Giorgio Gaber: terror de los tibios
En los últimos meses ha habido en el mundo una preocupación generalizada por la polarización. Que cada vez más países están más divididos, que si las sociedades fragmentadas, que si la empatía entre las personas se ha perdido para siempre. Y es cierto. Aunque también lo es que el miedo a la polarización ha dado pie a un grupo de individuos que buscan no sólo no caer en los extremos sino conciliar todas las posturas. Lo muy complejo de eso es que en aras de hacer caber todo, los argumentos quedan un poco vacíos. A esos seres equilibrados y equánimes dedicó su obra el gran Giorgio Gaber.
Giorgio Gaber fue un actor y cantante italiano que inició su carrera a finales de los años 50. Fue uno de los pioneros de rock and roll en Italia, y una estrella de la televisión con programas musicales y cómicos. Alrededor de los años 70, creó un nuevo género llamado teatro cantante en que dejó salir su vena política más profunda en grandes obras a las que nunca les faltó el buen humor.
Algunos, no todos
“Diálogo entre una persona comprometida y un “no lo sé“, “Libertad obligatoria” o “El conformista” son sólo algunas de las obras en las que Giorgio Gaber denunciaba la deshumanización de los individuos en el mundo capitalista. Pero también criticaba la falta de una postura o, como diríamos ahora, la tibieza de los argumentos.
Giorgio Gaber mantuvo una larga carrera en el teatro durante décadas. En los años 90 presentó una de sus obras más celebradas. “Algunos eran comunistas” es una pieza que bien puede pertecener a un militante trasnochado, que a uno “vendido”, un desilusionado o simplemente a uno que creció para ser una persona de bien. Es casi un stand up. Gaber se cuestiona a sí mismo, y también a toda su generación. Y, si somos serios, a generaciones futuras que ven la indefinición política como una causa en sí misma.
Gaber se mantuvo en los escenarios hasta su muerte en 2003 a causa del cáncer. Su último disco, Mi generación ha perdido, queda como un testamento que bien pudiera decir: que se mueran los tibios.