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#PecesSueltos presenta: Giles Corey

Giles Corey

A Loose-Fish is fair game for anybody who can soonest catch it.” Herman Melville, Moby Dick

Si la música se parece al mar, y lo habitamos todos, hay especies raras, que se ven poco y extraña vez son capturadas. Aquí surcamos las olas para hacerlos más evidentes.

Giles Corey

por Anabel Aguirre – @_anabelaguirre

El proyecto Giles Corey de Dan Barrett lleva el nombre de un granjero norteamericano que fue acusado de practicar brujería junto con su esposa durante los juicios de Salem. Lo torturaron durante tres días para que confesara, pero él no se declaró ni culpable ni inocente. Lo aplastaron hasta la muerte con rocas.

Además de la música, el disco homónimo incluye también un largo texto en el que Barrett escribe sobre la muerte y el suicidio. Además, cuenta la historia de un hombre llamado Robert Voor, un filósofo demente que se volvió líder de un culto. No hay mucha información sobre este personaje en línea. Parece que todo lo que Barrett leyó acerca de él fue en libros viejos y raros cuando devoraba páginas en su depresión buscando una razón para vivir. Pero no hay certeza al respecto, quizá se lo inventó todo. Esta ausencia de información sobre Robert Voor y su culto lo vuelve todo un poco más interesante, quizá más siniestro también.

Uno de los rituales del culto, supuestamente, es colocarse el Voor’s Head Device (dispositivo para la cabeza), que consiste en una bolsa, de preferencia oscura para que impida el paso de la luz, con hoyos pequeños que permitan un leve paso de aire; encima se coloca otra bolsa, esta última de tela, todo para inducir una ligera asfixia que conlleva alucinaciones. Barrett usó el Voor’s Head Device y posteriormente intentó suicidarse. De hecho, se pueden escuchar grabaciones de ello en la canción que abre el disco Giles Corey: “The Haunting Presence”. Barrett no tiene recuerdos muy claros de la experiencia, pero la grabadora captó una hora de lo que pasó mientras tenía ambas bolsas sobre la cabeza.

Una experiencia salvaje

Este disco es una fina y compleja composición y yuxtaposición de sonidos: grabaciones de campo —entre ellas su agonía mientras se asfixiaba—, viejas grabaciones de radio, guitarras, ruidos, drones (clústers tonales y sonidos sostenidos), pianos, coros dramáticos, reverberaciones exageradas, shoegaze, un par de momentos de balada acústica —basta escuchar “Blackest Bile“—; es en extremo variado, pero de algún modo tiene mucho sentido como un todo.

Me atrevería a decir que los cambios de ritmo, textura y la cuidadosa construcción de atmósferas corresponden perfectamente a una extraña musicalización de la depresión, de la desesperación. Diría también que el disco entero es una experiencia en sí mismo —una experiencia salvaje— y que abarca un enorme espectro de emociones, oscuras todas. “Nobody’s Ever Going To Want Me“, por ejemplo, es repetitiva y va acumulando tensión  hasta que de pronto explota, pero no hay alivio sino hasta el final, cuando regresa el silencio tras haber dicho al menos diez veces que ‘quiere sentirse como se siente cuando está durmiendo’.

Creo que es un disco honesto, con momentos suaves y etéreos que no diría que corresponden a esperanza alguna, sino a un momento de fatiga que viene tras sentir demasiado durante mucho tiempo.

Entrever el dolor

Giles Corey es un disco que puede transmitir mucho por sí mismo. No necesariamente necesita apoyo del texto que lo acompaña, pero sí le da otra dimensión. Dan Barrett tiene una fijación con el ocultismo. Incluye “fotografías de espíritus” que pretenden confirmar la existencia de fantasmas, y otras fotografías de paisajes, todo en blanco y negro. 150 páginas de vómito de bilis negra que nos dejan entrever el dolor y devastación de una persona. Aquí un fragmento del texto:

Knowing that an individual death is meaningless—any individual death, especially your own—that you are not a person, but a statistic—and noticing, more each day, the countless deaths that occur around you—of other people, of animals, of insects, of the sick and infirm, of accident victims, of plants ripped from the earth and worms crushed beneath the blades of plows—of authors in their rooms, scribbling out desperate words in the backs of books no one will ever read—even the shattering of molecular bonds, the disintegration of atomic structures, happening in every moment, millions in each nanosecond, everywhere—this is Deathconsciousness—and It begs the question: What is the point?’

(Saber que una muerte individual carece de sentido —cualquier muerte individual, especialmente la propia— y que no eres una persona sino una estadística, y darte cuenta de ello un poco más cada día; las incontables muertes que ocurren a tu alrededor —de otras personas, de animales, de insectos, de los débiles y enfermos, de las víctimas de accidentes, de las plantas arrancadas de la tierra y los gusanos aplastados bajo los arados; de escritores en sus habitaciones, que garabatean palabras desesperadas en las últimas hojas de libros que nadie leerá jamás— hasta la destrucción de enlaces moleculares, la desintegración de estructuras atómicas, que pasan en todo momento, millones en cada nanosegundo, en todos lados, esta es la consciencia de la Muerte y plantea una interrogante: ¿cuál es el punto?)

Escuchen el disco de principio a fin. Sin pausas aquí.


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