Todos lo creíamos imposible, pero lo lograron: la Asamblea Constituyente cumplió con el plazo y aprobó hoy, 31 de enero de 2017, la primera Constitución de la CDMX. Estas últimas semana discutieron y aprobaron los más de veinte artículos faltantes para estrenar la Carta Magna capitalina justo en el umbral del centenario de la Constitución Federal. Con la aprobación de la Constitución capitalina nos despedimos, oficialmente y para siempre, del amado Distrito Federal. Ahora los capitalinos nos regiremos por 71 artículos y 39 transitorios que se convertirán en leyes secundarias.
Aprovechando que son menos que los artículos de la federal, estaría bueno que ahora sí conociéramos nuestros derechos, sobre todo por aquello de que la Asamblea Constituyente estuvo medio amañada y no nos vayamos a amanecer el 17 de septiembre de 2017 con algunas agrias sorpresas.
Aquí les dejamos 8 puntos que debemos tener en cuenta todos los capitalinos sobre la Constitución de la CDMX.
* Revocación de mandato, juicio político y fuera fuero
Primero lo primero: una de las buenas noticias de la Carta Magna de la capital es el mayor empoderamiento de los ciudadanos, al menos en papel. La Constitución dicta que los ciudadanos podrán solicitar la revocación del mandato tanto del Jefe de Gobierno como de los alcaldes (antes delegados), una vez que los funcionarios hayan cumplido al menos la mitad de su mandato, y el 10 % del padrón electoral lo solicite. Para la revocación se recurrirá a métodos como el plebiscito o la consulta ciudadana, en ella deberá participar al menos el 40% del padrón y si el 60% de quienes participan lo aprueba, el funcionario público será destituido. Parece mucha matemática, pero en realidad no los es tanto: si, aproximadamente, 1, 776, 000 ciudadanos lo piden, el gobernante se va. Otro motivo de destitución es una violación grave a la Constitución local o el uso indebido de recursos públicos, delitos por el que el funcionario público enfrentará juicio político. Y deberá enfrentarlo porque, como dicta el art. 72, “en la Ciudad de México no hay fuero“.

* Ciudad habitable y gobierno eficiente: la carta a los Reyes
Si una constitución es en gran medida una carta de deseos y principios, hay dos elementos de la recién estrenada que, sospechamos, se quedarán en buenas intenciones. Y no es que seamos pesimistas, pero al echarle un ojo a los artículos 12 y 18 nos cuesta tener fe. El primero dicta que los capitalinos tenemos derecho a un gobierno eficiente, a una buena administración pública y a tener servicios públicos de calidad, eficaces y eficientes. Claro que lo que no se especifica es cómo se va a lograr eso, ni los procesos de control y rendición de cuentas con los que contaremos los ciudadanos. Por otro lado, el art. 18 trata de una ciudad habitable, es decir, que tenemos derecho a la movilidad, la convivencia, el entretenimiento y el ocio, todo garantizado por una jornada laboral razonable. La pregunta obvia es ¿razonable según quién? En fin, el camino al infierno, y al trabajo, además de ser en promedio de 1 hora, está también plagado de buenas intenciones.

* Derechos fundamentales: ni un paso atrás
Matrimonio igualitario, derechos reproductivos y sexuales, eran derechos que todos vimos en riesgo con la conformación partidista de la Asamblea Constituyente. Por fortuna, derechos conquistados como la interrupción legal del embarazo, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la no discriminación sexual ya son constitucionales. Ahora habrá que exigir la correcta defensa de esos derechos y que el gobierno capitalino se encargue de garantizarlos ante embestidas intolerantes del Frente Nacional por al Familia, los médicos conservadores del sector salud, la Arquidiócesis mexicana y un largo y penoso etcétera.

* ¡Ah mira, la CDMX tiene indígenas!
Tras más de 900 asambleas con la con los Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes, se aprobó constitucionalmente que las comunidades originarias tienen autonomía política, social, económica y cultural. La Ciudad de México quedó definida como un territorio pluricultural, plurilingüe y multiétnico. ¡Al fin! A alguien se le ocurrió pensar no solamente el de los pueblos originarios de la capital sino también en el gran número de indígenas residentes en la ciudad. Los pueblos y comunidades originarios tendrán derecho a partidas presupuestasles y medios de comunicación específicos. Otro punto importante es la protección de cultivos como el maíz, frijol, amaranto, calabaza, nopal y chile, que no son suceptibles de apropiación de empresas privadas, y deberán ser protegidos de otros cultivos genéticamente modificados. Esta serie de artículos es histótorica en nuestro país, y de verdad debemos exigir que no pasen a la categoría de carta a los reyes.

* Desarrollo Urbano
La controvertida y malentendida ley de la propiedad privada quedó fuera de la Constitución. Que en realidad no era de la propiedad privada, sino que obligaba a las inmobiliarias (que no a los propietarios) a pagar una cuota sobre compraventa de bienes raíces y derechos de construcción para obras de desarrollo urbano. Éste fue uno de los últimos temas en discutirse y en desecharse. En temas de desarrollo urbano también quedó fuera la prohibición de la gentrificación, así como los cambios de uso de suelo y el ordenamiento territorial. Al final, la discusión de estos temas se dejaron de lado pues, como bien lo dijo Alejandro Encinas, habrá un litigio sea cual sea la determinación de la Carta Magna. Quizá veamos más pronto de lo que pensamos una propuesta para reformar la recién nacida Constitución.

* Representantes y gobierno de coalición
Si bien la Constitución capitalina entrará en vigor el 17 de septiembre de este año, la parte que refiere a elecciones será vigente desde el momento en que se publique en el Diario Oficial de la Federación. Aunque hay varios detalles que definir respecto a la estructura de gobierno de la capital, lo que quedó ya establecido es que los actuales delegados no podrán aspirar a participar en la primera elección por las alcaldías en 2018. Igualmente, se determinó que el Congreso local estará constituido por 66 diputados, 33 de elección polpular y 33 plurinominales, lo que impedirá que algún partido tenga la mayoría absoluta. Los diputados titulares y suplentes deberán ser del mismo género para garantizar la equidad en la conformación. Finalmente, quedó estipulado en la Constitución que están permitidos los gobiernos de coalición tanto para contender por la jefatura de gobierno, como por el poder legislativo. Si el 2018 pintaba para tener elecciones interesantes, la pelea por la capital sin duda le pone un nuevo sazón.

* Constitución histórica, plural ,¿diversa?
No sobra decirlo, en muchos sentidos, esta primera Constitución de la CDMX es histórica. Logró, pese a mucho pronósticos, reinvindicar exigencias ciudadanas de muchos años. Sin embargo, no hay que olvidar quién nos hizo esta Constitución. Mucho se habló de lo sucia que fue la conformación de la Asamblea Constituyente, la manera alevosa en que los tres partidos principales se comieron el pastel, y a eso responde en muchos sentidos la Carta Magna. Ejemplos como el que se eliminó el derecho a la vida digna porque el PAN quería abrir una ventana para la prohibición del aborto, no son pocos. El hecho de que actores, periodistas, personajes de la sociedad civil estuvieran en la Constituyente no bastaron para quitarle el tinte partidista al proceso; los intereses políticos causaron incluso la salida de algunos diputados que calificaron de falso el proceso legislativo. La Asamblea quedó a deber en eso de una Constitución de ciudadanos para ciudadanos. La pregunta ahora es ¿cómo nos apropiaremos de estos derechos otrogados, cómo defenderemos los que quedaron fuera?

* Ciudadanos de la capital, sean felices
Lo dice la Constitución: la CDMX es una ciudad feliz. O al menos eso buscan garantizar las leyes aprobadas. Y no sólo eso, en el peleado preámbulo de la Carta Magna se establece que ésta es fruto de la organización cívica y de la resistencia histórica contra la opresión. Lo más importante no es celebrar la Historia, es hacer que los derechos ahora consagrados no sean letra muerta, sino exigencia a nosotros mismos.

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