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La marcha más grande de Chile. Una hermosa resistencia

Quién iría a pensar que unos niños evadiendo en masa el metro por el alza de 30 pesos, hicieron estallar a la sociedad chilena. Porque podemos hablar transversalmente, niños, jóvenes, adultos y ancianos son parte de este nuevo Chile.

La rabia y el descontento viene de mucho antes. Hemos sido asaltados por ley en diferentes ámbitos de consumo primario: luz, agua, gas, educación, salud. Alimentamos a un sistema neoliberal basado en el capitalismo salvaje, adoptado el año 80 en nuestra constitución,  y que no ha sido modificado desde ese entonces.

Los ciudadanos nos cansamos. Llevamos ante los ojos de nuestros compatriotas y del mundo entero esta desobediencia civil colectiva y organizada. Exigimos sólo una cosa, que nos devuelvan la dignidad. Con esta resistencia conseguimos, marcar un precedente histórico en el devenir del país. Porque eso es lo que somos en este momento: UNA HERMOSA RESISTENCIA.

A pesar de las intimidaciones públicas por parte del gobierno a través de la televisión, que también se ha coludido con este pseudo régimen. Durante estos 7 día, los medios no han dado números exactos de detenciones ilegales, disparos a mansalva, torturas, asesinatos y desapariciones. A pesar de un toque de queda que es irrisorio, hemos continuado, y cada día con mejor y mayor fuerza.

La marcha más grande de Chile

El día de hoy 25 de octubre, la cita era a las 17 horas en Plaza Baquedano, lugar en dónde hemos celebrado los más grandes hitos deportivos de la historia moderna de nuestro país. Pero ahora se convirtió en una trinchera de lucha, como la “Marcha más grande de Chile“. Ahí combatimos con honor la represión de las fuerzas de orden mayor y policías de nuestra patria contra los mismos que juraron ante una bandera que nos protegerían. Al contrario, ahora defienden los intereses del gobierno de criminalizar este movimiento, pero nuestra consigna es pragmática: Piedra contra bala.

Hoy hicimos historia. Más de dos millones de chilenos salimos a las calles de Santiago de Chile e inundamos la ciudad con pancartas, afiches, gritos y cánticos, en busca de un nuevo futuro, exigiendo fin al lucro general por parte de los estamentos gubernamentales. Chile despertó, tras un letargo de 30 años. Y que no nos vengan a decir que no es la forma, Michimalonco incendió Santiago por recuperar sus tierras  y ese mismo fuego es el que nos ha llevado a esto. Es nuestro fuego interior, que queramos o no todos llevamos dentro, y del que, por mi parte, estoy orgulloso desde niño.

Salimos a recuperar lo que nos robaron, lo que siempre nos perteneció, con una lucha que se convirtió en tema mundial. Porque eso somos los chilenos. Y queríamos los ojos del mundo sobre nuestra lastimada patria, que ha sido fracturada con matanzas, desastres naturales, incendios y una dictadura que aún no olvidan nuestros padres, primos, tíos y abuelos y muchos otros que aún no aparecen.

Un nuevo destino

Esta lucha le pertenece a todos ellos que dieron la vida por un nuevo destino a nuestra realidad. A todos quiénes han muerto por no tener una salud digna, a los niños del SENAME que han sido abusados y asesinados de manera impune, a los detenidos desaparecidos de la dictadura de Pinochet, a los que se tienen que levantar a las 4 am para poder llegar a sus trabajos, a las familias que no llegan a fin de mes porque los sueldos son una vergüenza, a los adultos mayores que reciben pensiones de hambre, a los estudiantes endeudados por un sistema de educación superior basado en el lucro. A todos aquellos que han sido asesinados en el Wallmapu. A ti, Camilo Catrillanca, por ti también es esta lucha, porque fuiste asesinado de la manera más horrorosa por este gobierno. Y a tantos otros que hoy están siendo asesinados impunemente por la ambición de poder.

A todos los chilenos que hoy estuvieron en Plaza Italia y en lo más recóndito de esta angosta y larga faja de tierra luchando, les digo: cambiamos, estamos haciendo historia, no teníamos nada que perder y demostramos que tenemos todo para poder ganarlo. Que nada apague el fuego interior que llevan dentro, porque ese mismo fuego de esperanza y resistencia nos llevará a ser lo que siempre merecimos ser: Un pueblo unido que jamás será vencido.

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Texto y fotos de José Miguel Araya – @josemiguelaraya