnos risas.
Tanto Bergson como Freud al hablar de la risa y el chiste veían en esta manifestación artística un movimiento que iba del desconcierto al descubrimiento, de la rareza a la vinculación. La risa apela a los sentimientos que hemos conceptualizado como bajos o mundanos, los sentimientos que dentro de la gran gama emocional humana nos hemos dicho que nos son espirituales o de alta costura.
La primera extrañeza fue Ibrahim Salem, colombiano árabe que construye sus chistes jugando con lo heterogéneo de su origen. En su rutina se habla de las confusiones entre el acento árabe y su combinación con el hablar gangoso. O las confusiones cómicas que provoca el hablar con las b en lugar de la p. Páginas contra Váginas. O las ssss finales de las palabras que transforman singulares en plurales.
La extrañeza también proviene de contextos, por ejemplo, Ibrahim varias ocasiones que está gordo y hace chistes con ellos, sin embargo, yo lo vi radiante en su peso, tal vez porque vivo en uno de los países con mayor índice de obesidad, yo mismo me veo y me reconozco más gordo que él. Aún así sus chistes son efectivos, porque a pesar de que en él no veo sobrepeso, sus bromas se vuelven familiares porque uno convive a diario con la obesidad. Finalmente, comentar que en muchos momentos la extrañeza de Ibrahim deviene en disparate lo cual está bien, lo cual nos hace carcajearnos.
En el show de Olga Sana (personaje de la actriz Bettina Salazar) uno va encontrando la familiaridad de la comicidad que hemos consumido durante mucho tiempo, basada en los chistes subidos de tono, de carácter sexual y en el personaje de la “india”. Sin duda ella es más cercana al show de centro nocturno donde se cuentan chistes. La delatan los efectos de sonido que utiliza y que salen sobrando pues no refuerzan su rutina. En el escenario hace distinción entre los millennial y los baby boomers, y uno discierne que ella está más dirigida a los segundos. Sin embargo, dentro de esta gama de humor se cuelan chistes que ironizan la falta de cultura de nuestro presidente, algo que no había ocurrido con otros comediantes pasa con ella.
El plato fuerte de este viernes fue Fredy Navarro, el Regio, hombre de Monterrey cuya rutina va desde las diferencias entre chilangos y norteños, hasta chistes sobre los ridículos que debió pasar Jesús con su madre quien seguramente presumía sus milagros con otros adultos. Estos temas son familiares en los shows de comedia, pero el chiste no es tema sino fondo, los temas ya abordados por otros comediantes con él adquieren su propio cariz. Fredy tiene entre sus armas muchísimos juegos vocales: imita voces, adquiere un tono de predicador, gesticula, hace pausas que enfatizan sus momentos cómicos. Todo esto ayuda a que los chistes se vuelvan risas.
Muchos de los monólogos que hemos presenciado el repartidor Julián y yo han ahondado en muchos temas familiares (edad, particularidades chilangas, soledad, sexo) que tal vez sean los temas que en este país, o por lo menos en esta ciudad, consideramos los más divertidos, los que nos hacen carcajear, porque a pesar de las recurrencias temáticas siempre el público ha reído. No sé si el stand up mexicano deba o quiera parecerse al del otro lado de la frontera, lo que sí es que conserva una raíz muy “mexicana” que en muchas ocasiones pareciera impedir que se construya humor ahondando más y más en la extrañeza, en aludir a zonas que comúnmente no asociamos al humor y eludir toda la educación humorística que tenemos, aunque esto signifique no hacer reír sino sólo sonreír y reflexionar.
PD. Quiero confesar un sueño cumplido, pues durante mucho tiempo he sentido una atracción amorosa y libidinosa por Olga Sana, desde aquellas mañanas en las que despertaba para verla en televisión. Y afortunadamente ahora puedo decir que tengo una foto con ella, donde nos abrazamos efusivamente, tengo pocos amores televisivos y nulas fotos con esos amores, por ello mi entusiasta regocijo. Desde aquí un agradecimiento a su buena voluntad y un sincero deseo que su recuperación tras la enfermedad sea lo más pronta.
No se pierdan mañana a