Morir a cachos
El vértigo: los vértigos
Excitada como estaba por la notoria, notable presencia del afilado rostro de ese hombre ahí, no se dio cuenta de la nariz caída por el vértigo de la lepra, por el vértigo del orgasmo.
Perreo
Como si fuera un péndulo en toda su blancura oscila, oscila, baja, baja y ya no miro más mientras mi boca, mi lengua, mi voz, mis voces, anfitrionas del baile como maestras de ceremonias, le dan la calurosa bienvenida.
Rubí
Ladra, intenta morder con sus diminutas como horrendas fauces. Con alaridos la escuincla berrinchuda orilló a sus padres a que se lo obsequiaran y a cambio propuso el sacrificio del gato que poco caso le hacía. Lanzaron, como con otras diarias cosas, el cadáver del felino a mi jardín. Al día siguiente llegó eso. No calla. Compite con la niña en decibeles. No sé si es hembra o macho. Lo nombraron Rubí. La í gritada siempre es larga. Siempre.
Alain Derbez – @Alain_Derbez
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